Las dos caras de Amelia

Capítulo I Recuerdo del pasado

                             Actual Presente 

Bogotá –  Colombia 

Amelia tomaba una copa de licor y lo acompañaba con  un cigarrillo, su  mirada estaba perdida en lo poco que se podía ver de la ciudad, se apoyó en las barandas de el balcón, entre lagrimas y un sorbo tras otro se perdió entre recuerdos. 

Vagando entre sus pensamientos, recordó la mañana de ese pasado oscuro y doloroso dónde todo comenzó...

 

NARRACIÓN DEL PASADO 

 

 Esa mañana  jugaba con sus hermanos, corrían  de un lado a otro, veía a sus padres abrazados demostrándose el  amor que había entre ellos, recordar la dulce voz de su madre. 

 – ¿Niños? ¡Ya vengan a desayunar!. Les aviso 

Corrieron en una apuesta que hicieron haber quien llegaba de  primero. 

– ¡El último lava los platos!, Gritó su hermano mayor.

 Amelia cayó haciéndose una pequeña herida en su rodilla... 

Sarah se acercó a ella en compañía de Pablo su esposo, lamentó la caída de su pequeña hija, su padre la cargó  entre sus brazos.

 – ¡No llores Amelia!, curamos un poco la herida con alcohol y sanará. Dijo su madre, seguido de un beso en su frente, luego limpio sus mejillas  

Joel su hermano mayor de 9 años, se acercó bromeando... 

 – ¿Que le pasó Amelia?, Hizo gestos en su rostro  sorprendido  –¡Ah le van a salir gusanos!, ¡Que mal Amelia! 

Rieron divertidos, no tomaron enserio su comentario ya que es un niño quisquilloso, muy diferente a David su hermano de 7 años, es muy tierno, protector y cariñoso 

 – ¡Que cosas dices Joel! ¿No le dirán nada por fastidiar a Amelia? Bufó molesto...

 

Estaban todos sentados en el comedor,  parloteaban y bromeaban, por la caída de su hermana Amelia. 

 – ¿No te cansas Joel?, Bufó la pequeña con su tierna voz

 – ¡Ya basta Joel!, Apoyo su padre – ¡Déjala en paz!

Sonó el teléfono y Pablo  se levantó del comedor.

 – Yo atiendo amor. Le dijo a su esposa al ver que ella iba a ponerse en pie, besó su hombro como muestra de cariño

– Buenas tardes. Dijo al levantar el teléfono. 

Su rostro se tensiono al escuchar la voz en la otra línea, miró hacia el comedor, Sarah lo miró con extrañes, él ladeó su cabeza y miro a otro lado de inmediato, pero ella no fue la única que lo había notado, sus hijos también lo percibieron. 

Se llevó a la boca un vaso de agua, carraspeó antes hablar 

 – Esperen un momento niños, ya volvemos, hablaré un momento con su padre.  Se levantó de su asiento 

 David miró a su hermano Joel.

 – Parece que  a ocurrido algo, Susurró – ¿Si has notado como están mis papás?. Dijo algo preocupado 

 – Pues son adultos, resolverán sus cosas. Respondio Sin importancia, pero fue todo lo contrario, joel sí había notado la tensión en sus padres, solo que no quería asustarlos o peor aún preocuparlos. 

 Amelia se llevó el vaso de jugo a la boca  

– ¿Papá estará enfermo Joel?. 

 – ¡Amelia que cosas dices!, ¡Por supuesto que no!, terminemos de comer y vallamos al jardín, sugirió como el hermano mayor que era, quería distraerlos, sabía que estaba pasando algo, el rostro de sus padres lo decía...

 

Sarah se acercó a Pablo.

 – ¿Que ah pasado Pablo? ¿Porque tienes esa cara?. Preguntó angustiada 

El negó 

– Nada cariño, despreocupate, Respondió Indeciso mirándola a los ojos.

Ella frunció el entrecejo 

– ¡No me mientas, se que pasa algo! ¿Que está pasando?, Lo acechó  

Suspiro profundo, paso su mano por su frente y exhaló algo pesado...

 – No puedo ocultartelo, respondió – Jhon... Salió de la cárcel, no encontraron pruebas en su contra.

 Sarah se sorprendió, llevo su mano derecha a su pecho, sentía que el aire que respiraba no llegaba a sus pulmones 

 – ¿Qué?, ¡Salio!, Está libre, es, ¡Es imposible!, Tantos años escondida, y... Me va encontrar... ¡Por Dios!,  ¿Joel?, Dijo llena de nervios.

 – Cálmate,  no se acercara a él. Acunó su rostro – Te lo juro, afirmó – Ay que irnos, no podemos quedarnos aquí, tienes que irte con los niños empaca lo necesario. Le ordenó, al ver que no se movía hacer lo que él le pidió, en un tono de voz fuerte gritó – ¿Sara? ¡Rápido! ... 

 

Se dirigieron hacia la habitación de ellos, Pablo abrió el clóset rápidamente, estaba desesperado por encontrar una caja pequeña..., Teniéndola en sus manos, descansó al ver las dos armas que había escondido con mucho recelos, se guardó una en la pretina de su pantalón y la otra la tomo entre sus manos con las de su mujer, se la entregó firmemente, la miró fijamente a sus hermosos ojos color miel.

 – Haz lo que sea por mantener a los niños con bien, advirtió, sabía que no iba a ser fácil – ¿Entiendes? ¡Dime qué lo entiendes Sarah!  

Sarah lo miró un poco  angustiada,  lo besó haciendo presión en sus labios. Estaba asustada, recibe el arma y asiente en respuesta




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