Las dos caras de Amelia

Capitulo 30

 Joel tomo una taza de café y la llevo a su boca, no podía dejar de mirarla 

 – Eres muy bonita Aurora, dijo sin pensarlo dejándola sorprendida, no esperaba un elogio de su parte.

– Gracias Joel, contestó tímida, Él sonrió al ver su expresión tímida – Bajaré por tu pastilla. Se apresuró en decir 

 El asintió en respuesta 

– Esta bien, aquí espero... Hecho su cuello atrás – Que hermosa es, hablo entre sí – Es, perfecta. Dijo con la mirada perdida...

 

 

 

Jhon iba acercándose a la vía que daba a  la hacienda,  se detuvo derrepente, pasó sus manos por su cabeza, mientras dos lágrimas bajaron por sus mejillas al recordarla 

– Sarah, Sarah, Sarah... Grito fuerte su nombre al mismo tiempo que golpeaba el volante del auto 

Ese grito de impotencia se apoderó de él,  abrió varios botones de su camisa, se quitó su chaqueta, se sintió mal al  recordar su pasado con ella...

 

         Recuerdo de Jhon 

 

Disfrutaban juntos de un paseo en yate en las playas de la ciudad de Santa Marta...

 

 – ¡Te amo Jhon, te amo!.. Gritaba y reía alzando sus brazos. La brisa revolvia su cabello oscuro, giró para ver  su rostro – Te amo Jhon, repitió – Eres lo mejor que me ah dado la vida. Susurró cerca su boca. 

Él acuno su hermoso rostro, beso la coronilla de su cabeza 

– Enloqueceria si me dejaras Sarah 

– Solo tengo ojos para tí, eres el  primero y último en mi vida, contigo tendría todo lo que una mujer desearía.

Sonrió  al escucharla, tomo sus labios con cierta delicadeza y cierta presión. 

– Sabes que te eh correspondido de la misma manera, ella asíntio en respuesta...

Su cabeza reposaba en el volante del auto 

 – Como lamento esto, Sarah... ¡Tanto amor para nada, te embarazaste y  callaste!, ¡Maldicion!, se quejó – ¡un hijo, un hijo de los dos!, hubiéramos sido felices, la familia que deseaste la hubieras tenido conmigo. Ese perro traidor. Recordó a Pablo con tanto odio – Deberías de estar revolcándose el infeliz.  

Se incorporó, aceleró el auto y se adentró a la vía que los llevaba a la hacienda. Era una herencia que le dejaron los padres a Sarah...

 

Veronica no perdía de vista el auto 

– ¡Esta allá, apresurate!, no te  acerques tanto, le advirtió a su compañero de trabajo quien conducía el automóvil.

– Esto no me gusta nada. Dijo el otro detective que los acompañaba 

 –  Estemos preparados, apoyo Verónica sacando su armas   

– Pienso lo mismo, aseguró el acompañante. 

los 4 detectives iban protegidos con chalecos antibalas  Ángel Martínez y Álvaro Jiménez eran los otros dos integrantes para este caso...

 

 

Alejandra miró con cierta dulzura a Zack 

 – A fin de cuentas no eres tan ogro como te vez, le susurro. 

El sonrió y la beso nuevamente... Estaba comoda sentada en su regazo...,  Se espanto al sentir el ruido del carro, se puso en pie de inmediato 

–Vino Jhon, no quiero estar cerca esa tumba, no quiero ver nada de eso, dijo desesperada 

Zack frunció el ceño, la abrazo fuerte 

– Shhh, ya cálmate. Espera aqui, yo hablaré con Jhon,  le dio un beso en la coronilla de su cabeza...

 

Al salir se encontró con una persona desconocida muy diferente con la que  habia  tratado  tiempo atrás, era  un Jhon perturbado, preocupado y desesperado.

 – Jhon, lo llamo por su nombre. Él se giro a verlo – ¿Todo bien?

– ¿Dónde está Alejandra? Pregunto con el ceño fruncido.

– Esta adentro, no quiere estar presente, no se siente bien. 

Jhon suspiró profundo, bajo su rostro y cerró sus ojos entendió porque Alejandra estaba así. 

Zack camino delante de él 

– Sígueme 

Jhon asintio en respuesta y lo siguió...

 

 

Amelia miraba de reojo a Elisa la notaba extraña, se sentó en el sofá y tomo el control del televisor 

 –¿Estas bien? Te noto extraña, pregunto.

Elisa negó 

 – No para nada, estoy bien, sólo es que... Guardo silencio 

 – ¿Que te pasó? ¿Tienes algún problema?, Puedes confiar en mí no le diré a nadien te lo juro, aseguro Amelia

Elisa sonrio

 – No es nada malo, guiñó un ojo, Amelia frunció el ceño extrañada – ¡Hay Dios santo! 

– Pero dime ¿Porque te quedas callada ¡Habla de una buenas vez! 

– ¡No vas creerlo!, Me acosté con Efraín 

 Amelia abrió los ojos impresionada 

– ¿Te acostaste con mi hermano? 

– ¡Siiiii!, Santo cielo es un

– No quiero detalles, no quiero saber cómo lo tiene, se apresuró en decir  

– No tienes ni idea 

Amelia blanqueo los ojos 

– Es mi hermano, Ángel es hijo de la señora sol. 

 – ¡Queee!, Gritó – ¡Es enserio!,  Exclamó –  No puedo creerlo. ¡Ese bombón es buenísimo amiga!, Lo tienes cerca, No más que mi Efraín 

Amelia arqueo una ceja 

– ¡Tu Efraín!, Valla, ya marcaste muy bien el terreno, eso es bueno

– Buenísimo, allá tú si no marcas los tuyos, Amelia quedó pensativa – Haber cuéntame que te dijo, ¿De que hablaron? ¿Dijo algo de tu amiga?, ¡No te calles mujer de Dios habla habla!

Amelia río divertida

– No puedo creer que me hagas reír en una situación como esta  

– ¡Ay no me digas!, Lamento lo de tu amiga, ya sabes cómo soy, es alegría costeña mamita, eso no se de donde viene pero es costeño, cambia esa cara, piensa que  esa persona pudo ser una salva vidas de tu amiga, claro si hubiera llegado a tiempo, hablo sin imaginar que esa palabra fue un puñal para ella, quien bajo su rostro tratando de aguantar las lágrimas – No te preocupes más, entre cielo y tierra no hay nada oculto, se puso en pie – Tengo que ir  al Bar me llamaron no puedo quedar sin empleo. Le dio un beso en la mejilla – Hay comida en el horno puedes calentar, Juan está con Dieguito, chao. Salió a prisa.

Amelia se puso en pie, camino hacia la puerta, su corazón saltó cuando vió a un mensajero con otro arreglo de rosas, tocó la puerta del apartamento donde vivían.




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