Tan solo unos días de aquel momento tan pequeño del cual no podía sacar de mi cabeza, en sus palabras sencillas o no, comunes o no, se habían vuelto mis favoritas de ese año y pensar que apenas estaba comenzando, tal vez no me estaba yendo tan mal pero debía tener presente que tan solo era mi tutora pero eso implicaba verla seguido, y solo con eso me alegraba un poco más.
—Vamos, idiota, ¿puedes apurarte? Llegaré ¡no! Llegaremos tarde a la fiesta —grita Nalia abajo mientras yo me colocaba mi camiseta para ahora intentar llegar con rapidez corriendo por las escaleras.
—¿A qué hora empiezan esas fiestas? Apenas son las nueve.
—Empezó a las siete, idiota. Esto no es una fiesta cualquiera donde uno: vamos y dos: te drogas sin más para después tres: tener sexo con cualquier cosa que se te pase en el camino ¿quieres algo más cliché sobre los adolescentes? y...
—Hablamos del club de teatro, blah, blah, blah... —hago un intento de imitar su voz luego de interrumpirla, siempre las cosas con el teatro eran de personas madura o al menos eso daba a entender.
—Te voy a abofetear si vuelves a imitar mi voz, y está vez no serán diez golpes, serán más.
Levanto mis manos en forma de inocencia a la vez que me reía para salir de la casa junto a ella, sin decir mucho o hacernos más retraso; nos subimos al auto comenzando a conducir a la casa de Cody, según lo que me había dicho Nalia ahí iba a ser la reunión y necesitaba apoyo moral para intentar dar unos pasos con él.
Por obvias razones ya conocía esa dirección, era una de las casas donde más me la paso en los veranos y en cualquier momento siendo realista. Agregando el hecho que a veces solía estudiar con él, Cody solía tener tiempo para el arte como lo tenía para deporte al contrario de Jason y Jared que solo pensaban en el fútbol como único método para ir a la universidad.
—¿Estas lista para enfrentar tu más grande miedo, monstruo?
—Siempre lo estoy, no como otros que solo esquivan como si algo los fuera a matar, nada te mata al menos que sea letal —me mira mientras sus ojos iban de arriba abajo bajándose del auto; acción que yo imite.
—Entendí tu referencia, gracias.
—Una vez alguien dijo que con las palabras se cargaban pistolas pero lo que no especifico es que a veces es necesario sentir la bala.
—Y en ese momento nos damos que Sartre tenía razón, no lo metas en esta conversación de romance.
—No es romance cuando el miedo está primero.
—Me sorprendes, estas en el club de teatro. Julieta tenía miedo cuando estaba enamorada.
—Pero ella venció su miedo hasta obtenerlo todo, y lo logro, en ese momento se volvió romance. Algo trágico, pero a pesar de eso: lo venció. Algo que tú, aún vivo y sin riesgo de muerte; no haces.
Sin más; entro junto a ella, continuar un debate con aquella mujer era una de las cosas más complicadas ya que siempre iba a ganar y si no lo hacía; iba a buscar la forma de ganar y no es por nada pero siempre lo logra porque a veces cedo para callarla un poco sin ser malo, tan solo cuando se volvía intensa.
Al entrar al lugar tan solo reconocí algunas personas si era mucho tal vez sabía sus nombres pero no me preocupaba de tal estupidez solo había venido por traer a Nalia ya que ella no tiene auto y no quería caminar mucho, lo sé, soy el mejor amigo del mundo.
—Iré al jardín trasero —dije mientras me separaba de ella, estaba hablando sobre el primer proyecto y desde lo que sé, no es mi incumbencia.
Caminé por el jardín trasero pasando por los bordes de la piscina, no había nadie allí podía reconocer los lugares de la casa por la cantidad de fiestas y reuniones que habíamos hecho allí, y los desastre que habíamos causado trayendo la fama que ahora teníamos. Y era asombroso como recordaba cada una de las fiestas o al menos la mayoría, así sea la más simple sabiendo el por qué de esto; recordaba como iba dejando una parte de mí en cada fiesta.
—No sabía que vendrías, amigo —se colocó a mi lado de la nada; Cody.
—Sí, bueno. Fue una decisión de último momento digamos que, Nalia necesitaba me ayuda para venir.
—¿Ella te gusta? A veces veo que pasan mucho tiempo, juntos.
—No, no, Nalia es solo mi mejor amiga... —me quedo callado cuando veo a Cielo sentada en una de las sillas de piscina— hablamos luego, Cody o mejor salimos a beber algo con los chicos que tengo algo que hacer.
—Eso siempre, suerte con la chica —dijo bajo lo último mientras se iba y yo solo le dí un suave golpe en su hombro.
Se fue antes de que pudiera decir algo y esperaba que no dijera nada. Cody a pesar de ser de los que parecía más distraído en realidad no era así, de seguro ya sabía que Nalia gustaba de él, pero era un tema que él no había tocado hasta el momento, nunca hablaba sobre cosas que sean frágiles tal vez por eso fingía estar distraído casi siempre.
Quitando esos pensamientos y bloqueando mi torpeza como podía, con toda mi valentía caminé hacia ella para sentarme a su lado sin decir nada por un momento, tan solo le sonreí.
—Evan... hola —su voz se escuchaba algo apagada, cosa que hizo que el hablar de romance pasara a segunda opción, ya que estaba seguro que era lo último que deseaba hablar cuando se esta mal.
—¿Sucede algo, Cielo? —apoyé los dos brazos sobre la mesa en señal de que mi atención ahora se encontraba en ella y así era.
—No creo poder contarte nada, Evan, apenas nos conocemos no sé si es una ilusión pero siempre parece como si huyes de mí.
Me quedé callado un momento, ella si lo había notado. Una parte de mí deseaba que no fuera así en su mente, deseaba ser lo suficientemente indiferente para ella como para no notarlo pero, notar como te esquivan a veces es algo que notas sin desearlo y entendía esa sensación.
—Es tu ilusión, créeme y lo de apenas nos conocemos este puede ser un buen comienzo para empezar a conocernos ¿no crees? —un pequeño nudo se hizo en mi garganta y sentía que mis palabras se estaban yendo una vez más.