Las estrellas no se enamoran

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A I L E E N 

 

Mi pecho va latiendo con fuerza como si cada bocanada de aire se estuviera haciendo imposible. Quisiera recordar cada instante de su piel contra mi piel, quisiera hacer que ese brillo que se le forma en los ojos al verme sea para siempre, pero lo bueno no dura. ¿O sí? Siento la boca sin ni una gota de saliva, siento que he perdido toda noción de tiempo, que todo es un barco, yendo a deriva, sin rumbo, sin timón, excepto la adrenalina saltando por mis venas.

Estoy segura que por la sonrisa de lado a lado y los hoyuelos que se forman en su rostro, que de algún modo le gusta tenerme así... Supongo que debe estar acostumbrado a tener el mundo a sus pies. Se que probablemente su amor sea un delirio, un espejismo, que somos agua y aceite. Tal vez no habría sido uno de no ser nosotros, si él no fuese Sawyer, la super estrella, y yo Aileen, la futura química loca del gato mujeriego que ha dejado embarazado a medio vecindario.

Supongo que debo volver al principio... ¿Cierto? Todas las historias tienen una por más trágicos que puedan a llegar a ser los finales.

Bien, todo empezó una noche de viernes de un verano que marcaría nuestros destinos para siempre.
 

(***)

 

 

 

Era la última noche que The Midnight Eagles tocaría en el país, en la ciudad de Bermen, lugar donde nacieron dos de sus integrantes, Byron y Sawyer. Era el final de su gran, exitosa y rompedora gira mundial, o eso es lo que creo haberle escuchado a Malena decir esta mañana con los ojos como platos, al parecer ni ella podía creerse que tocarían en nuestra fabulosa y mediocre ciudad.

Malena es de esas personas transparentes. Cuando es feliz es capaz de transmitir mariposas y rayos de luz, cuando está triste o enfadada más vale que tengas buenas piernas. Juro que no exagero. Podrías notar su pasión por un tema a kilómetros y kilómetros de distancia, mucho más cuando de música se trata, mejor dicho boy bands. Ese producto comercial que hace que niñas y no tan niñas de todo el globo derrochen dinero por un par o un cuarteto de caras bonitas que se supone que también cantan. Lo único que puedo decir con certeza es que esta banda en especial es la favorita de Malena, se pasa prácticamente el día hablando de The Midnight Eagles, bueno concretamente de Byron. No entendía como había pasado de ser su fan numero uno a odiarlo y repudiarlo de tal manera que es famosa en internet precisamente por postear odio en contra de Byron Hanz. De hecho gracias al odio y no del amor, sí había conseguido conocerlo.

Ahí estábamos nosotras, dos pobretonas, más yo que ella, sentadas a las afueras del estadio, donde habitualmente entrenaba el equipo local de baseball, el gran y fabuloso equipo. Formado nada más ni nada menos que por cuatro abuelos retirados, algún que otro adolescente perdido o y treintañero que no quiere rendirse a la edad. Debo decir que es el más grande de la ciudad, no es que tuviéramos muchos sitios donde poder reunir a tanta gente y menos a todas las fans de la banda.

Ninguna de nosotras tenía entrada. Los padres de Malena le habían cortado el grifo por haber suspendido dos materias, de eso sirvieron las clases intensivas que me dediqué a darle. Al menos eran dos y no todo el curso. Obviamente la rubia no iba a resignarse a quedarse sin entrada de un evento tan importante. Si nuestra capacidad adquisitiva ya nos limitaría para comprar una simple entrada de The Midnight Eagles en un concierto normal, el último concierto anunciado como el más emotivo por la banda nos quedaba tan lejos como a Malena conocer a todas sus estrellas favoritas.

Me limito a observar a mi mejor amiga, ella me mira con seriedad, apretando sus labios, como si fuera un general observando a su cadete. Siempre me acababa arrastrando a sus locuras. No nos confundamos. No es que yo sea la empollona y Malena la chica explosiva y popular, bueno a simple vista sí lo éramos, pero que más quisiera yo que sacar buenas notas sin dedicarle horas y horas al tema. Supongo que no podía permitirme el lujo que Malena sí podía darse y era básicamente tener dos padres exitosos y amorosos que darían todo por ella.

Ni siquiera me gusta la música de esta banda, siendo honestos ni tan solo me parece que sean tan guapos como les hacían ver. Pero es un viernes noche y sinceramente no tenía mejor plan. La otra opción era quedarme en casa con bigotitos, pero no quiero escuchar ni una queja más, mi madre se había apuntado a una app de citas desde ahí que no hay ni una noche que se quede en casa, si antes conseguía ligar sin app ahora era imparable. A veces me siento yo la madre de las dos.

Así que sí, Malena me parecía mucha mejor inversión de mi viernes noche.

—Esta noche Byron sabrá lo que es meterse con Malena. Mira que etiquetarme en su instagram y llamarme loca psicópata —hace una pausa para tomar aire, —¡A mi! Ahora verá, le pondré picante en los calzoncillos de batman esos, para que baile toda la noche con sus fans, para que vea las estrellas pero las de verdad—conjuró ella furiosa moviéndose de un lado para otro como si en lugar de la azotea del estadio estuviéramos en una película y nosotras fuéramos las trágicas villanas maquinando. Bueno, en cierto punto si lo éramos, ella era la mente malvada y yo el ayudante torpe y bruto que a todos nos hace reír porque es demasiado desgraciado para resultarle ofensivo a alguien.

Acabo negando sin borrar la sonrisa de mi rostro mientras miro la luna llena, sabía que ya nada podía entrometerse entre Malena y esos calzoncillos de Batman. Fuese como fuese los genitales de Byron probarían la furia dorada de Malena Olsen. Conocía perfectamente a mi mejor amiga, ya lo tenía todo planeado.

 

No es que odiase a la banda sino a Byron, aunque eso hiciese que a veces también le pudiese salpicar al resto de miembros: Kasem, Jerome y... El gran y fabuloso Sawyer. Le pongo este entusiasmo a ese nombre porque por lo que he escuchado decir a Malena, le han ofrecido por activa y por pasiva iniciar una carrera en solitario y él se ha negado siempre de forma heroica, haciendo suspirar a las millones y millones de seguidoras con un gesto tan y tan solidario, romántico y gentil. Nótese mi falso entusiasmo.




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