Las estrellas no se enamoran

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A I L E E N

—Sawyer—lo llamo en medio de la oscuridad, la olor que desprendía la cama me hace pensar que está cerca aunque finalmente descubro que no es asi, que él no está conmigo. Por más que mi fiebre me hiciera pensar lo contrario.

Me muevo a un lado y luego a otro sin abrir los ojos, intento explorar el sitio nuevo donde me encontraba, una larga, suave, cómoda y ancha cama matrimonial. No puedo evitar sonreír, después de dormir en ese endemoniado sofá, una cama era un lujo. Un jodido lujo, quiero hacer constancia de que cualquier problema relacionado con mi espalda es exclusivamente obra de la sala endemoniada de Sawyer Reed.

El mareo no tarda en hacerse notar, parece ir en aumento a pesar de estar acostada, lo único que se le puede comparar es el dolor de cabeza inmenso, acompañado de nuevo con unas inmensas y demasiadas ganas de vomitar justo como las del viaje a Londres del instituto. Así que intuía que debían ser más síntomas del embarazo, aún recuerdo los ojos redondos y azules de mi mejor amiga leerme una lista de artículos del blog mi bebé y yo sobre el primer semestre del embarazo. La parte positiva es que suelen desaparecer por sí solos a medida que la gestación avanza.

En el primer trimestre del embarazo, y muy especialmente, en las primeras semanas de gestación, muchas embarazadas experimentan molestos síntomas, como los mareos, cefaleas o dolores de cabeza, y náuseas y vómitos. Así que era lógico que en mi estado empezara a padecer este malestar. Me llevo una mano a la barriga de nuevo. No sabía como sentirme al respecto sinceramente. No sabía si tenía lo suficiente como para ser una madre, lo único que sé es que quiero hacer las cosas bien, o al menos mejor que mis padres.

Ahora que lo pienso, tal vez habría sido mejor ingerir algo antes del helado de todas formas. Acabo encogiéndome de hombros para mi misma sin apartar el edredón blanco de mi cuerpo, tomo aire con fuerza aspirando el perfume de Sawyer, seguramente alguno de marca. Jamás reconocería que se me hacía incluso seductor.

Abro los ojos finalmente y empiezo a hacer la croqueta de un lado a otro, de derecha a izquierda, y de arriba a bajo como si no hubiera mañana, era bastante entretenido aunque no ayudara en nada a mi mareo. No sabía la hora que era pero el sonido de la puerta principal de a bajo cerrándose y poco después con llave me hace darme cuenta de que era lo suficientemente tarde como para sus amigos se fueran, The Midnight Eagles al completo, si Malena estuviera aquí probablemente me pediría que reclutara datos sobre Byron para luego chantajearlo y que le hiciera favores como traerla a verme entre otras cosas.

Finalmente los pasos de alguien subir por las escaleras para poco después abrir la puerta de la habitación y encontrarme enrollada como un rollito de primavera haciendo la croqueta en medio de una cama matrimonial hace que mis ojos se salgan de órbita igual que mi corazón.

Sawyer no duda en reírse a carcajada limpia, odiaba el timbre de su risa y que me resultara tan atractivo. Lo odiaba y ese odio iba a cada vez a peor sobre todo cuando lo tengo ahí mirándome, se pasa una mano por su flequillo y sonríe sin mostrar los dientes.

—¿No me harás sitio?—pregunta sin dejar de sonreír yendo al parecer a buscar una manta de uno de los tantos armarios que tenía para finalmente enrollarse una alrededor del cuerpo.

—Está bien—esta vez soy yo la que sonríe como una inútil dejándole participar en mi juego, ambos empezamos a ir de un lado a otro intentando no colisionar aunque resultara una ardua tarea. Parecíamos dos niños pequeños pero era divertido.

—¿Por qué tienes una cama tan grande si vives solo?—pregunto yo sin si quiera pensar, de haberlo hecho sabría lo estúpida que era mi pregunta.

—Que viva solo no significa que duerma solo—afirma él haciendo una perfecta trayectoria vertical. Supongo que esa frase debe inflarle aun más su ego, conociéndole debe estar dándose palmas a si mismo por semejante ocurrencia. Me imagino algo asi como: sigue así, campeón…

—Pues claro, el señor ETS tiene una vida sexual activa—respondo yo sin poder camuflar mi desagrado.

Ambos paramos en seco.

—No te creas, la última vez que follé contigo, así que la semana que viene haré dos semanas prácticamente, si las cosas siguen sin que el de a bajo me de tregua—respondió él sin darle mucha importancia, en ese mismo instante siento mis mejillas arder peor que Malena en un día de rebajas.

—Ah—afirmo yo susurrando manteniendo mi distancia lo suficiente como para que no viera mi estado.

—¿Estás mejor?—pregunta finalmente, al parecer la pregunta por la cara que había colocado al dejarla, incluso a él le pillaba desprevenido.

—Sí—afirmo, entonces el rugido de mi estomago se hace presente.

—He hecho la sopa de Rebeca Reed, no le digas que mi padre me ha pasado al receta, no lo soportaría, podemos bajar y cenar y hacerle un favor al parásito que llevas ahí dentro—responde mientras para en seco, yo en plena maniobra no había calculado que se pararía justo en medio de la cama, acabo frente a él, siento mi cuerpo arder incluso cubierta con un edredón puedo apreciar la calidez de su cuerpo rodearme sin siquiera rozarme.

Rápidamente esquivo su mirada, él al contrario la mantiene encima mío de forma descarada.

—¿Te gusta tu nuevo pijama?—pregunta con una sonrisa ladina—Tendrás que ir de compras el lunes.

—¿Perdón?

—Quitate el edredón—susurra levantándose de la cama y dirigiéndose hacia a bajo ya.

Yo lo miro sin poder esconder mi sorpresa, bajo la mirada a mi ropa y me doy cuenta de que ya no llevaba mi sudadera azul y mis pantalones mom sino un pijama compuesto por una camiseta con la foto de la abuela de Sawyer, que dejaba claro que estaba en contra del fornicio y unos pantalones de rayas a conjunto.

Me miro un par de segundos en el espejo del armario antes de bajar, no puedo evitar hacer caras. Mi estado era horrible, peor de lo que creía, suspiré con fuerza resignándome a ello, agarro la goma de pelo y me hago una coleta alta para finalmente ir detrás de Sawyer.




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