S A W Y E R
Llegó la noche y las águilas salimos a cazar.
Bonito inicio, me gusta. Tal vez haga una nueva canción con eso. Debería haberme traído la libreta para anotarla joder. Soy un jodido genio. Sí, señor. Un dios de la música y de la originalidad y de todo, soy Sawyer Reed.
Lo que quiero decir en verdad es que soy un puto salido con problemas de autoestima, miedo al compromiso porque tengo miedo al abandono, el ego muy alto y una consciencia bipolar.
Mi mirada se pasea por un edificio modernista, gris, alumbrado por focos, rodeado por una larga cola de invitados, música que dejaría sordo a cualquiera y guardaespaldas custodiando la puerta que ahuyentarían a todo el mundo excepto alguien que no tuviese más de dos millones en su cuenta bancaria. Nos encontrábamos en nuestra segunda casa, el gran y exclusivo club Jambo Stars, ahora que lo pienso no es muy buen nombre.
Lo más extraño de la noche era sentir un nudo en el pecho aun sabiendo que estar con mis amigos en Jambo Stars era una de mis sensaciones favoritas, era algo así como un hábitat para nosotros. Pero al parecer esta noche mi cuerpo no me daría tregua.
De fondo estaba sonando la canción del verano, uno de nuestros últimos hits, mientras los famosos más conocidos, y otros no tanto, junto a los CEOS más importantes, celebridades, de todos los ámbitos y tipos, se codeaban en la pista de baile, en las mesas, o incluso los más atrevidos en algún rincón dando rienda suelta a la pasión sin ningún tipo de tapujo. La única norma como siempre era la discreción. Nada de fotos, de chivatazos…
Aunque siempre había alguien que intentaba usar este tipo de situaciones para subir de eslabón, de todas formas, siempre acababan pisoteados por la gente de eslabón superior, incluso antes si quiera de que la noticia se llegue a oler. En nuestro mundo la gente no tenía moral o barrera a la hora de hacer prevalecer sus intereses, eran de esas normas que todos conocíamos pero nadie nos la había explicado de forma explicita. No toda lección necesita libreta y bolígrafo, algunas se dan con un bombazo convirtiéndote en un deshecho social, yonki, tal vez violador, depende de cual haya sido tu mayor vicio. Hiciste las cosas mal chico, duermes siendo una jodida estrella y despiertas siendo un don nadie. Ellos lo tienen todo para hundirnos y nosotros no tenemos nada excepto someternos a sus dictámenes. Un simple mal gesto frente a las cámaras por mi parte hacia Calvin Klein y esta a la mañana podría perder inversores, una simple sonrisa junto a un artista y la boda ya estaría servida, una simple foto en un restaurante y el dinero le llovería de por vida. Las apariencias engañan, mucho más en nuestro mundo. Pequeños gestos, grandes montones de dinero que se mueven. Y ya lo dicen, donde hay dinero hay guerra, y no hay guerra sin victimas inocentes en medio.
Mis ojos se posan en Kasem, Jerome, Byron, incluso el pesado de Jax estaba, sentados en una de las mejores mesas del lugar, nuestro sitio especial. O al menos asi había sido durante un período muy extenso de mi existencia. Un sitio exclusivo dentro de lo exclusivo, reservado a las águilas de la medianoche, luces lilas, rojas y azules, iban alumbrando nuestros rostros, la bebida, las mujeres, incluso algún que otro billete, poder, fama, sexo…Todo es brillo cuando llevas vendados los ojos.
Nos sabíamos los más codiciados de la fiesta, y eso estaba claro, que más de la mitad de las miradas del lugar estuvieran constantemente puestas en nosotros solo lo confirmaba. Cualquiera que nos mirara a la cara vería que la palabras dinamita, problemas, intensidad y deseo estaban escrita de lado a lado en la frente. No estábamos hechos para el compromiso y lo sabíamos todos, el resto y lo más importante, nosotros mismos, no nos escondíamos y no íbamos con segundas, el amor y sus derivados eran una puta mierda. No mentíamos a nuestras amantes, íbamos siempre con la verdad, además de que nuestra fama ya era suficiente introducción.
Nosotras vivíamos por vivir así, creemos que esto es la buena vida, dinero, fama y muchas mujeres.
Hasta hacía unos días sentía que esa era la verdad, que era uno de ellos, uno de sus mejores fieles seguidores, pero poco a poco como si algo inesperado hubiese aterrizado en mi vida.
— Esto te pasa por mezclarte con el inútil de Sawyer. Ese cabrón… — respondió divertido Jax mirando a Byron, el castaño me mira de reojo para responder de mala manera. Supongo que intentaba advertirme con la mirada que no me liara a golpes en ese mismo instante. Probablemente en cualquier otra situación lo habría hecho pero no estaba de mi mejor animo, definitivamente estaba enfermo o terminal, pero algo raro estaba pasando conmigo. Todo el mundo sabe que a Jax Hoffman le daría una paliza solo por respirar, viejas riñas familiares que legitiman la violencia y el odio que nos tenemos.
— Venga, Jax, no me jodas. Eso lo dices porque vuestras familias se llevan mal. Sawyer es nuestro amigo justo como lo eres tu, no dejéis que la familia nos estropee la fiesta—habló Jerome despreocupado, como siempre, mientras levanta su copa y le guiña a una candidata, de un cuerpo espectacular. Llevaba un vestido que no dejaba nada a la imaginación, digna de pasearse en los desfiles de Victoria Secret. Así es como nos gustaban las mujeres, artificiales, falsas, para que jamás de los jamases se planteasen tener algo real. Lo real arde, todo son fuegos artificiales hasta que te acabas quemando de forma no agradable— ¡Brindemos por nosotros y por nuestra soltería aunque tengamos que soportar la nenaza de Byron, el idiota de Sawyer y el aburrido de Kasem! — gritó del mismo modo sin siquiera mirarnos, sigue sonriendo seductoramente a la joven pelirroja que no duda en corresponderle con agrado.
Finalmente me resigno a obedecer y a no meterme con Jax, acabamos bebiendo el contenido de las copas en un trago, poco después tanto como la modelo rubia como la joven pelirroja que la acompaña se acercan sutilmente a la mesa de los solteros de oro.
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Editado: 07.04.2023