S A W Y E R
—Hemos terminado todo.
La voz cantarina de la abuela en el punto de encuentro hace que todos sonriamos orgullosos, no dudo en buscar con la mirada a Aileen. Sabía perfectamente que la escena que habíamos vivido horas atrás se quedaría impregnada en su retina, al menos estaba claro que en la mía sí lo estaría. Eternamente. No puedo imaginarme nada mejor que eso, ella vulnerable, a mi merced y yo explorando junto a ella todo lo que nuestros cuerpos podían ofrecer.
Dios.
Esa niñita me había vuelto loco.
Tanto que por ella había podido coger el maldito coche.
Conducir y no morir en el acto… Algo inimaginable, impensable. Imposible.
—¿Y Aileen?—pregunto confundido a Malena.
Ella frunce el ceño.
—Le hemos dejado el catering pero no responde al móvil—refunfuñó ella con molestia mirando de reojo a la abuela, esta asiente dándole la razón a la rubia mientras yo sigo buscando entre los diferentes visitantes del centro comercial a la madre de mi futura hija. No he olvidado ese sueño, no creo en presagios ni en cosas espirituales en general, pero sin duda alguna lo que vi cuando estuve inconsciente es una señal. Debo luchar por mantener este amor de pie, como bien le prometí a Aileen cuando me dijo que nada duraba para siempre, debía luchar por hacerlo eterno.
Finalmente la última persona que me gustaría ver en esos instantes llega del lado de Aileen, parecen charlar animadamente como si fueran conocidos de toda la vida. Jax Hoffman cargaba dos tarrinas de helados mientras Aileen reía a carcajada limpia comiéndose una.
—Siento llegar tarde—afirmo ella finalmente al llegar donde estábamos.
—Jax—formula Byron con una sonrisa al verlo.
—Jax—repito yo de forma burlona.
—¿Os conocéis?—pregunta Aileen antes de ponerse a mi lado, rápidamente ato mi mano en su cintura, y ella acomoda su cabeza en mi pecho, relajándome en el instante.
—Sí, sus padres no se llevan muy bien—afirmo Byron ignorando mi burla.
—¿Y eso por qué?—pregunto Aileen con curiosidad—Parece muy majo, ha pagado por mi la deuda de helados—añadió ella mirandolo con diversión.
—No te preocupes ya me encargo yo de las cuentas— mi voz suena más veloz que la de Jerome en la happy hour, lo suena tanto que todos me miran sorprendidos, incluso Aileen que me mira más que confundida—Quiero decir, ahora eres mi esposa, la señora Reed no puede tener deudas con un Hoffman—añadí.
El castaño me observa serio antes de dar media vuelta.
—Ha sido un placer, Aileen—añadió poco antes ofreciéndole las dos tarrinas, poco después decide marcharse sin más.
—Espera—susurró ella separándose de mi para pararlo—No me ha dicho si vendrás a la boda, ni como te puedo pagar el favor—añadió apenada.
Él sonríe y no puedo evitar sentir entonces una especie de similitud entre ella y él, por más que fuera remota había algo en los dos que los hacía verse iguales.
—No se le está permitido a un Hoffman ir a la boda de un Reed—respondió Jax encogiéndose de hombros.
—¿Y eso por qué?—preguntó ella confundida mirándome—Por favor, Sawyer—añadió, poco después sus mejillas ardieron al darse cuenta de su comportamiento en público. Todos miran divertidos la escena, parecía que la Aileen Donovan que no estaba acostumbrada a suplicar las cosas había desaparcebido totalmente.
No puedo evitar sonreír mostrando los dientes acercándome suavemente a ella.
—¿Qué me das a cambio?—susurro yo con malicia.
—¿Una patada en los huevos?—pregunta ella usando el mismo tono. Al parecer su endemoniado carácter había vuelto a ella.
—Aileen—respondo de mala manera—¿Dónde ha quedado la docil y obediente Aileen?—añado sin poder evitar la excitación en mi voz.
—Por fa…—volvió a suplicar ignorando mi ya crecida erección.
—Me encanta cuando suplicas—repito yo mientras mis manos empiezan a subir sutilmente por su cintura llegando a su pecho, ella para en seco, traga saliva con fuerza intentando mantener una expresión neutral de cara al exterior pero se que le está costando tanto como a mi que mis manos paren quietas.
—Está bien—finalizo yo.
Ella sonríe satisfecha.
—Te esperamos—responde ella—Es en dos días—añadió ella lo suficientemente alto para llamar a Jax.
—¿En dos días?—preguntó Jax notablemente confundido.
—Sí, servidora había planeado todo solo teníamos que ultimar unos detalles, básicamente ella decidir un modelo de catering, pagos, vestidos y anillo, pero el lugar, el decorado, todo ya está más que listo, tengo mis contactos —habló mi abuela con orgullo.
—Ahí estaré—sonríe por última vez mirando a Aileen, esta asiente satisfecha volteándose para mi.
—Puedes parar—me fulmina con la mirada señalando mis brazos que ya estaban a la altura de sus pechos.
Yo vuelvo a sonreír mostrándole mis dientes.
—Es un precio justo, Hoffman en mi boda a cambio de meterte mano—susurro con diversión—Recuerda que Mrs. ETS necesita actividad sexual si no se muere—añado llevándome las manos a la cabeza en un gesto dramático.
Ella blanquea los ojos divertida.
—Eres excepcional, Sawyer Reed.
—Creía ser tu chico estrella—respondo fingiendo indignación.
—Eternamente Pecas—respondió ella antes de colocar su mirada en Malena, Byron y la abuela que miraban cuchicheando con burla nuestra escena.
—¿Alguien tiene hambre?—pregunta Byron finalmente.
—Alan ha terminado su reunión, dice que ha preparado una barbacoa excelente en su casa—respondió la abuela con una orgullosa sonrisa.
—Vámonos—respondí yo con alegría sabiendo que mi padre era el rey de las barbacoas.
—Soy vegetariana—refunfuñó Malena seria.
—Te jodes, larga vida a la carne—respondió Byron con burla buscando molestarla.
—Tranquila, también prepara ensaladas para acompañar—intervine yo intentando que esos dos no acabaran o matándose o follando de forma salvaje en medio del centro comercial por las chispas que saltaban cada vez que se encontraban.
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Editado: 07.04.2023