Las Extrañas Historias de una Joven Hechicera.

A Strange Tale 1 - Capítulo IV

Una semana pasó y el día de hoy el señor de la calle Bleecker no había llamado para solicitar su habitual despensa.

Becky barría el minisúper, su cuerpo se encontraba ahí pero su mente estaba en otro lugar. Durante toda esta semana se había puesto a pensar en lo que había pasado en el 177A de la calle Bleecker. No fue ilusión suya ver una capa flotante, un pomo desaparecer y una fuerza extraña empujarle lejos de ahí.

—¿Becky? —llamó Yamir, mientras tomaba el hombro de su joven empleada. Al sentir la mano ella se estremeció y tiró la escoba—. ¿Estás bien? —cuestionó preocupado.

—Perdón Yamir —respondió tratando de calmar sus nervios.

—¿Qué demonios te pasa? Estos últimos días has actuado muy raro. ¿Otra vez tus sueños? —Ella negó con la cabeza al mismo tiempo que recogía la escoba—. ¿Entonces?

—Nada. Estoy bien —respondió con una falsa sonrisa y continuó barriendo.

Yamir no creyó las palabras de Rebecca pero mejor dispuso a volver a la caja registradora, dejando que ella continuara barriendo y perdiéndose en sus pensamientos. Llegó la hora de comida, Becky se fue a la trastienda para disfrutar de sus sagrados alimentos, pero no comió nada; se dedicó a buscar en internet más información sobre Stephen Strange.

No había nada de nuevo sobre su búsqueda: Uno de los mejores y reconocidos neurocirujanos de la nación y el mundo, galardonado con varios premios y títulos. Lo único que podía faltarle a este hombre era una estatua y una calle en su honor. Becky observó las fotografías, analizó cada detalle, el Strange de estas fotos no tenía barba y sus canas no estaban tan remarcadas. Ella misma se había negado a creer que a quien vio ahí no era él, no era Stephen Strange. Abrió una de sus aplicaciones para editar fotos y volvió hacer lo mismo que hizo en su computadora, le dibujó los cabellos blancos y la barba, y el resultado fue el mismo. Becky apagó su móvil y trató de aclarar su mente. Tenía que hablar con Stephen Strange a como fuera.

A su hora de salida Becky se fue directa a la calle Bleecker. Iba pensando muy bien en lo que tenía que hacer, lo que debía decir, lo que no debía hacer ni decir; pensó en todo para que él no le volviera a correr de su hogar. Llegando a la tan conocida calle, Becky se quedó contemplando al 177A, como siempre solía hacerlo. Se sentía nerviosa y dudosa por lo que iba a realizar, quería hablar cara a cara con el Doctor Strange.

Rebecca cruzó la calle y se quedó parada en la cera frente a los escalones que daban a la puerta del 177A, seguía pensando si lo que hacía era lo correcto, pero debía talar ese árbol de curiosidad que había crecido en ella. Con temor subió los escalones y observó la enorme puerta, y el pomo se encontraba en su lugar como si nada le hubiera pasado. Pasó saliva y nuevamente las inseguridades le invadieron; ya estaba allí, ya no era tiempo de echarse para atrás. Sintiéndose segura de sí misma tocó con fuerza la puerta y esperó a que atendieran a su llamado.

Pasaron varios minutos pero no obtuvo respuesta. Becky volvió a insistir y con más fuerza pero nada paso.

—¡Sé que está ahí! —Exclamó al no volver obtener respuesta—. ¡Por favor abra la puerta, Doctor Strange!

Becky contó los minutos después de su llamado, fueron diez minutos hasta que la puerta se abrió lentamente. Conmovida ella observó cómo de entre una leve oscuridad se forjaba la figura de aquel hombre, en esa singular vestimenta azul y con sus guantes amarillos mostaza.

—Hoy no pedí nada —soltó, antipático.

—Lo sé —respondió Becky con gran valentía.

—No deberías estar aquí.

—Quiero hablar con usted.

Él no ocultó su mirada intimidante pero Becky no pensaba rendirse, no tan fácilmente. La respuesta que obtuvo fue un portazo en la cara y la impresión de Rebecca fue tan grande que no pudo asimilar, en el momento, la respuesta del Doctor. Frunció su ceño y ella se acercó de nuevo a tocar la puerta esperando a que este le atendiera, pero nada pasó. Becky suspiró agotada y decidió darse la media vuelta para retirarse del lugar, pero antes de irse se giró y gritó:

—¡¡Voy a volver mañana, misma hora!!

Y la joven se fue.

Al siguiente día, en su hora de salida, Rebecca se dirigió hacia allá con la esperanza de que un portazo no fuera una respuesta. Con los mismos nervios de siempre, Becky se acercó a la puerta del 177A y tocó con calma. Pasaron unos minutos sin ninguna réplica y ella volvió a insistir. Nada paso. Rebecca se quedó esperando, estaba segura que él la había visto, pero no sé iba rendir, no lo haría.

—¡¿Qué no le gusta hablar?! —Cuestionó, buscando mirar por el cristal—. ¡Solo unas palabras, Doctor! Solo unas palabras —aquello último lo canturreo.

Al otro lado de la puerta Strange estaba en los escalones, cruzado de brazos y mirando sobresaltado a la joven muchacha.

—Pero que testaruda —susurró.

—¡Lo puedo ver! —gritó—. ¡No le tomara ni cinco minutos!

Strange se dio la media vuelta y subió a la planta alta de su hogar, dejando que la chiquilla siguiera ahí, pronto se hartaría y se iría. De eso no cabía duda.

Tiempo después Rebecca decidió retirarse, le dio una leve patada a la puerta y se alejó del lugar. Cruzó la calle y le dio una mirada al edificio.

—Pero mañana me va tener aquí, Doctor Strange. No me voy a rendir tan fácilmente.

El tercer día llegó, Becky llevaba consigo un libro y se recargó en la barda de los escalones para leer. Strange iba pasando por el hall cuando, a través del cristal, notó la presencia de la muchacha, se detuvo en seco y le miró tan tranquila, leyendo y esperando a que abriera su puerta.

—No puede ser —mencionó irritado.

Se acercó a la puerta, no con las intenciones de darle la bienvenida, al contrario, extendió sus manos y unos leves destellos surgieron haciendo desaparecer la puerta. Becky percibió un curioso sonido, alzó la vista y aterrada vio como la puerta había desaparecido y quedó solo una pared. Ella se acercó, colocó sus manos y pudo sentir el bloque; no había madera ni cristal, todo era concreto. Becky dejó caer sus brazos, suspiró frenética y cerró su libro.



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En el texto hay: marvel, aventura fantasia accion magia, doctor strange

Editado: 23.05.2022

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