Las Flores Que Me Diste

CATORCE

Todos estaban emocionados. El día de la boda había llegado y Claudia tenía muchas emociones encontradas. Su vestido blanco brillaba dentro de la habitación, estar con ella fue algo que nunca imaginé. Me había pedido ayuda para poder arreglarla con su peinado. 

—¿Cómo me veo?  

Estábamos frente a un espejo con un marco lleno de focos. 

—Te ves hermosa, la novia más linda que he visto en mi vida. 

Era verdad. Ambas cosas. Ella lucia muy guapa y yo nunca había visto a otra novia tan guapa como ella. ¡Nunca había ido a una boda! 

—¡Gracias por estar aquí conmigo! 

—No tienes por qué agradecer.  

Realmente me sentía bien al ayudarla. 

—Sabes, yo siempre quise tener una hermana, pero por alguna razón eso no fue posible. Ya sabes. ¡La genética me dio a dos hombres como hermanos! Así que para mí es un gusto enorme saber que Ángel y tú están juntos. ¡Eres como esa hermana que siempre pedí y que ahora puedo tener! 

Me conmovió. Su desahogó emocional me hizo sentir valiosa. Le di un abrazo fuerte, sentía que esté momento era especial. Supongo que su otra cuñada no le transmitía confianza, después de todo, la otra parecía ser una mujer arrogante y canija. 

—¡Gracias por pensar así de mí! Tú también eres mi hermana y eso me hace sentir bien. 

Era curiosa la vida, pero las dos fuimos criadas entre puros hombres. ¡Nos hizo falta la compañía femenina! Curiosidades de la vida. 

—Cuando sea tu boda, me dará mucho gusto estar contigo, ayudándote como tú me está ayudando ahora —me dijo—. ¡Seguro que te verás muy linda de blanco! 

Le di su ramo de flores, eran margaritas y geranios en color rosa. 

—¡Quien sabe! La verdad es que no me he visto vestida de blanco. Ni siquiera me he visto casada en un futuro cercano, claro, si me pienso casar algún día. Pero no ahora. 

Su mirada parecía sorprendida por lo que yo acababa de decirle. 

—¿Y eso? ¿Ángel no te lo ha propuesto? 

Sonreí. ¿De verdad creía que yo y Ángel andábamos? 

—Bueno. No. 

—¡Tranquila! Yo sé que te lo propondrá. 

—¿Tú crees? 

—¡Estoy segura! Él está muy enamorado de ti. Lo puedo notar en su sonrisa, en su forma de mirarte y en cómo es que ya no está triste. Mi hermano está colgado por ti. 

¿Realmente era así? Le mire unos segundos, los ojos de ella eran idénticos a los de su hermano, solo que los de Ángel eran más claros.  

¿Ángel estaba enamorado? Debía aclarar las cosas con él. Y yo, ¿estaba enamorada? 

—Claudia. Hay algo que tienes que saber. 

Su mirada estaba enfocada en mí. 

—Ángel y yo no somos novios. Solo somos amigos. ¡Aunque no lo quieras creer! De hecho, no tiene mucho que nos conocemos. Así que es muy apresurado el decir que Ángel y yo nos casaremos. 

—Pues a mí me parece que sí hay algo entre ustedes. Conozco a mi hermano y sé que algo muy bueno le pasa —ella sonrió tenuemente—. Mamá me contó un poco sobre ti y yo creo que eres increíble. ¡Me inspiras Karol! 

Ojalá todas las personas lograrán entenderme. La familia de Ángel era muy buena. Claudia me hizo sentir como persona. 

—Y aún si Ángel no te pide matrimonio, tú ya eres parte de mi familia. ¡Somos hermanas! De eso no te preocupes. Te quiero. 

Se sentía bonito saber que alguien se había encariñado contigo. Comencé a saber lo que era tener el calor de una familia. 

 

*** 

 

La recepción de bodas fue en un salón social impresionante. Las sillas eran de madera blanca y formaban dos secciones dejando un pasillo en medio. Todos los invitados ya estaban en sus lugares, las damas caminamos por el pasillo y nos detuvimos justo a un costado de la pequeña plataforma. Allí estaba Jacob, con las manos sudorosas y los nervios a tope.  

Después de verlo algunas veces pude notar que no eran nervios, más bien, era su emoción. El juez estaba listo y todos estábamos a la expectativa de la novia. ¡Esta era la primera boda a la que yo asistía! 

Vi a Ángel sentado junto a su madre en la primera fila. Vestía un traje de color negro, camisa blanca y una corbata de moño. ¡Se veía guapísimo! Me regaló una sonrisa a la que no dude en corresponder con una enorme sonrisa. 

¿Cómo fue la boda de mis padres? ¿Al menos habían tenido boda? ¡Me gustó imaginar que fue una bonita ocasión! Aunque la realidad es que, en los pueblos, las personas regularmente no se suelen casar, solo se juntan para vivir en unión libre.  

Cuando Claudia apareció tomada del brazo de su papá, supe que esté arroz ya se había cocido. Los novios se miraban, sonreían demasiado y eso me hacía sentir bien. ¡No sé! Ver felices a las personas que quieres, te hace feliz.  

Ángel me miraba y de pronto las palabras de Claudia volvieron a mí. ¿Él estaba enamorado? 

—¡Buenas tardes! —Saludo el juez—. Nos encontramos aquí reunidos para ser testigos de este matrimonio. 

Ellos no contrataron a ningún ministro religioso para que pudieran casarse. El juez vestía un traje gris, había algunos documentos sobre la mesa y los novios se habían tomado de la mano. Después de varios segundos, ellos comenzaron a firmar las cláusulas para el matrimonio civil y hasta pusieron sus huellas con tinta negra. 

—¡Me complace presentarles al nuevo matrimonio! —Dijo el juez—. ¡Muchas felicidades! 

Los aplausos fueron la música de fondo para una ocasión como está. Jacob beso a la novia y ver tanto amor en persona, me hizo emocionarme por completo. 

 

*** 

—¿Cómo has estado? 

Aurora estaba sentada a mi lado. 

—¡Muy bien! Demasiado bien. ¿Y usted? 

—Me da gusto que sea así. Yo estoy viva aún y eso ya es ganancia. ¡La boda de mi hija no pudo matarme! 

Reímos. 

—Es verdad. Al final estar con vida ya es un mérito enorme. ¡Claudia se ve muy feliz! 

Asintió. Bebió un poco de vino. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.