Las Flores Que Me Diste

VEINTIDOS

El tono de llamada de mi celular me despierta rápidamente. Abro los ojos de golpe y está oscuro. La pantalla está encendida, son las tres de la mañana y es una llamada de Alán. Habían pasado unas semanas desde que ellos habían vuelto al pueblo. 

—¿Qué pasó? —Pregunte medio adormilada. 

Su respiración retumbaba con la bocina del teléfono, sonaba agitado. 

—¡Karol! 

Se quedó callado. No decía nada y eso me inquietaba. 

—Papá murió está noche. Lo mataron. 

¡Lo mataron! 

—¿Qué? ¿De qué hablas? 

—Lo mataron. Al parecer le debía mucho dinero a don Clemente. 

¡Ese nombre! ¡Ese hombre! Fue él. 

—¡Lo siento, yo...! 

—¡Te necesitamos! Mamá te necesita, Víctor te necesita y yo también. Sé que las cosas entre papá y tú no eran las mejores. Pero... 

—Pero él ya está muerto y esas cosas no importan. ¿Qué podría yo hacer? ¿Revivirlo? ¡Nada de eso! 

Suspiré. ¿Cómo puedes arreglar el pasado con un muerto? Los muertos están muertos y no pueden escucharnos. 

—¿Puedes venir? Mamá está destrozada y Clemente amenazó con matarnos. ¡Por favor! ¡Ayúdanos! 

¿Ayudarlos? ¿Y quién me ayuda a mí? Yo no soy de piedra, también siento y duelo. ¿Quién me ayuda? ¿Matarlos a todos? Pero si esa deuda se había pagado por completo hace muchos años antes.  

—¿La deuda no se cubrió? 

—No. Doscientos mil pesos. Eso nos está pidiendo para que nos dejen vivir. 

¿Y qué clase de personas son esas? Condicionan la vida, le ponen precio y hasta comercian con ella. ¡Qué malditos! ¿Cómo podría yo ayudar a lo que queda de mi familia? 

—¡Lo siento! No puedo ayudarlos. 

Colgué. 

Mirando en la penumbra de mi habitación la inquietud me abrazó. ¿Pero qué estaba pasando? ¡Tantas cosas que nunca pedí! Suspiré. Necesitaba un abrazo en este momento, me mordí los labios y comencé a pensar. ¡Reprimí mis emociones más canijas! Mi corazón dolía y mis ganas de llorar eran muchas. ¿Ayudarlos? ¿Arriesgarme? ¿Cómo ir? Ángel no podía verse involucrado en algo como esto y yo no quería que le fuese a pasar algo terrible por culpa de mis problemas familiares.  ¡Todo esto era peligroso! ¿De verdad los iba a matar? ¡Tantos errores de mi padre! ¿Víctor me necesitaba? 

Entonces lo recordé. Una porción de mi pasado regreso a mí y todo cambio. ¡A pesar de tantos errores de la humanidad, aún quedaba un poco de bondad en algunos corazones! 

Decidí llamarle por ayuda. 

 

*** 

 

Mientras él conducía por la carretera, los nervios se hacían presentes en mí. Me temblaban las manos y mi corazón latía rápidamente. 

—¡Todo saldrá bien! 

—Eso esperó. La verdad no entiendo porque decidí venir, pero aquí estoy. ¿Qué puedo hacer para evitar esos problemas? 

Era de noche aún y todo el cansancio desapareció de mí. 

—Necesitas ser inteligente. 

—¿Inteligente? ¿Cómo? 

Se giró a mirarme por algunos segundos. 

—¿Recuerdas cuando quemaste el prostíbulo? 

Me quedé impactada. ¿Cómo lo supo? ¿Román le dijo? 

—Yo... 

—¡Tranquila! No estoy molesto contigo. Después de todo, ahora me está yendo mejor que antes con esto de mi agencia de guardaespaldas y eso es gracias a ti. 

¿De verdad? 

 —Yo no sabía, Marlon en verdad... 

La velocidad disminuyó gradualmente y nos detuvimos a plena oscuridad nocturna. 

—¿Por qué decidiste escapar? 

Ahora podía contemplarme mejor. Pensé en su pregunta. 

—Porque no quería seguir encadenada a una vida como esa. 

Me miró de forma curiosa. Me estaba mostrando compasión. 

—¿Y quieres que tu familia siga viviendo encadenada a una vida como esa? 

—Yo, no lo sé. 

—El hecho de que estemos aquí, a punto de llegar a ese lugar donde vive tu familia, indica que no quieres lo mismo para ellos. ¡Los quieres aún, a pesar de todo! ¿Tienes miedo? 

—No. 

—¿Quieres llorar? 

—Un poco. 

—¿Eres débil? 

—No. 

—¿Eres fuerte? 

—No. 

—¿No? 

—¡No! 

Quería regresar a mi cama y desear que las cosas entre mi familia estuvieran bien. 

—Esto es lo que se. Karol. La chica que fue una prostituta, la escritora, la que incendio un prostíbulo para poder obtener una vida mejor; Karol, la chica que está frente a mí es el resultado de vivir entre dolor y sufrimiento. Sueles doler, sufrir, lamentar y hasta enojar. Pero también eres capaz de muchas cosas más. Eres valiente, fuerte, una guerrera, una inspiración y una chica que no tiene miedo. ¡Quemaste mi burdel y lo lograste tu sola! Lograste dejar una vida oscura y te convertiste en la luz de un mundo diferente. ¡Tú eres ese mundo que tu familia necesita! Y yo te ayudaré a salvarlos. ¿Continuamos? 

Después de todo parecía que Marlon era bueno dando ánimo. 

—¡Continuemos! 

Y justo antes de qué comenzáramos a avanzar, se acercó a mí de forma rápida. Sus ojos mirando mis ojos, sus labios entre abiertos y me besó. Un segundo. Dos. Tres.  

Separo nuestras bocas. 

—¡Necesitaba hacerlo! Aunque sea una última vez. ¡Si te quise! 

Él continúo conduciendo. 

Casi eran las seis de la mañana cuando llegamos al pueblo. Las calles estaban vacías, dejamos el auto en casa de Julia y caminamos hasta la casa de mis padres. Atravesamos la vereda, había rocío en el pasto y algunos perros nos ladraban cuando pasábamos frente a las casas de sus dueños. Cuando vi la casa, comencé a correr lo más rápido que pude. Marlon me seguía.  

Me detuve frente a la vieja puerta de malla metálica, corrí el pasador y me sentí en mi infancia. Solía caminar por este pasillo cuando era pequeña, las plantas ahora estaban secas y todas esas botellas de cristal eran lo único que me hacían sentir deprimida. Me detuve justo enfrente de la puerta, la chapa estaba oxidada y ese chillido de puerta vieja me hizo entrar a mi vieja casa. Todos mis hermanos estaban en la sala, mamá sostenía un pañuelo con el que seguramente secaba sus lágrimas. 




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