El césped húmedo se sentía suave bajo mis pies, era como estar corriendo en pequeñas almohadas de algodón, la pradera era lo que más me gustaba cuando visitaba la casa de campo en Riverstone, seguido del lago por supuesto, por un momento vi mis manos regordetas y oí mi dulce risa de niña, la falda de mi vestido azul golpeaba mis rodillas pequeñas, ladeé mi cabeza encontrándome con mis padres riendo detrás de mí, intentando atraparme. Ese era mi juego favorito; mi padre me tomó por la cintura levantándome en el aire, estiré mis brazos contenta mientras descendía lentamente. No podía dejar de sentirme tan bien hasta que unos fuertes golpes a lo lejos empezaron a traerme a la realidad, mis ojos se abrieron de golpe.
- ¿Alessia? -la voz gruesa de un chico se ahogaba conforme tocaba la puerta.
Me senté en la cama y pasé una mano por mi cabello, solo fue un sueño y me sentía triste por caer de vuelta a la realidad, daría lo que fuera para que ese fuese mi presente.
-Un momento.
Los golpes cesaron, salí de la cama con torpeza, coloqué la mano en el plomo helado de la puerta y lo giré.
-Pensé que nunca despertarías -Jaden se encontraba frente a mí con sus brazos cruzados y su entrecejo fruncido.
-Disculpa- dije apenada.
-Como sea, el entrenamiento comienza en 20 minutos te estaré esperando en el pie de las escaleras no tardes.
-Espera, ¿entrenamiento? -arqueé una ceja.
-Asintió- Ahora que te quedaras aquí debes aprender ciertas cosas y una de ellas es: defenderte, esa es parte esencial de todo Gemier.
- ¿Gemque? -fruncí mi entrecejo.
-Los Gemiers son los protectores de Gemireth.
-Uh...yo no soy eso.
-Está más que claro que no lo eres-rodó los ojos- pero debido a nuestras circunstancias todo aldeano sobreviviente lo es, sino nuestro ejército seria mínimo.
-Suspiré- ¿ejercito? ¿estamos en guerra?
El lugar se veía bastante tranquilo, en lo que llevaba aquí no había visto algún tiroteo o sentido el fuerte retumbo por la caída de alguna bomba.
-Pronto lo estaremos, desde hace 16 años nos hemos estado recuperando y entrenando, esperando hacernos más fuertes para acabar con Nemidas y recuperar Gemireth.
- ¿Significa que no puedo oponerme a ir? Yo no soy parte de esto y lo único que quiero hacer es tener a mis padres de vuelta e irnos a casa.
-Por tu bien no, a menos que quieras morir a los cinco segundos, además sin luchar ¿Cómo esperas salvar a tus padres? Te guste o no eres parte de esto ahora.
-Está bien iré.
-Bien- asintió y comenzó alejarse.
Cerré la puerta detrás de mí, ¿entrenamiento? ¿guerra? Nunca ni en mis más locos y extraños pensamientos entraba a una resistencia y me convertía en una guerrera, ya me imagino cortándome el cabello como hombre y adoptando sus bruscos comportamientos. Estas ¿personas? Bueno en realidad no sé ni cómo llamarlas tienen la apariencia de una, sin embargo, no viven en el mismo mundo, no son extraterrestre ya que no tiene el parecido a uno, creo que son más como los mutantes de x-men y así los llamaría ahora o podría decirles gemsuanosgemianos, como sea que haya dicho no viene al caso.
Sería una vergüenza, estoy segura que nadie quiere ver a Miss torpeza haciendo desastres, ¡seré el hazme reír de todos! ¿Quién es su sano juicio me querría en un ejército? Ellos porque aún no han tenido la dicha de ver mis fabulosas ''habilidades''
Definitivamente se hallaban desesperados.
Abrí el armario que se encontraba a un lado de la ventana, tenía unas cuantas blusas negras, pantalones y botas del mismo color. Poseía dos teorías con respecto a esto les debe fascinar el negro o probablemente estaban en descuento-reí- como si aquí hubiera centros comerciales. Minutos después estaba descendiendo las escaleras, miré Jaden de espalda.
Él se volteó a causa del rechinido de un escalón.
-Ya iba a ir a buscarte, te demoraste mucho.
-Perdona.
-Da igual camina ya vamos tarde.
Lo seguí recordando lo que sucedió ayer mientras estábamos en la biblioteca con Hans, después de querer marcharme mi mente es un espacio en blanco, no recuerdo nada, sabía que el chico de ojos azules me detuvo, me giró para quedar frente a él y pasó su mano encima de mi rostro sin tocarlo, ¿Qué es lo que me hizo? ¿Cómo es que logró adormecerme?
- ¿Jaden? -mordí mi labio, no seguiría más con esta duda.
- ¿Si? - ladeó su cabeza.
- ¿Qué paso ayer? Es decir, después de hablar con Hans.
-Te estabas alterando demasiado así que yo te cedé- se encogió de hombros.
- ¿Cómo?
-Los Gemiers tenemos muchas habilidades, así que esa que use contigo es solo una de ellas-cesó su andar- hemos llegado.
Deparé en el salón es enorme, el piso es color plata, en una esquina lejana veo grandes estantes con armas de toda clase, simuladores con los cuales se puede fingir el estar en medio de batalla y así otras modernas instalaciones que me dejaron atónita. Escuché el sonido de golpes impactar en la piel, me giré notando la lucha a metros de mí, era una chica de cabello naranja contra un chico fornido de pelo cenizo, su nariz sangraba y él tenía un hilo rojo el cual descendía por su mandíbula, de un momento a otro la golpeó haciéndola caer en la espuma de cuero negro y sin dejarla ponerse en pie volvió a atacarla, de su mano brotaron unas luces rojas en forma triangular, las cuales la rosaron levemente antes de que se apartara, un mechón de su cabello cayó delante de ella.