Las Gemas de Zira: El Rubí Protector.

Capitulo:5 El ultimo miembro de la familia real.

Este era mi tercer día aquí, hoy no hubo entrenamiento para mí y sinceramente dudaba que lo volviera haber, no les tomó mucho el darse cuenta que yo no sería su arma secreta o una de sus más buenas guerreras, si de verdad deseaban ganar yo debería estar por fuera, lo último que querían era a una perdedora entre sus filas. Con cada minuto que pasaba la necesidad de largarme crecía, todo el día estuve buscando alguna forma de salir, de hallar algún cuarto donde se encontrara un portal o lo que sea, probé con huir por el bosque e ir en busca de mis padres yo sola, pero llegué a un punto donde por más que intenté avanzar no se me permitió, existía una barrera transparente que no me dejaba continuar con mi intento de rescate ¿Qué era eso? ¿Por qué no me dejaba salir? ¿era para protegernos o impedirnos salir? Probablemente las dos, detrás de ese campo invisible no había más que destrucción, todo el bosque y cualquier otra cosa que hubiese después de él estaban muertos, lo que me hacía cuestionar porque esta parte no lucía como esa.

Después de mi fracaso, me dirigí al comedor mi estómago rugía, no desayuné debido a mi necesidad por escapar y salvar a mis padres, pensaba en ellos todo el tiempo y en las palabras que Hans me dijo en la biblioteca cuando llegué, en más de una ocasión me reprendía a mí misma por empezar a creerlas, por tan solo cuestionar su existencia, hasta que no viese sus cuerpos sin vida seguiría creyéndolo, aunque todos pensaran que estaba loca o cegada por el dolor.

Horas más tarde me encontraba deambulando por los pasillos de la biblioteca, conforme me acercaba al final de uno de los estantes percibí unos leves murmullos, moví mi cabeza tratando de encontrar su procedencia  hasta que noté una puerta entreabierta a unos metros de mí, di unos pasos hasta ella inyectada por la curiosidad, asomándome por el pequeño espacio abierto observé una habitación no muy grande en el centro se hallaba una gran mesa de lo que parecía ser vidrio y unas cuantas sillas a su alrededor, al lado de esta estaba un chico alto, de espalda ancha y cabellera negra, uno que inmediatamente reconocí, no era como si se pudiera confundir con alguien más o alguno de sus hermanos, cerca muy cerca de Jaden se encontraba una chica solo un poco más pequeña que él, de brazos delgados, piel blanca un poco más bronceada que la suya y una larga cabellera rubia y ondulada.

Me aproximé un poco más, no entendía la razón, pero quería ver quien era ella, incliné mi cuerpo de nuevo y en ese instante todo el sigilo se marchó, mi hombro chocó con la puerta causando que se moviera hacia adelante, inmediatamente ambos voltearon sus cabezas a mí.

¡MALDICON!

Rápidamente me incorporé dando gracias a mi color de piel que impedía que los demás pudiesen ver cuando me sonrojaba, los ojos celestes de la rubia se oscurecieron mirándome molesta.

-Vete no debes estar aquí- su tono de voz estaba cargado de irritación.

Por otro lado, el rostro angelical de Jaden se suavizó esbozando una sonrisa.

-Hola Alessia- se alejó de joven para acercarse a mí.

- ¿Alessia? - alzó una de sus cejas claras- así que eres tú la nueva- dijo de forma despectiva escrutándome de arriba a abajo, poseía ojos hermosamente achinados, nariz pequeña, labios carnosos, rostro perfilado con facciones ahora severas por su evidente disgusto, sabía que me odiaba por haber interrumpido su beso, aunque yo me sentía feliz por haberlo hecho.

- ¿Y tú eres? - pregunté haciendo un débil intento por apartar el enfado que me había contagiado

-Mackenna- contestó secamente- no puedes quedarte aquí, tendremos una reunión importante pronto- se cruzó de brazos.

El chico de ojos azules pasó su brazo por mis hombros provocando que quitara mis ojos de Mackenna y los depositara en él.

-Ella puede quedarse.

- ¿Qué? - habló con reproche.

-Ella puede quedarse- repitió dirigiendo su mirada hipnotizante a ella- Alessia es buena guardando secretos ¿no es así? Además, se merece un poco de diversión también.

La chica abrió sus labios para objetar, sin embargo, se vio interrumpida por los otros tres chicos que ingresaban a la habitación, quienes eran Tyler acompañado por una chica de cabello rojo como el fuego, sus rasgos eran muy similares a los de Mackenna, así que supuse que debían ser hermanas y también debía ser Rose la prometida del mayor de los Revenswork y Matt.

- ¿Dónde pongo esto? - James se materializó al lado de este último con muchas armas en sus manos y detrás de él estaba su hermana menor Heather sosteniéndolo por los hombros.

- ¿Heather te he dicho lo que me encanta tu don? Imagínate con él podría volverme invisible y espiar a las chicas mientras se cambian- soltó una carcajada, tanto ella como Rose y yo lo miramos mal- es una broma, no sean tan amargadas- rodé los ojos.

-Pues entonces demos gracias a Gemireth por no dártelo- dejó caer las manos a sus lados liberando a su hermano de su agarre.




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