Las Hermanas Deltaff

Prólogo

Era por fin la hora de la verdad. No había marcha atrás. En breve comenzaría el solsticio de invierno y el Deltaff se elevaría al cielo junto a los dioses.

Pero algo andaba mal. Un silencio sepulcral inundaba el ambiente y el aire se estaba volviendo tan frío en lo alto del Monte Sagrado que helaba hasta los huesos.

-No va a tardar en llegar-susurró Saabi, mientras sujetaba el báculo con el puño bien cerrado. Se volvió hacia Kodrack y clavó su profunda mirada en él-¿Estás seguro de que no quieres volver?-preguntó, con una leve súplica en los ojos.

El muchacho se acercó y negando con la cabeza la besó suavemente en los labios.

-Dije que nunca te dejaría. Me quedaré a tu lado no importa lo que pase-aseguró  y Saabi entendió que hablaba en serio.

Bajó la mirada y después le entregó el Deltaff.

-Lo que vas a ver, lo que pase...puede ser demasiado, pero por favor no sueltes el Deltaff. Lo dejo en tus manos. Te cubriré con un escudo mágico y no quiero que salgas de ahí por ningún motivo ¿entendido?-inquirió sujetando sus hombros, Kodrack asintió.

La maga suspiró y comenzó a murmurar un conjuro. Lentamente una luz amarilla comenzó a rodear al joven.

-¡Espera!-dijo él tomándola de la nuca y besándola probablemente por última vez. Saabi cerró los ojos y una lágrima cayó por su mejilla mojando los labios del muchacho.

Saabi asintió y lo cubrió por completo; a pesar de que Kodrack no podía escuchar bien, pudo distinguir como le susurraba "te amo".

Entonces un ruido seco  resonó  por todos lados. La maga se volteó como resorte para ver la alta figura de Heinhää, la reina de los demonios, y torció el gesto.

Ella sonreía de oreja a oreja, como si lo que estuviera viendo no fuera más que un juego de niños.

-Miren lo que tengo aquí...-susurró con su metálica voz-. El báculo y una pareja de estúpidos enamorados.

Saabi se plantó delante de Kodrack con la barbilla en alto.

-No voy a dejar que lo toques-anunció, refiriéndose a ambos.

Heinhää enarcó una ceja.

-Eso ya lo veremos.

Dio un paso adelante.

Saabi se puso en guardia al instante y lanzó un rayo cerca de la mujer, en señal de advertencia. La reina rió divertida ante sus reacciones

-Que agresiva-murmuró.

Vio de reojo a Kodrack, que tembloroso se aferraba al báculo con ambas manos.

-¿Me tienes miedo? ¡Já! Pero si aún no has visto lo mejor de mí- y, dirigiéndose a la maga preguntó-¿Porqué no les enseño como soy en realidad?

Y dicho esto se contorsionó hacia adelante, lanzando  gemidos lastimeros y aterrorizantes.

Saabi no pudo evitar retroceder al ver como las uñas se convertían en garras, y que unos cuernos brotaban de su encrespada cabellera, mientras que largos colmillos sobresalían de sus labios... sedientos de sangre.

Heinhää sonrió al ver la cara horrorizada de los jóvenes.

-No pienso perder más el tiempo en esto...a pelear-ordenó abalanzándose hacia Saabi. La maga cayó hacia atrás sin poder respirar; el peso de la demoníaca mujer le oprimía el pecho y sus garras se clavaban en sus hombros.

Inhaló el poco aire que pudo y exhaló fuego directo al rostro de la reina diabólica. 

Heinhää se cubrió el rostro con las manos, mientras que Saabi se levantaba para arremater. El viento soplaba más fuerte que nunca, y Kodrack encajó el báculo en la tierra, aferrándose a él con todas sus fuerzas. Tanto poder mágico hacía retumbar la tierra.

Heinhää se  aferró al cuello de Saabi, dejándola sin aire.

La maga intentó zafarse, pero no pudo. Las garras se clavaban en su carne y el dolor se volvía insoportable y asfixiante; el escudo mágico de Kodrack parpadeó por un instante. Se iba desvaneciendo a medida que Saabi perdía fuerzas, y Heinhää lo sabía.

Con una mueca macabra soltó a la chica, azotándola contra el suelo.

Kodrack retrocedió en la esfera que lo mantenía a salvo, y observó como la demoníaca figura se acercaba.

Alzó sus garras y comenzó a rasgar el escudo. A cada golpe podía oír resonar el impacto. Kodrack se puso de rodillas y cerró los ojos, esperando su muerte.... todo había acabado.

De repente un aullido se escuchó por todos lados y después de un ruido sordo que pareció eterno... nada.

El joven abrió los ojos despacio y al ver la escena se paralizó de la sorpresa. Heinhää se había detenido, y eso era porque una gran herida se abría en su espalda, sangrante.

-¿Pero qué...?-susurró estupefacto.

Saabi tenía una mano extendida hacia la reina, le había lanzado un hechizo, aprovechando que estaba concentrada en tratar  de deshacer el escudo.

La maga se desplomó en el suelo y el escudo también. Kodrack no perdió tiempo y corrió hacia ella.

-¡Saabi! ¡Saabi!-exclamó el joven, la maga le sonrió levemente, mirándolo a los ojos.



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En el texto hay: romance y magia, guerra y enfermedad

Editado: 23.03.2018

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