Las Hierbas Que Sanaron Al Angel

Capítulo 9: Pesadillas

-Emh....Muchas gracias por traerme a mi tienda.- 

Ya estabamos al frente de la puerta. El frío se sentía más que nunca. Aún las palabras de la anciana resonaban en mi cabeza, y la ansiedad me consumió nuevamente. Sigmund me sonrió, me dio un abrazo y se volteó para irse al castillo.

-¡E-eh! Espera....- Le dije antes de que perdiera por las calles. Sigmund se volteó.- Puedes quedarte esta noche.....Es decir, am.......Está....em...Puedes tener frío, ¿No? Puedes tomarte algo.... Chelsea no está, y luego puedes irte...- En realidad, tenía miedo. No quería estar solo. 

Sigmund dibujó una sonrisa en su rostro y asintió. -Sí, claro. Me vendría bien.-

Recuerdo la expresión que ponía Sigmund al entrar por primera vez a mi tienda; Antes con suerte pudo mirar algo por fuera. 

-Es un lindo lugar.- Afirmó él, mientras analizaba cada detalle del lugar.

-Es un poco estrecho sí, pero creí que no te gustaba este tipo de cosas.- Respondí, dirigiéndome al comedor, ubicado en el mismo primer piso, cruzando una puerta detrás de los mostradores de la tienda. El comedor era pequeño, solo había lo necesario y una mesa redonda de madera en el centro. A un lado se podía ver la escalera que llevaba a las habitaciones.

-Sé que debe ser poco comparado a donde sea que estés viviendo, pero espero que te sientas cómodo...- Decía mientras comenzaba a preparar un té sencillo, sin muchas hierbas ni nada, sé que no le debería gustar.

-Emh...No, tranquilo. Está todo perfecto.- Sigmund se sentó en las sillas de madera. Y se silenció por un corto lapso de tiempo.-Em...¿Sabes Abraham? Creo que tenemos que hablar.....Si te encontraste con la anciana, y tu casi colapsas...¿Todo bien? ¿Te dijo algo?-

-Sí, sí, no te preocupes....Bueno....No, es algo complicado la verdad.- Le dejé el té en la mesa, cercano a donde él estaba sentado. -La anciana resultó ser bruja, y bueno, me contó un poco sobre la enfermedad, la plaga de ratas y todo eso....-

-¿En serio? Perfecto, en ese caso dime todo, para ya mañana partir con un plan para reducir todo, ¿Te dijo alguna cura?-

Yo sinceramente, todavía tenía en mente lo de la familia de Sigmund, y no estoy seguro si decírselo de todas maneras o no. Y en el caso de que lo hiciera....¿Cómo?

-No, no me dijo de la cura. De hecho, dudo que me lo diga...-

-Em..¿Por qué?......-Ya algo impaciente.- ¿Puedes decir qué sucedió en el callejón?-

-¿Cómo empezar?....- Suspiré, cogí una silla y me senté a su lado.- Tal como dije, la enfermedad tiene un origen mágico, no afecta a los brujos ni brujas, solo a los humanos. Y viene de la venganza de los brujos, el antiguo rey Derbok, negoció, el corazón de su hijo Astián, por poder. Los brujos, confiando en él, le entregaron el poder....-

-Y Derbok no les entregó el corazón.....-  

-Exacto. Ahí viene el problema, la anciana se quiere vengar de la familia real.-

-La única de la familia actualmente es....-

-Zoe.- Afirmé.

-¿Cuánto tiempo tenemos?-

-No lo sé, la enfermedad recién está comenzando, es muy temprano para poder decir cuanto tiempo nos queda...- 

-Tengo que ir al castillo, debería empezar a trabajar.- Se levantó de la silla. 

-¡Eh, eh!- Me levanté igualmente y le tomé del brazo. -D-de nada sirve no descansar.....Es decir,  de nada sirve trabajar hasta no dormir. Sé que el tiempo corre, pero somos humanos, necesitamos reposar para ejercer lo máximo después, ¿No?......O eso era lo que mi padre siempre me decía en el campo.....- Le solté el brazo. 

-Pero.....Mi hostal está en el distrito central, está un poco alejado de aquí, así que mejor me voy directamente al castillo y..-

-Sigmund...- Le interrumpí.

Él suspiró. 

-Si tu hostal está lejos, puedes quedarte a dormir aquí.- Le dije.

-¿No te molestaría?.- Me preguntó.

-No, no, claro que no. Hay dos habitaciones, puedes dormir en la otra y mañana en la mañana nos vamos al castillo. ¿Te parece?-

Me sonrió. -Está bien. Muchas gracias, Abraham.-

Volvimos a sentarnos para disfrutar esos sorbos del té. El mío tenía manzanilla, su sabor en el té me encantaba. Le agregué un poco al de Sigmund, pero no pareció molestarle. Estuvimos así por un buen rato, y he de admitir, que me relajó tener un poco de compañía. De hecho, lo necesitaba. Usualmente tenía charlas con mi padre, con té en mano, sentados en una roca, hablando sobre la vida, como labrar el campo, sobre mi pueblo, sobre los planes futuros, todo lo que podríamos pensar. Extrañaba eso. Con Sigmund claramente no era lo mismo, estábamos en una choza pequeña hablando sobre una enfermedad. Pero tengo a alguien, y siento su calor. Eso es lo que necesitaba al fin y al cabo.

-Vamos a la cama, que estamos un poco alterados..-

Poco recuerdo de este momento....Solo que fuimos cada uno a su habitación después de esta charla. Conciliar el sueño era lo que necesitaba, pero no necesariamente lo que tuve. Nada más al cerrar mis ojos, aparecí en en un lugar totalmente oscuro, sin nada. Sabía lo que significaba, era el ángel apareciéndose de nuevo, por primera vez, después de 18 años. 

Y así fue, mientras él aparecía, ya con una mejor apariencia, yo me acercaba más a él.

-Han pasado 4 años, Abraham Azhkem.-

-¿4 años ya? Vaya, no me lo esperaba.-

-Veo que ya estás en Angulema, me alegro que hayas podido lograr salir de Oriunde.-

-Fue un proceso largo, un poco complicado, pero aquí estoy...-

-Abraham...- El ángel dio un suspiro y cerró los ojos por un momento.- Me temo que nos equivocamos, no vamos a necesitar tu ayuda de todas maneras. Podemos ocuparnos nosotros mismos sobre la futura pandemia.-

-¿Q-qué? ¿Por qué?-

El ángel volvió a mirarme a los ojos. Sus colores azules me hostigaban. -Porque no es necesario, ya recuperamos todo nuestra poder para poder combatir a los hechiceros. Sin embargo, muchas gracias por tu ayuda. Puedes volver a Oriunde.- 



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En el texto hay: lgbt, amor, brujeria

Editado: 04.04.2020

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