Las Hierbas Que Sanaron Al Angel

Capítulo 14: El Chico De Fukar

Antes de que sigamos esta historia....Creo que vale la pena contar un poco sobre la historia de Sigmund.

Las islas Fukar, son un archipiélago ubicado al sur del reino. Sigmund nació en un pequeño pueblo costero llamado Antáo, donde vivían aproximadamente 14 familias, entre ellas, la Collins.

Esas familias vivían del comercio y de la pesca. La familia Collins se caracterizaba por ser curativa. Eran los médicos de la zona.

Su padre, Ambergt Collins, era el gran médico. Nadie sabía como tenía tantos conocimientos, pues nunca fue a estudiar en Khizhor, lugar que ya hemos mencionado, lugar en donde nacen los médicos.

Su madre, Demi Collins, en cambio, cazaba, iba en busca de los alimentos, y se quedaba con Sigmund mientras Ambergt atendía a los pacientes.

–¡Mamá! ¡N-no mates al conejo....!– La señora Demi con su arco, había matado a un conejo.

–Tengo que hacerlo, Sigmund, si no, nos quedamos sin comer.– Decía Demi mientras se acercaba al cuerpo del conejo.

–¿Eso también lo tengo que hacer...yo? ¿Cuando crezca?– Decía el mini Sigmund. Tendría 13 años más o menos.

–Seguramente. También puedes comer vegetales si deseas, mi amor. –Demi se acercó con el conejo en mano.

–Creo que prefiero vegetales por hoy....– Exclamó él.

–¿Te encariñaste con el conejo? Pero si lo conociste hace 3 minutos...– Demi se reía.

Sigmund solo asintió.

–Está bien, pero solo hoy, mañana tendrás que comer carne.–  Demi, puso su arco en su espalda, y con su única mano desocupada, tomó a Sigmund para volver a la villa.

El día se desarrolló como cualquiera; En la tarde, toda la familia comió. El padre había llegado cansado, pero estaba contento de llegar a su hogar y ver a sus amores felices, sentados en la mesa. Eran una familia feliz después de todo, hasta caer la noche. Pues Demi era otra persona.

–¡A dormir, Sigmund!– Dijo Demi al caer la noche. Tomó de la mano a su hijo y lo llevó a la cama. Ahí lo arropó, le besó en la mejilla y espero hasta que se durmiera para dejar su habitación. El problema era que Sigmund no se durmió esa noche, quería saber algo importante: Dónde iba su madre a mitad de la noche.

Antes lo había comentado. Su madre siempre se escapaba por la noche. En un principio me dijo que era para cazar....Pero las cosas no eran como él las recordaba.

Rápidamente Sigmund, tomó su ropa de caza, su arco, y se escapó por la ventana de su habitación.

Una vez fuera, podía ver como su madre subía la colina para poder perderse entre los bosques. Sigmund le siguió, no sin antes colocar el arco en su espalda, para seguirla en lo profundo del bosque.

Una vez dentro, podía ver como su madre se movía entre los árboles. Estuvieron caminando como por 1 hora más o menos, hasta llegar al corazón del lugar. Había una fogata en medio, y alrededor, varias personas hablando en un idioma extraño. La Señora Demi entró. Y todas las señoras le dieron la bienvenida en ese extraña lengua, que al parecer, Demi podía entender.

Sigmund, escondido entre los arbustos, seguía mirando el panorama.

–Una vez aquí.......Hay que hacerse un corte en la mano, dejar que la sangre corra, y llegue hacia el fuego. Para así, el ritual funcione, y tengamos más poder, e invoquemos al grande....– Dijo una anciana a un lado de Demi.

Acto seguido, todos los brujos y brujas se empezaron a herir las manos, para que la gotas de su sangre cayeran en el fuego. Así estuvieron un buen rato, hasta que llegó el turno de Demi. Ella, algo temblorosa, se acercó al fuego, tomó el pedazo de vidrio que había cortado a los demás, pero antes de poder cortarse, Sigmund salió de su escondite corriendo hacia ella.

–¡¡Mamá!!, ¡¡No!!.–  Las brujas le notaron.

Una bruja, le miró con una mirada de odio. –Invasor.– Dijo con una voz demoníaca. Acto seguido, comenzó a flotar, y se dirigió rápidamente hacia él, con fuego en sus puños. Le iba a matar, eso estaba claro.

Sigmund se dio cuenta de la bruja, así que antes de que pudiera golpearlo, cerró sus ojos, movió sus brazos de forma que pudiera cubrirse, y sin darse cuenta, habría creado un escudo mágico alrededor de la bruja. No pudo golpearle.

Los asistentes del aquelarre, impactados por la situación, comenzaron a murmurar entre ellos. "Es un brujo" "¿Hijo de Demi?" "¿Será hechicero?"

La bruja que intentó atacarme, apagó el fuego de sus puños, y volvió al suelo.

Pero antes de que pudieran decirles algo, se escucharon gritos del pueblo. Luego explosiones. Algo estaba pasando.

El aquelarre se desmoronó en un rato, y todos comenzaron a correr hacia Antáo. La madre de Collins, no dijo nada. Solo le tomó de la mano e igualmente comenzaron a correr hacia el pueblo.

Una vez ahí, vieron el panorama. El rey Astián estaba destruyendo el pueblo.

–¡A POR LAS BRUJAS!.– Exclamaba mientras su ejército mataba a casi toda la gente del pueblo. Al lado del rey, estaba una pequeña Zoe asustada.

Muchos brujos comenzaron la guerra. No podían seguir huyendo. Pero la señora Demi, no fue a la guerra. De hecho, solo se quedó quieta con su hijo de la mano, en la colina, mirando la especie de guerra que se había formado. Estaba asustada. No por ella, si no por Sigmund. Era un brujo, igual que ella. Por lo tanto corrían el mismo peligro.

Hasta que se le ocurrió la única idea.

Demi se agachó, para poder mirar cara a cara a Sigmund.

–Hijo, sé que tienes muchas preguntas ahora mismo. Pero te tengo que pedir un favor....Te borraré la memoria.... Olvidarás ese truco que has hecho... E huirás hacia Ciudad Tarrafal. Ahí estará tu abuelo, te cuidará. Todo eso.–

–Mamá....¿Por qué? ¿Qué sucede?–

–El mundo de adultos...es complicado. Pero tienes que huir. Te borraré la memoria, pero te dejaré solo lo que te acabo de decir.– Suspiró. –También recordarás esto: "La Magia es mala, la magia me alejó de mis padres. No haré magia nunca."– Dijo en voz alta para que se le quedara en la cabeza a Sigmund.



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En el texto hay: lgbt, amor, brujeria

Editado: 04.04.2020

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