Las Hierbas Que Sanaron Al Angel

Capítulo 15: Sal En Las Heridas

Luego de nuestra expedición a Samalaca, tuvimos que venir corriendo hacia el castillo. Sigmund con vendas alrededor de sus heridas, y yo asustado con los que se venía. Recuerdo que antes de irme del bar, le traté de comerciar un poco de ese incienso mágico a Alicia. Pero se negó, ya que la gracia es que ese incienso solo lo pueden encender brujos. Una lástima, pues nos hubiera ayudado mucho......¡Y lo sé! Sigmund es brujo.....Él podría haberlo encendido...Pero.....¡Aún no sabía que tenía magia en sus venas! No encontré el momento para decirle, y definitivamente, en un bar, herido, y con una desconocida, NO era el lugar perfecto para contarle sobre su pasado.

Llegamos a Angulema, dejamos a los caballos a las afueras de mi tienda, y tomados de la mano, corrimos hacia el castillo. Estábamos algo tarde.

Para nuestra mala suerte, al llegar estaba Zoe con los brazos cruzados esperándonos. A un lado el Doctor Smirtk, al que le habíamos engañado diciendo que yo y Sigmund somos novios.....Bueno, quizá no era total mentira después de todo.

–Eh...Perdón, se nos hizo tarde.. ¡Pero tenemos nueva información!.– Dije yo, a pesar de que mis palabras salieron de a poco. Corrí por casi toda Angulema para llegar.

–Sí, también yo, desgraciadamente. ¿Pasaron por el distrito central?.– Preguntó Zoe, con una expresión de tristeza en su rostro.

–Umh...No, no es necesario pasar por ahí para llegar al castillo..– Respondió Sigmund.

La reina suspiró. –Entren al castillo, por favor.–

Los cuatro comenzamos a subir las escaleras para poder entrar. Sigmund se adelantó para hablar un poco con Zoe sobre lo sucedido, mientras que el doctor Smirtk, al contrario, se puso al lado mío.

–Entonces...¿Meriline, verdad?.....¿de dónde eres?.– Preguntó curioso.

Ni me acordaba de como era mi nombre falso, así que solo asentí.

–Ehm....Sí, soy de......¡Fukar!, al igual que Sigmund.– Le di una sonrisa falsa al doctor. Notó mi incomodidad. Y claro, me tendió una trampa. No me llamaba así. Ese no era mi nombre falso. Ahí fue cuando sus sospechas incrementaron.

–¿Sabes? Te pareces un poco a un brujo muy conocido en esta ciudad....Abraham....¿No tendrás nada que ver con él, no?–

Mi corazón se aceleró, y mis ojos se abrieron como plato. Retomé la calma como nunca y le respondí.

–Em.....No, no lo conozco....–

–Mire, señor. Le tendré un ojo encima, no queremos brujos en este castillo......Así que ruegue para que realmente sea quien dice ser...– El doctor se adelantó y se unió con Sigmund y la reina.

Esto definitivamente agrega un problema más a la lista.

Una vez dentro del castillo, se vio el panorama: Todos los médicos disponibles corriendo, ayudantes también. Personas tiradas en un suelo creado para bailes reales. Eran cientos de enfermos, se veía gotas de sangre por el piso. Esto SÍ que agregaba un problema a la lista.

–Verán, mis niños....... La plaga de ratas aumentó esta noche, al igual que los enfermos. El distrito central es el principal afectado, y el más poblado, claramente. Los cuerpos en las calles son muchos, y como reina tuve que abrir el castillo para todo el mundo. Es preocupante.....–

–Perdone mi incumbencia, su majestad. Pero, ¿Qué hace aquí la pareja de Sigmund en este caso importante? Que yo sepa, no es médico, si no, estaría con nosotros desde un momento. Dudo que sepa qué hacer.– Afirmó el doctor Smirtk interrumpiendo a Zoe.

–Doctor Smirtk, no se preocupe, yo me hago cargo. Por favor, le ruego que asista a sus compañeros, les vendría bien una ayuda.– Respondió Zoe.

El doctor me miró de reojo, con una expresión de desagrado, y se fue con los demás médicos.

–Ahora que estamos solos....¿Podemos ir a la oficina?.– Preguntó Sigmund. Zoe asintió, y acto seguido los tres caminos de manera apresurada hacia el lugar.

Una vez allí, sin personas que nos escuchen, fue cuando escupimos todo: Desde el encuentro con la anciana en el callejón, sus motivos, el plan, la enfermedad, hasta el encuentro en mis pesadillas y la revelación de su forma real: Krukut.

Ella solo escuchaba atentamente, mientras miraba perdidamente a hacia la ventana, seguramente se haya inmerso en sus pensamientos. No puedo culparla; es mucha información para digerir. 

-¿Qué haremos ahora?.- Respondió Zoe.

-Tenemos que encontrar una cura, ahora. Gracias a Abraham, al menos sé que el Tusílago ayuda bastante, quizá desde ahí, podríamos generar algo para poder solucionar todo.-

-Tiene que ser ahora, ya la población de Angulema se está alarmando por esto, temo que las noticias lleguen a las demás regiones del reino. No quiero alarmarlos, mucho menos ahora que hace poco tomé la corona......-

-Tranquila Zoe, Abraham y yo buscaremos algo...-

-¿A-A-ABRAHAM?- 

El doctor Smirtk había entrado a la oficina, escuchó eso último y confirmó sus sospechas: El supuesto brujo estaba aquí, con el mejor médico del lugar y con la actual reina. 

-¡¡¡¡¡OH, NO, REINA, CUIDADO!!!!!!, ¡¡¡¡¡¡LA VA A MALDECIR!!!!.- Gritó Smirtk, poniéndose al frente de la reina, como si estuviera protegiéndola de mí. -¡Sigmund! ¡¿Por qué estás encubriendo a un brujo?! ¡¡Ese desgraciado debería morir quemado, como todos los de su raza!!.- 

-Hey, hey, cuida tus palabras Smirtk, él nos está ayudando.-

-¿Ayudando? ¡¡¿Qué te pasó Sigmund?!!-

-¡Nada, hombre! Y no es brujo.- Respondió cortante.

-¡Ya sé! ¡Te embrujo! Ese maldito hijo de....- El doctor Smirtk se acercó a mí, tomó mi cuello y comenzó a ahorcarme.

-¡HEY! ¡HEY!.- Sigmund nos separó. Zoe se puso al lado mío para ver si me encontraba bien. Mi respiración se agitó. 

-¡Te has vendido!....¡A los brujos!. ¡Antes no eras así!.- Afirmó Smirtk mientras con un dedo apuntaba a Sigmund de manera furiosa.

-No me vendí....Smirtk, solo vete....- 

 -¡Si tú mismo nos ayudaste a encarcelarlo! ¡Tú mismo confesaste que él era un brujo! ¡Tú mismo dijiste que era un peligro para los médicos en la junta que tuvimos!  ¡Tú querías sacarlo de esta ciudad! ¿Acaso te poseyó?.- Gritaba Smirtk.



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En el texto hay: lgbt, amor, brujeria

Editado: 04.04.2020

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