Las historias del puente Blastown

Capítulo 1

La noche del 14 de febrero, cenábamos en el comedor todos juntos, terminando de celebrar el día de San Valentín -o día del amor y la amistad como se le llama en mi país-, mientras mirábamos las noticias en la televisión, y hablamos sobre cómo nos fue a lo largo del día.

Papá contaba acerca de lo lindo que lo pasó con mamá en la feria -decidimos que ellos se tomaran el día solos para que disfruten uno del otro-. ¿Y qué mejor lugar que una feria frente a una plaza?

Mi padre, es un hombre alto y fornido, con el cabello negro azabache y algunas canas de por medio que adquirió por el paso de los años, su barba se asoma un poco dejando ver una sombra negra en el rostro resaltando su blanca piel. Mamá por su parte es una mujer morocha y hermosa en todo su esplendor, su piel es morena la cual resalta sus ojos verde oliva, los cuales heredé, es más baja que papá así que me causa gracia cuando lo quiere besar ya que se tiene que poner de puntitas.

Mi hermano, bueno él es todo un caso. Es igual a papá en versión joven físicamente hablando.

En la cena. Les conté sobre Adam, mi novio, -o mejor dicho ex novio- a quien encontré en su habitación manteniendo relaciones con la que un día fue mi mejor amiga. No voy a entrar en detalles con respecto a las reacciones de mi familia pero Hugo lo quería dejar sin herederos.

Pasado el tema sobre Adam siendo aniquilado mentalmente por mi padre y hermano...

-A que no saben- dijo Hugo -conocí a una mina en la feria que está, pero re fuerte- subió y bajó las cejas mirando a mamá, quién al ya saber cómo se expresa su hijo le dio un golpe en la cabeza por tenerlo al lado y soltó una carcajada.

-Habla bien muchachito que yo no te enseñé a hablar así- se puso seria de repente, mientras Hugo se sobaba la cabeza. Papá y yo nos reíamos bajito para que mi madre no nos retara a nosotros por "no tomarla en serio"

-Okey perdón mamá- Soltó y seguimos cenando a base de chistes y risas.

Pasada la cena llena de carcajadas, anécdotas sobre papá y mamá en su juventud y la historia de cómo se conocieron, había olvidado por completo lo que Adam y Valentina me hicieron.

Sentada en el mini balcón de mi pieza mirando las estrellas recordé todo lo que pasé con ambos, ¿Cuál era la necesidad de mentirme y engañarme de esa manera? Lo peor fue que María, la mamá de Adam fue quien me llamó y me llevó hasta la habitación de su hijo para que presenciara el acto. Fue horrible para mí abrir la puerta y encontrarlos a ambos en la misma cama donde tantas veces me dijo "te amo'' y en donde me trataba como si fuese una princesa cada mañana al despertar.

Yo sé que María nunca apoyó nuestra relación ya que decía que no iba a permitir que su hijo estuviera con una "negra", pero en parte le agradezco haberme llamado con la intención de que su hijo y yo termináramos porque al fin pude darme cuenta y abrir los ojos con respecto a esos dos. Cabe recalcar que no los odio, pero esto duele y es una mierda.

Solía contarle a Valentina las peleas, las citas, todo lo que pasaba con Adam. Pero jamás pensé o me di cuenta de alguna señal con respecto a su engaño, algo que me diera una pista por lo menos. Por amor al Poderosísimo, años de amistad con Valentina y 2 años de relación con Adam tirados a la basura, que lindo -sarcasmo-

Después de casi media hora sentada ahí me dio frío, supongo es porque la remera y el pantalón corto de dormir no me abrigaban mucho que digamos. Ya para las 23:30 me estaba durmiendo cuando me sobresalte por los gritos de las habitaciones contiguas a la mía, y la habitación de abajo que corresponde a mis padres.

Salí a verificar que todo estuviera bien, cuando de pronto un sonido de algo explotando me hizo tirarme al suelo tapando mis oídos, me mareé por un momento pero no tardé en darme cuenta de algo, ¡FUEGO!

Frente a mi puerta tenía una gran nube de humo negro que no me dejaba ver nada más que no sea humo y fuego. De un momento a otro una viga cayó frente a mí, haciéndome retroceder debido a que una chispa del fuego fue directo a mi mejilla derecha. -Mierda arde- solté, de pronto, a lo lejos empecé a escuchar mi nombre

-¡¡Erika dónde estás!!- gritaba con desesperación papá mientras yo trataba de no inhalar el humo, me levanté del suelo esquivando lo más que podía el humo y caminé hacia las escaleras donde escuché el grito de mi padre, en ese momento el techo detrás de mí se desprendió por el fuego. Mi hogar se estaba haciendo trizas...

-Papá por acá!!- grité como pude con todas mis fuerzas, ya que me dolía la garganta y no paraba de toser. Seguí caminando pero el cuerpo se me estaba haciendo pesado, intenté cubrirme la boca y nariz con mi remera pero no era lo suficientemente gruesa como para impedir el paso del humo hacia mi nariz

-Erika!. Hija salgamos de acá rápido- papá seguía sonando desesperado cuando llegó hacia mi. Asentí con la cabeza lenta y me ayudó a bajar las escaleras para salir de la casa, al llegar al último escalón ya no podía más, mis ojos se estaban cerrando y la tos no me dejaba respirar. -Eri aguantá por favor- papá no quería que cerrara los ojos, sin embargo a los segundos de dejarme afuera en los brazos de un Hugo perdido, los cerré finalmente por el cansancio y dolor quedando en completa oscuridad.

Lo último que recuerdo es a papá salir corriendo a la puerta de casa persiguiendo a alguien.

-ALBA NO!- el grito repleto de terror llegó a mis oídos, y luego de eso el sonido ensordecedor de una explosión fue lo que sentí antes de caer rendida en la penumbra.

...

Inés Fuentes 




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