Las huellas azules en la arena

Huellas azules

Desde pequeño me a gustado seguir las huellas en la arena hasta que el mar me lo permita, pues papá me había dicho que de esta forma había conocido a mi madre y yo quería encontrar a una compañera como mamá, hacía esto cada día que iba a la playa con mis padres, quienes siempre reían y me preguntaban.

— ¿Encontraste ya al dueño de las huellas?

Y yo sonreía y decía.

— El mar aun no quiere que nos encontremos.

Más ya ha pasado mucho tiempo y nunca paso nada ¿Acaso era esto sólo un cuento bobo para un niño iluso? Respiro hondo. Hoy ya hace dos años de la muerte de mis padres y ya hace dos diez años que no sigo los pasos en la arena, pero... Por algo razón, siempre que paso por la playa tengo la sensación de que me llaman  aquellas huellas en la playa, pero las ignoro, después de todo ya crecí y eso es sólo un acto infantil, las personas maduras no lo hacen. Aunque desde que soy grande sólo puedo recordar eso, no hagas esto no hagas lo otro, y la verdad ya estaba harto, pero ¿Qué podía hacer? Después de todo ese era mi deber.

Sin embargo, ese día fue distinto, al pasar del trabajo, aquella playa que siempre estaba llena de parejas dispuestas a pasear hasta la madrugada a orillas de la playa, estaba vacía, no había nadie y está vez, más fuerte que nunca sentí la sensación de ir y seguir las huellas.

— ¡¡No!! — exclame para mí. — te has vuelto loco Pablo!! Esas cosas no existen.

Más, si nada existía no tenía de que preocuparse, sólo iba a bajar a caminar por la orilla de la playa, no iba a seguir esas pisadas, no, no lo haría, porque ya no era un niño.

Entonces bajo y empiezo a caminar por la orilla de la playa sin zapatos, cuando pudo ver un rastro de huellas azules.

¿Huellas azules? - se preguntó extrañado y rápidamente empezó a seguirlas, cuando vio que las olas de acercaban a la orilla, entonces corrió contra el reloj, aunque la verdad no sabía que iba a encontrar. Y al final y naturalmente el agua llegó y limpio las huellas azules en la arena.

 — ¡¡¡¡maldición!!!! — grité enojado ¿Cómo puede caer otra vez en este juego?

Puede oír el eco de mi voz repetirse una y otra vez como si el viento se burlara también de mi desgracia, más ¿Cómo mi voz se había agudizado tanto ante un simple eco? Alse mi vista de la arena confundido, sólo para encontrarme con dos luceros resplandecientes que me miraban fijamente y pertenecían a una ninfa o tal vez a una ciguapa.

Entonces me sonrió y yo le sonríe, ella es hoy mi esposa Natalia.



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En el texto hay: historia corta, amor, lindo

Editado: 30.11.2021

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