Las Jones.

15. Primeras Rupturas.

 

Cuando le dije a Mateo ayer que no se le olvidaran de mis palabras el día de Halloween, hablaba muy en serio

Sofía.

Cuando le dije a Mateo ayer que no se le olvidaran de mis palabras el día de Halloween, hablaba muy en serio.

Solo que hay un pequeño problema. Nunca, pero nunca, me plantee como hacerlo. Solo hasta ahora, a las once de la noche, aún cuando mañana tengo instituto, estoy sin poder dormir. Quiero callarle la boca.

Hay que aceptar que me gusta, es más me fascina y a la vez odio ese sentimiento. Nunca he sido vulnerable al amor, esta vez no es como que lo esté haciendo, pero si estoy arriesgando mucho, me puedo enamorar de él y la cuestión es que él no lo haga.

Como mis experiencias amorosas son nulas —Porque Patrick, es para otro tipo de cosas —. Decido salir de mi habitación y preguntarle a la única Jones que ha tenido una relación, porque ni loca le pregunto a la Aina. Esa relación es a la que menos aspiro en la vida.

Toco la puerta y mi hermana me da el pase para entrar. Odia con todo su ser que abran la puerta sin permiso. Según yo, esconde algo, que no falta y en una de esas descubramos. Layla es todo un caso y un difícil.

—Hola —digo al pasar a su habitación.

La habitación cuenta con un mueble gris y sus cojines morados, la pared es de color celeste. Su cama está al frente de la entrada y la que queda diagonal al balcón. Su mesa de noche con sus lámpara, su escritorio y arriba de este, una mini-biblioteca con sus libros, en su mayoría de su carrera. Su armario negro, con varios cajones, donde en los más profundo guarda sus vestidos y short, los cuales hace mucho no utiliza.

—¿Qué pasa, Bie? —indaga. Tiene sus gafas puestas, está sentada en la cama y con un libro en su regazo.

—A ver —me siento al frente de ella, en posición de indio—. Cómo sabes le dije eso a Mateo de enamorarlo. No me arrepiento de habérselo dicho —aclaro y ella me presta toda la atención —. Pero vamos al punto, que nunca he conquistado a un chico.

—Y vienes a tu hermana mayor — yo asiento, por mi labio inferior cubierto por el superior —. ¿Eres consciente que soy un fracaso de novia? ¿Y que hace tres años que no tengo novio?

—Si, pero no por nada duraste cinco años con Jeremy —se rasca la cabeza a la mención de este— ¿Cómo hago para llamar la atención de un chico?

—A ver Bie, la atención de Mateo la tienes, porque —Se acomoda mejor en su cama, dejando el libro a un lado—, no todos los días alguien le hace "La apuesta" —hace con sus dedos las comillas—. Aparte eres su vecina y encima de eso te vio encuerada —resalta.

Si, definitivamente fue mala idea contarle.

—¡No me molestes! —chilla y ella pone las manos en rendición—. De verdad ayúdame, tú eres su amiga...

—Ese su amiga, no me gustó.

—Es que él gusta de ti.

—No lo hace —niega con la cabeza, segura de su respuesta.

—Si.

—Con ese pensamiento, seguro y no lo conquistas —me reprende y tiene razón—. Mateo es complicado, alguien que no se va abrir contigo tan fácil. No es como sus hermanos, porque ellos no han tenido que pasar por lo mismo que Mateo —suspira—. No es un chico que la belleza exterior le atraiga. Es inexperto en muchos sentidos. Odia lo cursi y te aseguro que si le sales con corazones alrededor de su nombre, vas hacer que entre en cortocircuito —se ríe, haciendo que yo también.

—Vaya que tengo una tarea difícil —concluyo.

Es algo que tenía un poco en mente, pero ahora viéndolo si no le gustan las cosas cursis, como que se van a complicar las cosas incluso más.

—Busca en Internet —sugiere. Nunca se me pasó por la cabeza hacerlo. Por lo que me despido de mi hermana y voy a mi habitación, antes de cerrarla la puerta, cumple con su papel de hermana mayor—. No te acuestes tarde, mañana tienes clases —sonrió por eso—. Y una última cosa, Mateo no es como todos los hombres, puede llegar a ser un dolor de cabeza, para quien no lo sabe tratar. Sé tú misma y aprende a ver las cosas más allá de tu punto de vista.

Asiento por el consejo y voy hasta mi habitación para prender la laptop. Busco páginas, páginas y ninguna me convence. Al entrar a una página que si me da buena espina, me llevo una buena sorpresa y es que todo lo he hecho mal. Según la página es bueno como mujer, mantener el misterio y no exponerse de forma tan evidente. Cosa que ya hice y muy de frente.

Dice que debería aplicar la técnica del espejo y creo que por ese lado empezaré. Porque creo que esto no está en orden, para mí esa técnica irá primero.

Técnica del espejo. Primer paso.

***

—Pero qué lentas son —se queja Layla desde el auto. Nosotras tenemos cara de sueño—. No se preocupen, que esta semana se acostumbran a levantarse treinta minutos antes.

—Papá, si escuchas que tu hija nos insulta de forma sutil y tú no me dices nada —se queja como una niña chiquita Aina a lo que Layla le saca la lengua.

Entre esas dos les gusta jugar de esa manera, como niñas chiquitas e inmaduras que son. No es algo raro, pero siempre he sentido que en vez de Aina tener conexión con Aitana —como gemelas—, es más con Layla. Lo que hace que Aitana y yo, nos incluyamos más en las cosas de la otra.

—Las amo, niñas, juiciosas y ya sabes Aina —se despide. Ella asiente y yo los miro en alternancia, para deducir de qué hablan.



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En el texto hay: vecinos, ex novio y mentiras, playboys

Editado: 23.01.2022

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