Las Jones.

24. Tana Happy Birthday

 

Aitana

Aitana.

—Hija —siento que me mueven el hombro. Abro los ojos y veo el reloj en la mesa de noche con solo un ojo que son las doce y cuarenta y cinco am. Al voltear veo a mi papá junto a Sofía con un postre y una velita —. Feliz cumpleaños. Les sonrío, ya oficialmente es mi cumpleaños.

Ya en la mañana me levanto de mal humor.

Ya sé que se siente cumplir años sola, un asco. Repito un asco. Tal vez no lo sea para las personas que nunca lo han compartido, pero yo que llevaba dieciséis años compartiéndolo, siento ese vacío de pelear a esta hora.

Como si mi maldito cumpleaños no estuviera lo suficiente sentenciado, porque mi padre me dio permiso para hacer la fiesta hasta la una de la mañana— Yo quería hasta el amanecer— Tampoco me quiere ver tomando alcohol, aunque él sabe que lo he probado, no en su casa y posiblemente en su presencia—Porque si mi padre, no es como otros, que te dejan la casa sola. Él se queda en su cuarto y vendrá a dar pasadas de supervisión—. Eso dejó claro.

Mi otro problema es que yo hasta hoy sábado me puse a preocuparme por los preparativos, aun cuando ya había empezado a invitar personas. Como los snacks, bebidas y eso. Por lo normal es Aina quien planifica todo y nos da labores para hacer. Sumándole a eso, Aina no está desde ayer se fueron para Napa. Posiblemente ya esté empezando su cumpleaños —Que de seguro es bien aburrido—. Por ese lado no me arrepiento.

Vamos a resumir mi semana, un fiasco total. Porque mi mejor amigo tuvo un problema con sus padres y terminó acompañando a Will a Napa. Obvio me puso triste y a la vez, me pregunté cómo es que sus padres no permitieron que se quedará solo en su casa, cuando saben como es Hongi.

Ahora, el otro tema es mi querido vecino quien por cierto —no ha tenido los pantalones para decirme "perdón por haberte quitado tu virginidad y serle infiel a mi novia"—.

Ese tema del noviazgo entre ellos dos me tiene enojada. Nunca me hubiera metido con ese idiota al saber que ya andaba con Kanti. No soy esa persona. Sin embargo, va a conocer cómo es que me puedo sacar las espinas. Austin no sabe a quién está jodiendo.

Mi plan es que terminen y para eso los invité. La cara que puso Kanti cuando se lo propuse, en pocas palabras fue "esta ya de seguro está en sus últimos días" me reí muy internamente. De igual forma terminó aceptando y diciendo que si iba a ir con su novio.

— ¿Sabes si Mateo va a venir? —pregunta Sofía.

—No lo sé. Cumplí con invitarlo —Y siendo sincera lo hice más por ella—. También invité a Santiago y Pablo, pero ella prefirieron a otra fiesta—suelto con sarcasmo—, y si Mateo no quiso ir aún cuando sabía que Layla iba, dudo mucho que venga a esta —se queda callada— ¿Cómo te gusta un amargado como ese?

—A ti, ¿cómo te puede gustar un mujeriego como Austin?

—Bueno, empecemos con todo —Cambio el tema.

No puedo alegar algo que es real. Y así como a mí me molesta lo que acaba de decir, supongamos que a ella también lo de Mateo. No quiero discutir con otra Jones más.

Empezamos a organizar la sala; corriendo los muebles y dejándolos en una esquina para dejar la mayoría de sala vacía. También quitar unos cuantos cuadros ya que se llegan a dañar y a papá le da algo. En la parte del lavado; escondemos el mueble de Layla y en el que se suele sentar Aina. No hay que echarle más leña al fuego. Colocamos algunos globos, nada escandaloso y el equipo de sonido. La mesa donde están los snacks y una que otra bebida.

Cuando terminamos de organizar, vamos hasta las habitaciones y empezamos a organizarnos.

Me coloco un vestido deportivo gris; el cual queda pegado a mi cuerpo y en la parte del pecho tiene una pequeña y redonda zona libre, la cual deja que muestre unos pequeños lunares en esa parte y por poco muestre algo de mis senos y me coloco unos tenis negros. Peino mi cabello en una coleta alta, me maquillo un poco con tonos negros y me pongo mi pulsera que comparto con Aina.

Esta me la regaló Edward en mi cumpleaños número diez —la cual me quedaba grande para ese entonces—, es el último regalo que me dio. Es de plata; tiene pequeñas piedritas rosadas, que hace que la pulsera se vea tierna. La de Aina solo que cambia que sus detalles son de color azul.

—Aitana —alzó la cabeza y Sofía me está mirando curiosa—, terminemos.

***

— ¿Aitana, estás segura de esto? —miro a Pelto sin entender —. Nunca has hecho una fiesta para ti sola. Aparte creo que ya debió haber llegado bastante gente, y todavía veo muy pocos.

—Ya no los puedo echar —le recuerdo.

Apenas han venido alrededor de doce personas.

—Sabes que el ambiente contigo está tenso desde que Armando recordó lo de su hermano y que nos odia. Las personas no quieren estar en un lugar donde estés.

—Ya cállate, que me haces sentir peor —le digo de mala gana. Indignada camino hasta la sala dejándolo atrás.

Invité unas sesenta personas y ya son las ocho de la noche. Veo a unos bailando y riendo, algunos me trajeron detalles, pero aún así siguen faltando muchas personas.

Para el colmo, tampoco han llegado Kanti y Austin. La espina que tengo con este último necesito quitarmela hoy mismo.

—Ese Hongi... —Escucho que se ríe Pelto detrás mío. Esta viendo la pantalla de su teléfono.

—¿Qué pasa con él? —Me pasa el teléfono y observo la imagen que le envió mi mejor amigo.

Él está encima de la espalda de Will, en la piscina que hay en la casa de los abuelos. Se nota como están mojados. Con su cabello negro en la frente por el agua; el de Hongi hasta los hombros y el de Will hasta las orejas. A mi amigo no se le alcanza a ver el estómago, pero a Will si su torso desnudo. Ambos tienen pantalonetas pegadas a las piernas y mientras que mi amigo tiene una gran sonrisa, Will está haciendo una mueca graciosa.



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En el texto hay: vecinos, ex novio y mentiras, playboys

Editado: 23.01.2022

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