Las Jones.

27. Una pequeña parte de él.

Sofía

Sofía.

Sofía.

Bueno no se siente como en años pasados, pero tampoco veo que mi hermana la este pasando mal. Está bailando con sus amigos e igual todos los invitados. Por mi parte decidí hablar con algunos conocidos y dedicarme a observar a Mateo a lo lejos.

Tengo que aclarar algo; jamás en mi vida he sido intensa con un chico. Tenía ganas de que viniera con la ilusión de que en algún momento se acercara a mí. Cosa que no está pasando. Ahora siento la necesidad de acercarme a él sin importar nada

—Espero ser yo él que esté en tus pensamientos —Me sobre salto antes de voltear a ver a Guzt quien me mira con picardía.

—No te hagas ilusiones —Pasa un brazo por mis hombros, y me acerca a su cuerpo.

—Rubia, contigo tengo ilusiones desde que nací —bromea, haciendo que me ría—. Bueno, esta es la parte donde me cuentas que onda con el vecino.

— ¿Qué vecino? — me hago la tonta.

Algo que tiene Guzt es la manera tan rápida que capta las cosas. Esto también se debe a que el amigo de mi hermana es muy observador.

—Evitemos la parte en la que yo trato de sacarte la información y tu te niegas, para que al final si sueltas la sopa —Lo que acaba de decir es una expresión que dice mucho Hongi.

—Solo es el chico que me gusta —me encojo de hombros.

—¿Él chico que está ahí sentado en su propio mundo y sin disfrutar la fiesta? —hace una mueca viendo a donde está Mateo sentado en el sofá con una bebida en su mano.

— Si, ¿Algún problema? —No es mentira lo que está diciendo, pero no me gusta la expresión que hace al verlo.

—Pensé que te iban más los chicos como Patrick —frunce el ceño.

— ¿A qué te refieres a los chicos como Patrick?

—Pues muy fácil, rubia, Patrick es el tipo que todas las chicas quieren. Es una idiota —empieza a contar con sus dedos—, deportista y es de familia pudiente. Y antes de que digas que esas son las cualidades más estúpidas, si te hubieras dado cuenta de eso antes te hubieras alejado. Además era exclusivo para ti, y a la mayoría le gusta ser exclusivo.

—Eso no tiene nada que ver. No porque me agradaba Patrick significa que así me gustan todos los chicos. Creo que si tres chicos me han gustado desde que nací son muchos —me defiendo. Puede que lo que dice de Patrick sea verdad, pero me gustaba por otras cosas y no pasó a mayores como ahora.

—¿Qué tiene este chico para que te guste? —indaga.

—¿Para qué preguntas? De seguro es para fingir que así eres —bromeo. Estoy un poco nerviosa por esa pregunta.

—Que inteligente eres —nos reímos—. Dime.

Me quedo un momento callada, en realidad es una muy buena pregunta. Físicamente es simpático, pero no es de esas bellezas que destacan dentro de muchas otras. Su actitud claramente tampoco. Pero si tiene su algo.

—No sé, este chico es tan él y eso me gusta. No puedo negar que con Patrick me divertía, pero sabemos de qué clase de diversión me refiero —él asiente entendiendo—. Mateo es inteligente, cada vez que contesta en clases me sorprende por las respuesta que da; pese a que Jared Davis es su amigo considero que tiene su postura muy marcada, nunca lo veo meterse en problemas como los demás, es muy borde; pero jamás es irrespetuoso.

—Mmm definitivamente estás en problemas. Puede que no sea el chicos encantador, pero con lo que acabas de decir a ti te dejó enamorada —finaliza.

—No estoy enamorada —aclaro—. Me gusta nada más

—Eso todos decimos al principio —Abro la boca para replicar, pero me extiende la mano— ¿Bailamos? —no espera una respuesta porque me jala hasta la pista. Veo sus oscuras intenciones y es bailar cerca de donde está Mateo.

—No lo mires y disfruta este momento con el maravilloso Guzt —se señala como egocentrismo.

Bailamos por un rato, hasta que es hora que Guzt vaya a bailar con sus amigos y a disfrutar los últimos momentos con Aitana.

Saco valor cuando decido caminar hasta el sillón en el que está sentado, y me siento quitándome los tacones que me puse; estos tacones son muy maltratadores para los pies luego de un rato. El calor que está haciendo acá me está empezando a sofocar y todavía no hay indicios de que estas personas se vayan a ir por lo pronto. Suspiro porque me está entrando sueño.

—Se nota que esto es con lo que te sientes a gusto —Bueno corazón cálmate un poco. Lo miro y no puedo creer que me esté hablando. No me importa si su comentario es cargado con sarcasmo o que de verdad lo está diciendo.

—¿A qué te refieres? —Agradezco porque mi voz salió muy neutral.

—A que disfrutas estar en fiestas. Justo ahora parece que te vas a quedar dormida, pero antes estaban muy contenta —da un trago al vaso que tiene en su mano.

—Siempre me ha gustado de vez en cuando salir y disfrutar, aunque claro no lo hago cada fin de semana —confieso—. Sin embargo, no sirvo para eso que hasta tarde andar en fiestas, sencillamente me cansó y me entra mal humor —Se queda callado, y aunque hay ruido en la sala siento como se forma un silencio incómodo entre nosotros dos.

—¿Cuándo vas a hacer las paces con tus hermanas? —pregunta.

Bueno, creo que hubiera sido mejor el silencio entre los dos.

—Cuando me nazca —respondo con rabia.

—Cuando te nazca después ni Aina ni Layla van a querer —se cruza de brazos, mientras un solo pie lo mueve al son de la música.

—Somos hermanas, tendrán que perdonarme.



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En el texto hay: vecinos, ex novio y mentiras, playboys

Editado: 23.01.2022

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