Las Jones.

32. Cayendo en sus brazos.

Sofia.

— ¡Sofía! ¡Camina, rápido! — frustrada Chloe me toma de la muñeca y empezamos a correr a escenario. 

El desastre es que ya tuve mi presentación con las animadoras, ahora falta la más importante; es la más importante por que la hago con él. 

Chloe está estresada es porque me tengo que alistar, maquillaje, cabello y vestuario. 

Mientras corremos por el pasillo principal, paso por donde veo que Aitana está jugando. Quiero quedarme a verla, pero no hay tiempo. Nos entramos al baño, ya están algunas compañeras del baile y me sonríen, a lo que yo también les sonrió.  Chloe deja su maleta en una esquina y se agacha para sacar lo que sea que trae, noto el desespero con que lo hace. 

— ¿Por qué estás más estresada que yo? 

— Porque como mejor amiga te debo dejar más hermosa de lo que eres para ver si de esa manera los ojos de Mateo por fin funcionan y se da cuenta de la persona que lo acosa. 

— ¡Yo no lo acosó! — Me quejo. Ella se voltea un poco para verme. 

— ¿No? — niego — Entonces quien fue quien se puso a ver si tenía redes sociales y se dio cuenta que no y tampoco es que hable muy bien eso de buscar en internet como conquistar a un chico.

— Oye por cierto, no seguí aplicando las técnicas — me quedo pensativa y ella se ríe. 

— No me jodas Sofía deja esa idea loca. Ese día con la técnica del espejo, casi lo espantas de tu acoso tan directo. — me sonrojo, pero es verdad. 

— ¿Javier? — pregunto.

— No vino — contesta y sigue en lo suyo. — Dijo que tenia que hacer unas cosas con sus familiares. 

— ¿Pasa algo más? — ella se levanta con el maquillaje. 

— Sofía, es que no te he dicho algo — dice nerviosa — Es que cuando iba pasando ayer por el salón de fotografía, me encontré con algo y no se como lo vayas a tomar.

— Dime — sé que tiene que ver con Mateo.

— Una chica estaba muy cerca de él — dice pausadamente — Pero él es serio como siempre es, solo que se nota que le gusta.

— Como a muchas — me cruzó de brazos. No debería sentir celos, pero me hierve la sangre pensar que alguna logre lo que yo he tratado de hacer.

Me dolería mucho.

— Ya rubia, porque te quiero dejar hermosa — me pasa el vestido y suspiro — Si él llega a sentir algo por otra persona, era porque no eras tú y él no era ti.

— ¡Pero, a darle el último intento! — ánimo y ella niega mientras se ríe.

Entro a uno de los baños y me cambio el uniforme de porrista. También con unos pañitos me secó la frente y el resto de la cara, la frente y mis axilas —No falta yo oliendo a mil demonio—. Me coloco el vestido y es hermoso. Es suelto y rosa, es de tiras y el resto es el strapless, en la parte de la falda es una que me llega unos dos dedos debajo de mi rodilla. Las zapatillas son blancas y son como las de ballet.

Con este proyecto me agrado mucho la danza. La podría adquirir como hobby.

Salgo ya vestida y Chloe al verme abre la boca sorprendida.

— Solo con el vestido ya te ves perfecta.

— Perfecta — esa palabra la he estado analizando estos días y es una falsedad. 
Perfecta se utiliza en tantas cosas, pero nada lo es. Como podría ser perfecta si el mundo no lo es. Y si fuera perfecto yo no entraría en esa lista. Antes me gustaba esa palabra pero ya no.

No desde que sé que me los quitaron.

— Tu cara cambió por completo, cuéntame que te tiene tan apagada estos días.

No le he dicho a Chloe lo de Edward y mamá. No porque no confíe en ella, es por miedo, a que tal vez al contárselo a ella, todo se vuelva más real de lo que es.

— Después te cuento, ahora el maquillaje. Por qué solo me queda — miro mi reloj y abro los ojos — ¡Tres minutos! —ambas gritamos como las dramáticas que somos y ella empieza a maquillarme.

No sé como hace, pero se demora justo los tres minutos.

— Bueno Bie, a correr — me empuja fuera del baño ya con todas las cosas en mis manos. Yo me quejo por como me dice.

Odio ese apodo.

— ¡Permiso! — grita Chloe y yo con vergüenza.

Todos nos voltean a ver por lo loca que estamos. Pasamos por los puestos de comida y se me hace agua la boca, tantos bocadillos y yo ¡sin tiempo! Corremos hasta el salón donde nos vamos a presentar.

Veo que ya se está llenando, también veo a Pablo en la tarima. Por lo que tengo entendido ellos nos van a dar la marcación de la música. También los que hagan el ambiente más agradable.

Sé que después de nuestra presentación tienen lo de la canción que ellos mismos compusieron. Cosa que quiero ver, sé que Pablo canta bonito, pero según él mismo, el componer no se le da bien.

A lo lejos veo a mis compañeros ya listo y en una esquina recostado en una columna del salón Mateo con un libro. Sonrió y me quiero quitar esta sonrisa. Pero es que es él, no cambia y eso me gusta. Solo que también me asusta, tan dolor suelta él y no se si podré con todo lo que él traiga consigo mismo.

¿Qué tanto cuesta un corazón roto?

Y más si ella se acerca de manera tan sencilla a él. Me quedo quieta en toda la mitad, sin llegar donde mis compañeros, sin prestar atención a lo que dice Chloe. Solo quiero ver él que hace, como la mira, si tengo o no la oportunidad. Si me arriesgo.

Ella besa su mejilla y él le sonríe a pocas penas dejando su libro al lado de sus piernas. Empiezan a hablar y ya con eso es mucho, conmigo son frases, pero con ella se ve a gusto.

— No mires Sofía — imposible, eso es lo que hago, me empuja y mi cuerpo sin perder la mirada con ellos, es arrastrado hasta los demás de mi grupo.

— Que guapa estás Sofía —quito la mirada de ellos, para enfocarme en Patrick.

Él está igual que Mateo, su licra negra y su camisa holgada con detalles muy de la edad media. Me sonríe y yo también, solo que le sale más como una mueca.

— Sofí, te extraño — empieza a jugar con mis dedos. — Quiero que volvamos hacer los mismos de siempre, nuestra relación.



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En el texto hay: vecinos, ex novio y mentiras, playboys

Editado: 23.01.2022

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