Las Jones.

16. Te enamoraré y caerás.

Bueno que puedo decir de este día

Sofía.

Bueno que puedo decir de este día. Ah sí ya sé: ¡fracaso total! No avance en nada con respecto a Mateo —bueno todavía faltan horas para que el día se acabe—. Pero en lo que lleva del día nada, él me ha estado evitando —aunque eso no es algo nuevo—.

Aparte no puedo llegar como una acosadora total hacerle la técnica del espejo, quedaría como una estúpida y si le daría razones para que me quiera tener a metros de él.

—¿Por qué has estado tan distraída hoy? —me pregunta Grace. Estamos en clase de filosofía y la profesora solo está explicando cosas de historia, que en verdad no le encuentro sentido.

—Es que no se que hacer con lo de Yeti —ella se empieza a reír, cosa que llama la atención del profesora y le da una advertencia con la mirada, ella apenada baja la cabeza— Aparte lo de Aina y su pelea con Gustavo. No sé si Aina está lista para afrontar esto de las rupturas.

A Gustavo lo suspendieron tres días, alcancé a ver a su padre y se veía con ganas de querer golpear a su hijo por sus acciones. Aunque solo es una suposición y lo que me dio a entender por cómo estaba su cuerpo de rígido.

—Me da lastima de Aina, se merece más que un idiota manipulador. Nia es la cosa más tierna —hace un puchero—, pero se tiene que aprender a defenderse, Sofía. Las tiene a ustedes, sin embargo, debió haber terminado con Gustavo hace mucho tiempo y lo sabes.

Lo sé y creo que en el fondo mi hermana también. Solo que por alguna razón seguía en ese círculo tóxico. No sé qué le va a pasar ahora y cómo va afrontar esta situación. Aina no es de las que solo deja ir, le cuestan las discusiones y siempre se echa la culpa, aunque no la tenga con tal de que el problema no se haga más grande.

—No sé por qué te cuesta tanto la relación con Nia o porque la juzgas tanto. Pero deberías intentar acercarte más a ella. No es alguien complicada, tu tampoco, solo es que intentes volver a recuperar lo que eran antes —No termina de decir, lo que presiento que iba a decir y me estremezco al solo recordar a mamá.

Decido quedarme en silencio y empiezo a anotar los apuntes del pizarrón. Los garabatos de la profesora son difíciles de entender, pero se hace lo que se puede. De reojo veo a Mateo, prestando atención a las palabras de la profesora e ignorando que dos compañeros estén hablando al lado suyo.

Cuando por fin suena la campana, todos nuestros compañeros empiezan a salir y entre ellos Mateo. Me despido de Grace, pasando a mis compañeros y empiezo a seguirlo. Hago lo que mi cuerpo dice, por lo que me le paso y me paro al frente, haciendo que él también lo haga. Estamos en la mitad del pasillo, por lo que hacer esto no es lo más discreto del mundo.

—¿Necesitas algo? —pregunta, sin mostrar ninguna emoción al verme.

—Quiero ayudarte con ese moretón —Es hoy o nunca. Mi excusa no es la mejor y por como me mira, él sabe que no estoy muy preocupada por su moretón en la mejilla izquierda.

—Si gracias, pero en mi casa me aplico algo —Trata de pasar por el lado izquierdo, pero se lo impido — Sofía — me advierte, pero me distraigo un poco en sus ojos y en sus gafas cuadradas.

—Mateo —digo. Se corre para la derecha y también lo sigo. Algunas personas enfocan sus ojos en nosotros, pero no somos tan llamativos para prestar atención suficiente.

—Sofía —repite. Hace lo mismo, da un paso atrás y yo hago lo mismo. Frunce las cejas, mostrando molestia— ¿A qué juegas?

Al espejo.

—A nada —contesto. Una sonrisa está a punto de salir y es porque estos consejos de internet no funcionan del todo.

—Entonces dame permiso —Da dos pasos a la izquierda y yo lo sigo.

—No quiero —le sonrió.

—Esto es por lo que dijiste el viernes —concluye y afirmo—. Sofía, de verdad te lo digo, no me gustan estos juegos.

— ¿Por qué? —inquiero. Quiero una explicación, un motivo suficiente para no tratar con este chico.

—Porque es amor y no lo puede haber entre tu y yo —señala nuestros cuerpos.

— ¿Quién lo dice? —pregunto, algo irritada. No es todavía una razón válida—. ¿Qué impide qué podamos conocernos?

—Todo —señala los que está a nuestro alrededor; el pasillo y los casilleros. Si interpreto lo que dice, tal vez se refiere a que somos diferentes. Puede que tenga razón, somos muy diferentes, pero me gusta y uno lucha por lo que le gusta.

Hasta que lo admites. <<Shh, es un secreto>>.

—No saques excusas —replico.

—No son excusas, es amor y es un sentimiento que no se forzan. No me caes bien, es más pienso que eres algo metida en ciertas cuestiones, eres muy diferente a mí. Mientras tu vives en tu mundo rosa, yo vivo en el mío negro, mientras que tu vives en tu celular, yo me la paso en los libros y mientras tú te la pasaba protegida, yo vivo en el peligro.

Trago fuerte saliva, la manera en que me está mirando refleja muchas cosas y es la primera vez que me ven con tanta intensidad. Rompe el contacto, da unos pasos para pasar por mi lado y esta vez no se lo impido. Pero no se va antes que le diga:

—Te enamoraré y caerás —No lo miro, pero puedo decir que escucho y muy bien.

Con una sonrisa, me voy a la clase de baile. 

///

Corto, pero sustancioso. 

 



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En el texto hay: vecinos, ex novio y mentiras, playboys

Editado: 23.01.2022

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