Las Lagrimas De Fischer

PARTE ÚNICA

Épocas decembrinas eran en aquellos días, la gente adornaba sus hogares con todo lo que tenían y se viera bonito, luces, arreglos... un sinfín de cosas más.

Posiblemente, sería este el centro de atención de muchos, incluso habría un concurso, mismo que premiaría al mejor hogar adornado de Hamburgo...

...Pero no todo era alegría...

Como en todas las grandes ciudades, en los suburbios la situación no era la misma; una inmensa brecha separaba a la sociedad en grupos desiguales, y mientras unos gozaban de abundancia, los otros vivían en miseria siendo todos hijos de un mismo Dios.
En tanto las fiestas alegraban el aura de la gran ciudad, los precios se elevaban y más sufrían los habitantes de los barrios pobres, que no tenían un mendrugo para calmar su hambre. Una de tantas ocasiones en que la gente humilde aguardaba impaciente a que todo volviera a la normalidad, pues en sus deplorables miserias, esta era su única esperanza de comprar la vida a un precio más módico.

Una de las familias que peor vivía la situación era la de los Fischer, en contraste al resto de los habitantes de su clase, el sustento diario no llegaba del padre, sino de los mismos hijos. No siempre habían vivido en la pobreza que les acometía ahora, cuando la cabeza y pilar del hogar, Werner Fischer, aún vivía, fueron ellos de una clase media, pero luego de ese accidente ferroviario que costó la vida a tantos pasajeros en Lübeck las cosas cambiaron drásticamente para la familia: los objetos valiosos se fueron yendo poco a poco, luego la casa, y así acabaron en donde se encontraban en ese momento. El lamentable suceso que les acarreó tal desgracia ocurrió cuando Thomas, el hijo menor, acababa de cumplir los siete años; la hija mayor, llamada Renate en honor a su madre tenía quince, y el de en medio, Wolfgang, tenía doce.

Wolfgang siempre había sido destacado por su inteligencia y comprensión avanzada de las cosas pese a su corta edad, y cuando su padre murió, él pasó a ser el nuevo líder de la casa, aunque no era lo mismo.

El joven Fischer trabajaba como obrero en una fábrica de zapatos, donde le aceptaron únicamente por la buena fama de su padre, pero nunca con el mismo sueldo: era un niño, de cualquier forma, y podían aprovecharse de él.
En tanto a Thomas, tan inocente aún, su madre lo instó a trabajar haciendo encargos por la ciudad, cobrando miserables diez pfennig por cada uno.

Ellos eran los únicos que trabajaban, Renate, la quinceañera nunca tuvo que emplear la fuerza para conseguir el alimento, y esto se debía a la gran responsabilidad de Wolfgang para con ella, con una regla de oro que nunca quebrantó:
"Tal vez ella sea mayor que yo, pero las mujeres corren un riesgo inmenso en una sociedad tan corrupta como lo es esta, y no permitiré mientras tenga vida que ella pierda la dignidad en las fauces de un depredador pervertido: la única forma de que ella tenga un futuro es mediante la escuela, y yo se la daré con el sudor de mi frente. Me es más fácil sobrevivir como hombre entre el vapor de las máquinas que a Renate en las tinieblas de la ignorancia".

Una tarde como muchas, Wolfgang volvía del trabajo, cansado y sin fuerzas. Al entrar a su calle, era lo normal que cualquier persona que se encontrase fuera de sí debido a sustancias ilegales comenzara a ofrecer las dichas al niño, asegurando el alivio total de los pesares y jurando que las nubes bajarían y le relajarían de formas inimaginables para él, quien les ignoraba y aceleraba el paso; no fueron pocas las ocasiones en que debió detenerse y lanzar piedras contra los acosadores para poder librarse de ellos, eran tan molestos y a su vez peligrosos...
"La gente que está hundida en los vicios es tan extraña como tenebrosa, en cierto punto de enfado pueden llegar a matar, pero son de lo más amistosos cuando uno les sigue el juego, aunque hacerlo conlleva volverse uno de ellos y eso sería la perdición de la armonía en el hogar..."

Con su maletín lleno de herramientas, bajándolo en las esquinas para descansar, Wolfgang ya veía una salida a su martirio de aquel día en la entrada a su casa, como si hubiese llegado a un verdadero palacio...
Su nueva casa, tan pequeña, era su único refugio aunque era tan frágil, construida de madera de baja calidad en una locación terrible para una familia conformada por una mujer y tres hijos indefensos, famélico y con sueño, Fischer sacó la llave y trató de introducirle en la cerradura, pero entonces su cabeza comenzó a dar vueltas y el instrumento cayó recto al piso entre la nieve, a su vez que el pequeño se sostenía del tronco del viejo árbol para no romperse la cabeza contra el pavimento glaciar. Ya más recuperado, agachó la cabeza y comenzó a buscar la llave, le encontró junto a un charco, y al tratar de levantarle, volvió a soltarla y esta vez cayó de lleno en el agua fría. Wolfgang no dijo nada, y simplemente cerró los ojos e introdujo su mano en el líquido helado, temblando hasta el hombro y haciendo gestos de dolor mientras recuperaba la llave definitivamente.

Cuando entró a su casa tras el tormento del hielo, observó hacia todos lados y no encontró a su familia, mas escuchó algunos ladridos. El chico caminó aprisa hasta el comedor, de donde provenían los ruidos dichos, y entró con cautela preparado para cualquier cosa...

...Cuando entró, un perro se abalanzó sobre él, le derribó y lo comenzó a lamer con ternura entre las risas de su hermano y las miradas serias de su madre y hermana.
-¿Qué broma se supone que es esta? ¿Qué hace un perro en el comedor?

La madre lanzó un suspiro, y contestó: -Eso lo sabe mejor tu hermano que yo...

Wolfgang se levantó del suelo con esfuerzos, haciendo a un lado al animal con sus brazos débiles, y preguntó furioso a Thomas si él había llevado al perro a su casa, a lo que el último asintió con la cabeza aún no deteniendo la risa.
-¡Ahora sí que has hecho una verdadera tontería, no puedo alimentarlos a los tres y tú me pones más carga con este bicho aquí, quiero verte ganando lo mismo que yo pedaleando por ahí y comprando mandado como un verdadero inútil...!



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En el texto hay: maltrato, drama, muerte familiar

Editado: 15.12.2023

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