Por única vez pensé que los cuentos de hadas eran reales, y por exclusiva dicha me sentí feliz.
Por única vez imaginé que el sol brillaba para mi, y tras mi egoísmo se asomaba la vergüenza.
Por tanto tiempo creí que eras diferente, por tanto tiempo imaginé que podría tenerte en frente, envolviendo tu cuello para sumergirme en tus brillantes ojos.
Cuando giraste tu moneda pude ver el lado dañado, pude notar que se oxidaba lentamente, después de giros y giros inesperados el lado brillante y hermoso quedó abajo, bajo toda tu verdad, sepultado en tus mentiras.
Ambos lados de tu rostro se notaban bellos, hasta que mis ojos los miraron detenidamente, y noté que tu ambición y superficialidad eran evidentes.
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Editado: 15.09.2019