Anoche soñé de nuevo contigo. ¡Dios lo detesté tanto!
Odié de la forma en la que te miraba, la forma en que nos reconciliamos con un bello abrazo, con una simple mirada, con un beso efímero que quería que durará por siempre.
Todos nos miraban, algunos sonreían, otros se admiraban. Y en mi mente gritaba ¡No! Por qué el miedo me dominaba.
Después me decías que hiciéramos algo, que corrieramos por el pasillo hacia la tienda de lentes, para que por fin comprarás esos que tanto habías deseado. Por primera vez sentí la sensación al caminar de tu mano, al correr juntos y ver cómo sonreían la mayoría.
Después vino el segundo paso, dónde nos encontrábamos unidos por más que solo besos, dónde nos podíamos ver sin necesidad de recurrir a la vergüenza. Entonces desperté, y literalmente gritaba ¡No! Pero no supe si era porque el sueño había terminado, o porque no quería volver a caer en el encanto.
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Editado: 15.09.2019