Hoy te vi, mientras caminaba distraído por aquel pasillo rojo que nos mantuvo unidos. Hoy te vi, con una gran melena que te tapaba los diminutos ojos, con ese suéter esponjado color verde seco, con esa sonrisa tan bonita que te caracteriza.
Te vi buscando entre la gente, te vi husmeando sin querer entre recuerdos, y sin embargo nuevamente no fue recíproco.
Decidí que iba a hablarte, decidí saludarte una última vez antes de marcharte, aunque la distancia una vez más nos alejara. Estaba por alcanzar tu hombro físicamente, porque en mi mente lo había hecho un centenar de veces.
Lo único que vi fue tu espalda, como se acomodaba en esa vuelta que me pareció hermosa, vi como avanzaste unos metros hacia un chico nuevo, lo abrazaste y un beso entre sus labios me detuvo. Sentí una chispa muy caliente brotando en mi pecho y pareciera que un líquido hirviente se regó hasta mi estómago; cuando los vi, no supe qué hacer. Aceleré el paso y fingí no haberte visto, no quería enfrentar aquel rostro que me parecía tan bello, una vez más. Con esto por fin te dejé ir, con esto entendí que jamás serás para mí, y qué tanto sufrimiento al final tendrá una recompensa. Hasta pronto querido ser bonito, hasta pronto y que te vaya muy bien, que el destino se encargará de hacernos felices algún día.
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Editado: 15.09.2019