Las letras de mi amor

Capítulo 1

¿Sabes qué es algo difícil de hacer? Comenzar una carta.

Usualmente las personas las comienzan con un "Hola, ¿Cómo estás?", pero es un tanto ridículo, ¿No?, pues mientras llega a su destinatario toda su vida podría cambiar. Contigo, lo mismo podría pasar, porque después de todo, esta es una carta que leerás y probablemente, por su contenido, no responderás.

Cinco días antes.

La carta que reposa en mi bolso se siente como una gran tonelada. Mis manos sudan mientras camino por el campus de la universidad, buscando a Serena, aunque realmente no sé si seré capaz de entregarle mi carta.

Ha estado las últimas tres semanas resguardada en mi mochila, desde el momento en que me confesó que se iría a Australia con su nuevo novio, buscando el modo correcto de decirle algo que llevo más de dos años guardando.

Fue exactamente aquí donde la conocí, caminando desorientada, buscando un aula de clases en un ala de la universidad que no correspondía. Su cabello largo y rizado fue lo que me atrajo en primer lugar, luego su tez ligeramente bronceada y finalmente sus grandes ojos llenos de asombro y vida, y desde el día uno, ella me vio como un pequeño salvavidas al cual recurrir, un amigo, un hermano.

Y yo he babeado por ella en secreto, siempre viendo cómo sale con otros, y a su vez, yo intentando sacarla de mi cabeza con otras chicas. Eso jamás funcionó, no por demasiado tiempo al menos. Y siempre terminaba soltero con facilidad para ver de nuevo como Serena mantenía sus relaciones hasta que se hartaba.

Solía pensar que en algún punto se daría cuenta que yo existía, que me vería como algo más que un simple confidente, pero eso jamás sucedió.

Ahora tengo que soportar ver cómo llega de la mano del idiota que asegura amarla, que desea llevarla lejos de mí.

—¡Carter! —chilla ella de pronto, al aparecer en mi campo de visión.

Corre hacia mí con una sonrisa en su rostro. Brinca sobre mi cuerpo y envuelve mis caderas con sus piernas, mientras su risa estridente resuena en mi oído cuando casi nos tumba a ambos al suelo.

—Tienes que dejar de hacer eso, o un día terminaremos en el suelo. —Río, sosteniéndola contra mi cuerpo con fuerza—. ¿Cuándo regresaste?

Se fue a casa de su familia el fin de semana, aunque cuando no llegó el lunes a clases, creí que se había tomado más días fuera de la ciudad.

—Te encanta mi efusividad. —Ella baja de mi cuerpo y se pone de puntillas para besar mi mejilla—. Es de las cosas que más extrañaré cuando me vaya.

Que me recuerde que se va en dos semanas es como un balde de agua fría que enfría por completo la calidez que su acto pudo ejercer en mí.

—Podrías no irte y no extrañarlas —pido en un intento desesperado por hacerla entrar en razón por milésima vez.

—No empecemos de nuevo, sabes que es una excelente oportunidad. Hasta mis padres están emocionados con esto ¿por qué tú no puedes estarlo?

Mi cara se deforma ante el hecho que ni siquiera sus padres hayan logrado que cambie de opinión. Eran mi última esperanza ante este plan que el idiota le ha plantado en la cabeza tras un par de semanas de haberlo conocido, pero al parecer nada logrará que la alejen de mí y pensar en eso me hace estallar.

—Porque no lo haces por ti, lo haces por él, y llevas ¿qué? ¿Dos minutos conociéndolo y ya quieres mudarte al otro lado del mundo con él?

Serena hace una mueca y da un paso hacia atrás, con evidente molestia en su rostro.

—Creí que ya habrías superado este tema, Carter. Eres mi mejor amigo y se supone que deberías apoyarme en esto.

Miro sobre su hombro al idiota cuyo nombre siempre olvido observarnos desde lejos mientras se acerca, sin atreverse a acercarse, como es costumbre.

—¿Le dijiste que viniera aquí? Se supone que es nuestro lugar, Serena.

Ella voltea a mirarlo y lo saluda con la mano, antes de girarse de nuevo hacia mí.

—No le dije que viniera, Carter. Deje mis cosas en el dormitorio y vine aquí.

Escucharla me relaja un poco y solo puedo pensar en sentirla entre mis brazos, cosa que hago ante la atenta mirada de su novio.

—Este es nuestro lugar, Serena. No puedes dejarlo, ni dejarme. Te necesito.

—Y yo necesito que como mi mejor amigo, apoyes lo que quiero hacer. —Serena se aleja un poco y acaricia mi rostro—. Solo será temporal, regresaré.

Si tan solo pudiese decirle que no es solo por eso, que se trata de algo mucho más profundo. Que no solo es por su viaje, es por todo lo que pasa dentro de mí y que me mata día a día el no poder decírselo. Si se va sé que la perderé para siempre.

—Soy honesto contigo, Serena, como siempre lo he sido y eso no va a cambiar. No puedes pedirme que me quede callado cuando veo que cometes el peor error de tu vida —expreso devolviendo la caricia al acomodar su rizado cabello detrás de su oreja.

—Y siempre te he apreciado por eso, Carter, pero hay una fina línea entre ser honesto y ser simplemente cruel por no hacer lo que tú deseas, y eso es algo que no estás midiendo.




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