Y sé que pedirte que sigas siendo la misma sería ridículo.
¿Cómo fingir que seguimos como siempre si ahora sabes que cada sonrisa, cada mirada y cada gesto hacia ti llevan un sentimiento distinto al que creías? Y acá estoy yo, de nuevo, haciendo preguntas que jamás responderías, al menos no del modo en que me gustaría. Por lo que ya no tengo nada más que decir, excepto por una cosa.
Te quiero...
Atentamente.
Tu Ex-Mejor Amigo.
Que después de esta última palabra aceptará lo que, para nosotros, hayas elegido.
Finalmente es hoy.
Me despierto con la lentitud que precede una noche llena de satisfacción.
Serena y yo regresamos a mi habitación con intención de hablar, pero en lugar de eso, volvimos a besarnos esta vez con más intensidad, y nos condenó a una situación donde la ropa comenzó a estorbar entre ambos y a la comodidad de la cama donde nos entregamos el uno al otro entre gemidos y placer.
Es una suerte para mí que Antony no regresase, ni siquiera después de que Serena se durmió plácidamente entre mis brazos y ese simple hecho fue incluso más especial que el que se entregase a mí del modo en que lo hizo.
Y ahora que todo ha pasado, no puedo evitar preguntarme ¿qué pasará ahora?
Ruedo sobre la cama, buscándola y decepcionándome al encontrar la cama fría y vacía. Abro mis ojos de inmediato, presa del pánico y su sonrisa es lo que ubico al verla sentada en mi escritorio, usando una de mis camisetas y con una hoja en sus manos.
La carta que escribí para ella.
La dejé sobre mi escritorio anoche y lo olvidé por completo.
—Serena, esa carta…
—¿De verdad has sentido todo esto por mi desde que nos conocimos? —indaga irrumpiendo mis palabras.
Asiento, pues no encuentro palabras qué decir. Ella es quien va a romper nuestro silencio, cuando el sonido de su celular comienza a resonar por la habitación. Ella se levanta y camina hacia su mesa de noche, donde antes de que ella lo agarre puedo ver el nombre de Adriano apareciendo en la pantalla.
—Ignóralo —pido alargando mi mano para tomar su brazo—. Hablemos de lo que pasó.
—No puedo ignorarlo, Carter. No cuando seguramente está esperándome para marcharnos.
Mis ojos se abren en demasía.
¿Acaso está pensando en irse con él después de lo que pasó? ¿No significó nada más que un desquite a su enojo por su pelea con el idiota?
Pensar en ello duele, así que simplemente volteo mi rostro y siento como ella sale de la habitación. Me levanto de la cama, con la sabana cubriendo mi desnudes para ver la carta abierta, con todas las letras de mi amor en ella, finalmente expuestas y que al parecer no han servido de nada.
La estrujo entre mis manos y la lanzo dentro de la papelera en el instante en que Serena vuelve a entrar en la habitación.
—¿Por qué has hecho eso?
—Porque no han servido de nada —explico encarándola—. Ni eso, ni haber sido incondicional para ti, ni haberte entregado mi corazón anoche mientras te hacía el amor. Aparentemente, todo ha sido una pérdida de tiempo.
—Por supuesto que no, Carter.
—Si hubiese sido así, habrías ignorado al idiota como te lo pedí.
—Le contesté para decirle que rompíamos, Carter —expresa dando un paso hacia mí—, y que no me iría de aquí con él porque comprendí que lo que creía que era amor, jamás lo fue.
—Ah, ¿no? —pregunto con renovada esperanza—. ¿No lo era?
Ella niega con la cabeza, descansando sus manos sobre mi pecho desnudo.
—Me tardé en darme cuenta, por lo honestos y confidentes que hemos sido siempre entre nosotros, sobre nuestras relaciones. Pero cuando te vi con Carrie, una persona de la que jamás me habías dicho nada, no pude evitar sentirme celosa. Porque si habías evitado decirme que ella te gustaba, significaba que te gustaba más que cualquier otra chica con la que hubieses estado antes y eso no fue, agradable en absoluto. —Ella hace una pausa para lamer sus labios—. E incluso así, no comprendía lo que sucedía hasta que vine aquí y casi nos besamos. Quería que me besaras, Carter, pero la revelación de eso me asustó.
—¿Por qué? —inquiero rodeando su rostro con mis manos.
—Porque sentí que me estaba dando cuenta muy tarde de lo que mis sentimientos por ti significaban y que ya te había perdido.
—Si te diste cuenta de ello ¿por qué no cancelaste tu viaje?
—Porque si ibas a ir en serio con Carrie, no quería estar aquí para presenciarlo. Tampoco tenía derecho a decirte que había descubierto que lo que por meses creí que eran sentimientos de amistad, al parecer se convirtieron en algo más sin percatarme.
Niego con la cabeza, acercándome a la suya para unir nuestras frentes.