Las Locuras De Ana

•Capitulo 1•

•ANA•

Ah~, primer dia de clases, que hice para merecer esto - reclamé mirando al techo mientras caminaba hacia el baño - maldita sea, el agua está muy fría.

Bien, me presento soy Ana y ya, no soy una persona muy interesante, ammm bueno pues me gusta la música se podría decir que la amo, incluso cuando era pequeña me la pasaba cantando todo el tiempo; eso me da mucha vergüenza.

Termino de bañarme y me pongo la ropa de todos los días.

No me gusta destacar por lo cual toda mi ropa es igual, son simples busos, camisetas y pantalones muy parecidos.

De verdad es lo único que tengo - lloriqueo al ver el último pantalón de mi armario, era un jean que utilizaba cuando apenas iba a la secundaria - bien no queda de otra.

Salí de mi casa corriendo, tengo la mala fama de siempre llegar tarde, aunque no es como si a alguien le importará.

Llegué, gracias a dios - trataba de recuperar el aliento cuando sentí un fuerte golpe en mi espalda.

Habla enana - en este momento desearía que las miradas matarán - hey!, no me mires así, fue con cariño.

Solo espera para ver cómo yo te demuestro mi cariño, pequeña mierd* - salí corriendo tras ella pero se escondió detrás de alguien.

Peter, sálvame.

¡¿Acaba de decir Peter?!, no estoy preparada para verlo, de seguro estoy horrible; no es que se pueda hacer mucho al respecto pero.

Juro que no iba a golpearla - dije escondiendo mi puño.

Tranquila An, seguramente se lo merecía - se puso a mi lado dándome un abrazo - no sabes cuánto te extrañe, fue un infierno sin ti - lloriqueo sacudiendome lentamente.

¡¿Ex, extrañarme tu, tu a m mi?! - grite soltándome de su agarre - n no creo que fuera para tanto - tartamudear tomando distancia.

Y a mi, a mí no me extrañaste - se quejo abrazándolo por la cintura.

Claro, que si - este le beso la frente.

Demonios, me gustaría hacer eso - suspiré para mí misma.

Oye, si me extrañaste tanto  - aquí comienza su chantaje, verdad, me rei al ver cómo daba vueltas alrededor de Peter - porque no me compras algo de comer, si, si, si~?, por favo~r.

Ha!, tu solo piensas en tragar - esa voz es la misma que me ha aterrorizado por años, la voz de James, un moreno el cual me odia tanto como para desearme la muerte.

Hoy no es mi día de suerte, ¿Verdad?, me cuestione mirando al cielo, siento que me odias, recrimine a Dios.

Lo que yo haga o deje de hacer no debería ser tu problema - Sofía se acercó a el - o es que acaso no puedes superar que...

Sofía, de deberíamos irnos - balbuceo jalando su camiseta.

¿Acaso no te enseñaron a hablar?, estupida - me empuja por el hombro, porque esto tuvo que terminar así - ¿nunca te han dicho que tú opinión no importa?, acaso no entiendes que no vales nada.

Su empujón fue tan fuerte que caí al piso y mi mete se nublo por completo, ¿porque todo está negro?

•Narrador Omnisciente•

Oye, porque no te levantas - la cara de burla del moreno paso a una de preocupación, sin embargo cuando trato de acercarse Sofía lo empujó hacia atrás.

Primero la lastimas y ahora quieres ayudarla? - se acerca a Ana y trata de levantarla - solo lárgate, imbécil.

Llevemos la a la banca - Peter ayudó a Sofía a llevarla a la banca.

Unos minutos después llegó la ambulancia y la llevaron a el hospital.

Doctor, soy el familiar de la paciente Ana Torres - la muchacha mordía sus uñas - me podría decir su estado?

Claro, ella está estable, pero debemos tratar la anemia antes de que empeore - el doctor dedujo que no sabía nada de la situación ya que su expresión fue una sorpresa genuina - si, si quiere ayudar a su amiga podría hacer que tome sus pastillas y coma mejor, es muy difícil hacer que lo haga.

A anemia, como es posible? - las lágrimas corrían por las mejillas de la peli blanca - yo, yo no sabía na nada.

Tranquila no es su culpa - tranquilizó el doctor, que se sentía extrañamente molesto por sus lágrimas.

Bien, puedo ir a verla? - el hombre asiente - ¡Ana~! - lloro Sofía entrando a el cuarto - por qué mierda no me dijiste nada estúpida, acaso te querías morir - la abrazaba y empujaba suavemente - eres una estúpida de mierd*.

¿Que paso, ya está muerta? - la voz de Peter retumbó en el lugar.

No voy a morir tan fácilmente - Ana se levantaba lentamente de la cama - como esto puede ser tan duro, podría morir por el dolor de espalda.

Te vaz a morir pero de los golpes que te voy a dar - Sofía sacudió fuertemente a la chica - ¡tonta! - grito dejándola mareada - como es posible que no me dijeras que tienes an...

Ana rápidamente tapo la boca de la chica.

¿Que pasa?, ¿Que es lo que tiene Ana? - el muchacho las miro confundido.

N nada, n no es nada absolutamente nada - Ana movía sus brazos para todos lado y en todas la direcciones posibles.

Lo que pasa es que Ana tiene anemia - dijo Sofía aprovechando que Ana estaba distraída.

¿Eso es verdad? - la pelinegra asiente con la cabeza agachada - e es una lastima que no seamos lo suficientemente cercanos, como para decirnos este tipo de cosas - tartamudeo algo afectado.

¡No es eso! - grito Ana - es, es solo que no he estado bien estos días.

Aunque te refieres - dijeron los dos al unisono.

Es, es solo eso las cosas no van bien - rasca su brazo - no es nada importante.

Cómo no va a ser importante, pudiste morir por culpa de "eso" que no es importante - recriminó Sofía.

Ah~, solo he tenido problemas en casa, las cosas no van bien y nos falta el dinero - trato de salir de esa incomoda situación.

Porque no hablaste conmigo, pude prestarte dinero, a ti y a tu madre - los ojos de Ana se inundaron lentamente.

¿Por qué estás llorando? - el chico se acercó a consolarla - tranquila todo está bien, ¿si?, solo dinos que pasó.

Mi, mi madre se fue - balbuceo aferrándose a la camiseta de Peter.

A dónde se fue.

Yo que se, acaso tengo cara de vidente - reclamo con un lío de emociones en la cabeza - ella solo dejo sus deudas y problemas, no sabemos cómo pagarlas incluso tuve que trabajar a medio tiempo, pero seguimos atrasados.




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