No seré las chicas hermosas con cuerpo escultural, pero admito que tengo lo mío.
Soy loca, tímida y confusa. Esas son tres palabras con las cuales podría definirme justo ahora, porque vamos, quizá más adelante ya no sea así.
Toda mi vida estuve dependiendo de los demás, que les gustaba, si podía hacer o pensar en algo y estaba decidida de que ya no sería igual, yo cambiaría.
Sea para bien o para mal de los demás.
También trabajo en casa de una familia "adinerada" por así llamarlo, no conozco mucho ya que estoy trabajando hace unas semanas nomás.
Más adelante empezaría la facultad y me desilusiona, ya que no podré salir casi nunca. Tampoco es que salga mucho ahora, pero algo es algo ¿No?
Les contaré cómo va mi vida hasta ahora:
Aburrida, no tengo nada más que barrer y ordenar cosas.
Me asusta que viva toda la vida así, esperando algo que nunca llegará.
Y para ser precisos, aquello de lo que hablaba era una hermosa vida, con amigxs y una linda casa. ¿Era mucho pedir?
Cuando era pequeña me encantaba leer y escribir, de hecho iba a la biblioteca para llevarme libros que estén buenos, principalmente buscaba de amor.
Hablemos de mi vida amorosa, o bueno, la vida amorosa que no tengo.
Es que tengo cosas más importantes de las que pensar, o al menos ese era mi punto de vista.
Me saturaba tener que estudiar todo el día recuerdo, menos mal que ya todo eso se terminó. O en realidad aún no acabó, queda la universidad.
Díganme ustedes, ¿Para que me sirve saber el ángulo de los triángulos? La geometría era mi peor enemiga en primaria. Es inútil estudiar y aprender cosas que al pasar los años olvidaré por completo.
Me iba muy mal en inglés, me encantaba la idea de aprender ese idioma, pero costaba como no se dan idea prestar atención cuando lo que más quería hacer, era chusmear con mis amigas.
Chisme iba, chisme volvía, todo el día pasábamos hablando de cosas que a lo mejor no tenían nada de emocionante, pero nosotras nos conformamos con todo antes que estudiar.
Uf, que horror los que recién empiezan la escuela.
Me estresa de tan solo pensarlo. Le dan mucha importancia a una hoja con un número en la esquina.
No juzgó, pero tampoco comparto ideales que manejan en algunas escuelas.
Pero ¿Qué más da? Si por esas maestras con cara de pocos amigos aprendí muchísimas cosas, y lo agradezco, porque si no, estaría escribiendo con unos errores de ortografía increíbles.
Casi olvidó lo más importante, mi nombre es Maite González.
Pues bueno, creo que ya les dije todo lo que pensaba, solo queda que lean mi historia es los capítulos.
¿Será buena o mala? Hasta yo estoy emocionada.