—Romina, ¿estás bien? —oigo la voz de Alberto.
Me volteo y miro al grupo extrañada.
—Sí, solo creí ver algo…
Una vez ya armados los grupos, Mercedes vuelve a solicitar nuestra atención:
—Ya están todos los grupos. He tratado de dejarlos lo más diversos posible para que colaboren con sus compañeros con quienes quizá nunca lo han hecho antes. Les daré las instrucciones de la actividad. Atención, por favor. ¿Alguien puede decirme cuáles son los tipos de texto dramático?
El texto dramático, pienso… Nos lo estaban pasando el año pasado, nuestra profesora de lenguaje anterior, Eliana, una señora de la tercera edad amable y maternal, querida por todos, que dejó de dar clases para jubilarse. Recuerdo que cuando ella nos enseñó sobre este tipo de texto, puse atención y sentí un gran interés por la materia, pues me acordé de mi querido tío Claudio, que era actor y falleció hace cinco años.
Recuerdo también que, por esos días de enseñanza, leí muchas obras dramáticas, por iniciativa propia. El recuerdo de mi tío se había instalado con fuerza en mi memoria. De vez en cuando pensaba en él.
Los tipos de texto son tres… El drama, la tragedia y…
—El drama, la tragedia y la comedia, señorita Mercedes —se me adelanta Nicolás.
—Bien, Nicolás —Nicolás, como un cachorro al que le dicen buen chico, pone cara de orgullo—. Quiero que cada grupo elija uno de estos tres tipos de textos dramáticos y escriba un guion, para representarlo ante todos. Pueden usar sus celulares para complementar sus conocimientos sobre el tipo de texto que eligieron. Tienen quince minutos.
—Manos a la obra —miro a Alberto y a Bella, y con nuestro grupo, como el resto, nos vamos a un lugar tranquilo de la plaza para escribir nuestro guion.
Nos sentamos en una banca blanca frente a los juegos de niños. Constantino y Alberto quedan de pie a cada lado de la banca.
—Muy bien… —Alberto mira al cielo, pensando, luego vuelve a mirarnos—, vamos a comenzar… Esto…, ¿alguien tiene alguna idea de cómo podemos empezar?
—Ni idea, preguntémosle al cerebrito —dice Constantino.
Lo atajo.
—No usemos ese tipo de adjetivos, Constantino —le aconsejo, de manera diplomática. Alberto entorna los ojos y Bella deja escapar una risita.
Nicolás, sin ofenderse, toma la palabra, casi seguro de sí mismo:
—Eeh, primero elijamos el tipo de texto que actuaremos…
Alberto levanta la mano.
—Voto por comedia.
—Voto por comedia también —se suma Constantino y Alberto lo mira con disimulada sorpresa.
—Tragedia —Bella levanta la mano.
—Yo drama —digo, y añado—: Por último, falta Nicolás. ¿Nicolás, por cuál votas tú?
—Comedia, comedia —le dice Alberto, dándole suaves codazos en el brazo.
—Yo… —Nicolás duda por un segundo—, elijo drama.
—Tenemos dos que dicen comedia y dos que dicen drama. Tendremos que decidirnos por uno.
—Está bien, me cambio a drama. Seguro puede salir algo interesante —nos dice Alberto.
—¡Bien! Estamos —choco mis palmas—, nuestro tipo de texto es drama.
Me alegro, pues el proceso de elegir el tipo de texto ha sido fácil, pensé que nos íbamos a demorar más.
—Ahora hay que decidir cuál será nuestra historia. Por cierto, ¿alguien trajo cuaderno y lápiz?
—Yo —Alberto levanta la mano y saca lo mencionado de su mochila.
—Eres el único que se ha traído la mochila —observo.
—Pensó que si la dejaba en la sala se la iban a robar —comenta Bella, divertida.
Alberto ríe.
—Oye, y ¿solo tenemos quince minutos? —pregunta con incredulidad.
—Es más que suficiente. Con el cerebrito terminaremos mucho antes —comenta Constantino y esto hace que Alberto quiera lanzarse sobre él pero lo detengo poniéndome enfrente. Nicolás pone cara de lástima.
—Déjame ocuparme de él, Romina —Alberto tiene sus puños cerrados. Pero ante mi resistencia, cede.
—Respira, Alberto —le digo, y me vuelvo hacia Constantino, levantándole mi dedo índice —. Una más. Una más, y te vas del grupo.
—Entiendo, entiendo, señorita, calma… —dice despreocupado.
Bella vuelve a soltar una risita.
Después de un silencio incómodo, Nicolás toma nuevamente la palabra:
—Demos ideas para una historia…
—Oigan, ¿alguien sabe lo que es el género dramático? —Alberto se dirige a mí—. Apuesto a que tú lo sabes, Romi.
—Puedes usar el celular para encontrar información sobre ese género, pero básicamente es una historia escrita en diálogos con el fin de ser representada —lo ilumino.
De pronto veo que Bella tiene una expresión divertida en el rostro, como si se le hubiera ocurrido una gran idea.
—Bella, ¿estás aquí? —le pregunta Alberto.
—Tengo una idea para una historia —dice mi mejor amiga, incorporándose.
—¿Cuál?
—Ya les digo.
Una vez Bella nos ha contado toda la historia, quedamos satisfechos y la escribimos. Después nos vamos a reunir a la zona con pasto con el resto de los estudiantes y la profesora. Entonces, de nuevo movida por algo que no podría explicar, miro hacia la parte donde están los juegos para niños y veo a Ciel parado frente a los juegos, mirándome. Esto me desconcierta profundamente. ¿Pero por qué está aquí?, me pregunto. Sin darme cuenta, empiezo a avanzar hacia él, y un brazo me detiene.
—Romi, ¿adónde vas? —me dice Bella.