Nynx
edad no mencionada
No sabía cuantas veces lo había hecho, pero perdí la cuenta desde el cliente número cincuenta.
Cada vez me siento menos culpable de hacer lo que hago, ya que todos me pidan cosas extremadamente asquerosas o ridículas: Un mejor cuerpo para su esposa, dinero ilimitado, tener una cantidad excesiva de amantes, que se muera alguien, incluso me llegaron a pedir aumentar el tamaño de partes de su cuerpo (no me voy a ponerme a recordar cuáles para evitar el trauma).
Lo que sigo sin entender es el trato que tienen hacia mí; nunca rechazan envenenarse con mis tratos, pero aun así me insultan como si yo fuese la que ruega desesperadamente un poco de mi elixir de mentiras.
Es tan raro sacar provecho de mi maldición y vivir en el tóxico ambiente en donde estoy, pero me estaba empezando a acostumbrar a las personas que me rodean todos los días, por lo general eran igual que yo: unos simples vendedores que querían ofrecer sus rarezas a cambio de quitarte algo valioso (podía llegar a ser una parte de tu cuerpo o simplemente una cantidad considerable de dinero).
Afortunadamente, gracias a mi magia pude hacer que mi pequeño lugar de trabajo se viera como un gran salón en su interior, me costó mucho hacerlo, pero valió completamente la pena y, como llevo un tiempo considerable en este lugar, ya no se acercan para intentar sabotear mi lugar de trabajo/casa o tratar de robar uno de los tantos objetos que he ganado gracias a mis tratos.
Poco a poco empecé a hacer mi negocio más llamativo: le puse luces (están un poco viejas, pero sirven bastante) y lo hice ver como un circo. Tengo proyectado hacer un pequeño espectáculo para después cerrar el show ofreciendo mis servicios y poder ganar un poco más de lo que genero, aunque me falta encontrar personal dispuesto a trabajar conmigo.
Es muy difícil encontrar a gente con el potencial que necesito que quiera trabajar para alguien y que no termine mal, aquí todos son lo suficientemente egoístas para solo fijarse en su propio bienestar, ya que así es el mundo en donde yo vivo: sobrevives gracias a tu esfuerzo, puesto que si le das la mano a alguien posiblemente te traicione.
Pero no me importa, por más tóxico, mal visto o sofocante, que sea este lugar lo amo como si hubiese sido mi hogar desde que nací.
— Recuerda alimentarnos— Estos desgraciados no pueden pasar más de una hora sin joderme.
— ¡Pero si les acabo de alimentar! No pienso volver a hacer otro show, a esta hora ya no aparecen buenos clientes. Además, estoy cansada.— Parezco loca gritándole al aire— La que se parte el lomo, soy yo, no ustedes pedazos de malagradecidos.
Trato de empezar a quitarme mi chaqueta y mi sombrero, pero ellos empiezan a salir de las sombras y tratan de impedir que me pueda desvestir en paz.
— Podemos sentir muchos más clientes que quieren hacer trato contigo—Puedo sentir como empiezan a molestarse.
Oh no.
—Ya les dije que trabajo hasta que las lámparas de las calles se apaguen y nada me va a hacer cambiar de opinión.
—Tenemos. Hambre. Nynx.
— Bien por ustedes, yo tengo sueñ- Auch—¡Están tratando de provocarme un dolor de cabeza!— Oigan, no hagan eso.
—Hambreeeeeeee
—Hagamos algo, voy a salir un rato y mientras camino van absorbiendo energía de personas que pasan al lado mío, suena poco atractiva la idea, pero no tengo más para ofrecerles.
—Está bien, aprovechando, compra nuevas velas.
—Solo si me dejan cambiarme en paz.
Estoy exhausta, trabajo desde que empieza a oscurecer hasta que empieza a amanecer sin parar, o bueno, solo paro cuando necesito comer, usar el baño o retocarme el maquillaje.
El maquillaje que ocupo diariamente no es de la mejor calidad, por lo cual cada vez que termina un show, me vuelvo a poner mi labial rojo y vuelvo a pasarme una capa de rubor.
Esto de ser tu auto-empleado es agotador. Increíble pero agotador. Aparte, los seres con los que convivo diariamente se la pasan quejando de que tienen hambre o de que están aburridos, y no soy niñera para andar preocupándome de su estúpido aburrimiento.
Antes de decirme loca tengo que decir que no estoy hablando con alucinaciones, estas sombras son más reales de lo que quisiera que sean. Puede que tengan voces distorsionadas y sus formas no son humanas cuando se enojan pero existen y las puedo escuchar y tocar.
Ellas son la maldición que mi padre me las dió y van a estar conmigo hasta el día de mi muerte.
¿Un poco de contexto? Encantada.
Creo que se empieza a notar que no tengo con quien hablar.
Pues la verdad es que yo no nací siendo una persona con habilidades especiales... pero mi padre sí, aunque lastimosamente él no lo podía usar a su favor porque jugó mal sus cartas.
Mi padre era una persona muy reconocida y admirada en su antiguo trabajo, así es como conoció a mi madre; ella era una doctora del establecimiento y él era un miembro muy importante que se la pasaba en misiones muy peligrosas.
Él tenía la habilidad de hablar con las almas, las cuales estaban en el limbo, o sea, no merecían estar en el cielo, pero sus pecados eran tan insignificantes que les prohibieron la entrada al inframundo. Como al principio él no sabía que eran decidió nombrar las "sombras".
A medida que su habilidad iba avanzando se iba topando con más seres que, aunque al principio le era divertido tener compañía, se iban haciendo cada vez más molestos e insoportables.
Era controlable ya que siempre se habían podido entender mi padre y "las sombras": Él les ofrecía algún objeto o a una persona para absorber energía a cambio de unos cuantos beneficios, como sanar rápido de una gran herida o quitarle el dolor de cabeza que él tenía.
Aparte de lidiar todos los días con las sombras, el pobre tiene trastorno de bipolaridad, es algo que tuvo mucho antes de que desarrollara sus habilidades y las sombras no podían curarlo por completo por más tratos que él hacía, pero sí podían aminorar los efectos.