Está mal rogar

Sé que está mal rogarle, que cada vez que lo hago me estoy quitando un pedazo de dignidad, pero aun así no quiero alejarme de él… no todavía. Sé que tarde o temprano tendré que hacerlo, que habrá un momento en el que ya no me quede más remedio que soltarlo, pero mientras tanto solo quiero disfrutar lo poco que me da, aunque sea a medias, hasta que llegue ese instante. Y lo siento cerca… siento que está por llegar. Aunque él lo niegue, aunque jure que no hay nadie más, mi intuición me dice lo contrario, y la intuición de una mujer nunca se equivoca. Sus cambios, sus silencios, sus ausencias, su forma de responderme… todo grita que hay alguien más ocupando el lugar que yo intento sostener. Él me mira a los ojos y me dice que no, que son ideas mías, pero su comportamiento lo delata, y esa verdad no dicha me duele más que cualquier confesión. Aun así, aquí sigo… resistiendo, aferrándome a un hilo que sé que pronto se romperá, pero del que no me atrevo a soltarme todavía.