Las Noches Oscuras de Ana

Miércoles: La oscura biblioteca

''—Espera, si de verdad pasaban esas cosas, ¿no hicieron nada?

—¿A qué te refieres?

—Pues no lo sé, ¿llevaron un sacerdote o algo así?

—Oh, pues, ya que lo mencionas sí. Una vez llevamos un sacerdote un fin de semana. Roció el lugar con agua bendita e hizo algunos rezos. Las cosas se calmaron un tiempo pero luego regresaron. Como eso no funcionó me hizo querer llevar una bruja.

—¿Una bruja?

—Bueno, bruja o médium o como se llame. Una persona que se encarga de hacer limpias y deshacerse de espíritus. José no me dejó hacerlo, pero yo de todos modos llevé una a escondidas durante unas vacaciones. Sin embargo, la señora se negó a hacer nada.

—¿Cómo que se negó?

—Estábamos platicando mientras entrabamos a la escuela, pero cuando puso un pie dentro se quedó callada de golpe. Le pregunté si pasaba algo, pero ella me pidió silencio. Se puso a observar su alrededor y en un momento me dice: Lo siento, pero yo no puedo manejar esto. Le pregunté qué quería decir y ella me dice: Aquí hay algo muy poderoso, es demasiada maldad. Yo no puedo liar con algo así, me voy.

Como sea, ella salió, se limpió los pies y se marchó. Por más que quise detenerla, ella se negó a regresar. No sé lo que sintió, pero debió de ser muy fuerte para que la haya ahuyentado así. La mujer, que estaba acostumbrada a tratar con espíritus y seres del más allá, se veía realmente asustada.''

 

Ese fue un día muy ocupado para Ana. Tuvo primero que ir al médico, a una cita que había agendado meses atrás. Tuvo apenas tiempo de comer una rebanada de pay con fresas en una cafetería y después se fue a visitar a su hermano donde estuvo la mayor parte del día.

Su visita a su hermano fue bastante normal. Hablaron de la vida y tomaron café. Ana sentía la necesidad de desahogarse con alguien. Quería hablarle de lo que le pasó en la escuela, pero se obligó a no hacerlo. Ni loca le iba a decir a Daniel que pasaba la noche en un lugar solo y alejado de la mano de Dios solo por un tonto reto, su hermano se volvería loco. Entonces se limitó a hablar de otras cosas, sobre todo de cómo estaban sus emociones últimamente. A su hermano le tenía algo preocupado.

No fue sino hasta la tarde, cerca de la puesta del sol, que tuvo tiempo para llevar a cabo la idea que tuvo cuando se despertó esa mañana. Definitivamente, algo extraño sucedía en la preparatoria abandonada, pero ella estaba reacia a aceptar la idea de la existencia de los fantasmas.

Desde muy niña, Ana escuchaba historias sobre la vida después de la muerte. Escuchaba la idea de que cada ser humano cuenta con un alma que se le da al nacer, y el destino de esa alma después de muertos dependía de nuestras acciones en vida. De niña creía todo eso, pero también creía en Santa Claus y en el Hada de los dientes. El tiempo y la adultez fue lo que le quitó todo eso de su cabeza y ella pensaba que era para bien.

Ana no tenía ningún reparo en declararse atea y escéptica, pero en los últimos dos días se había encontrado con situaciones que desafiaban esa forma de pensar, es justo por eso que tenía una necesidad de saber más. Iría a esa escuela y terminaría con los 7 días, el reto y su orgullo estaban en juego, su curiosidad era enorme, pero sobre todo su visión del mundo se tambaleaba.

Buscó en su computadora noticias viejas sobre el pueblo ''Cuarzo Azul''. También trató de buscar información sobre la historia de la escuela, pero no encontró mucho. Imprimió la información para leerla con calma más tarde.

Mientras se dirigía a la preparatoria abandonada, tuvo oportunidad de pasar por la biblioteca del pueblo. Cuarzo Azul no era muy grande, además de que en las orillas del municipio era en su mayoría rural. Aun así tenía una muy buena biblioteca donde encontró algunos viejos periódicos y también unos registros. Como no tenía tarjeta para llevárselos, no tuvo más remedio que tomar varias fotografías con su celular.

Fue a la escuela, se estacionó y entró al edificio central. Ella intuía que el mejor lugar para revisar su información sería en lo que quedaba de la biblioteca. Tal fue su mentalidad de investigadora que por poco se le olvidaba hacer su video para Marián. Se grabó rápido dando la espalda a la entrada y después subió al segundo piso.

Apenas subiendo las escaleras se encontró con un escritorio, donde el o la bibliotecaria registraba los libros que sacaban los alumnos. Entró más y pudo ver, como ya había sospechado, que la biblioteca aún tenía sus libreros. Varias filas de estantes vacíos y algunas mesas y sillas estaban abandonadas para que el tiempo se encargue de descomponerlas.

A su izquierda estaba un par de mesas rotas que se veían para al menos 4 personas cada una. Enfrente, 6 hileras de estantes vacíos que se mantenían en pie y al fondo otras mesas que estaban adheridas a la pared. Ana se adentró hasta el fondo y se acomodó con sus cosas. Se sentó en una vieja silla y tuvo mucho miedo que se cayera bajo su peso, pero parecía que podía aguantarla.

Desparramó sus hojas impresas y encendió su linterna. Le costó encontrar el ángulo adecuado para que se quedara quieta alumbrando mientras ella hojeaba su investigación, pero pudo conseguir una buena posición. Fue así que se dispuso a aprender sobre la escuela.

La preparatoria ''Alexander Graham Bell'' fue fundada en 1972 con el objetivo de que fuera una escuela pública. Estuvo activa por 36 años hasta que después cerró y 3 años después reabrió como escuela privada. Continuó así hasta su cierre hace 5 años. El plan era invertir en las instalaciones y llenarlas con tecnologías más modernas para estar a la vanguardia en calidad de educación, sin embargo, eso nunca sucedió.

Leyó varias de las noticias que encontró y eran en su mayoría bastante comunes. Algunos asaltos, algunos robos, eventos sociales y religiosos. Además de decenas de anuncios de pequeños negocios.




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