«Dios no puedo creer que esto haya pasado», digo en mi mente mientras trato de recobrar la compostura para que Taylor no se de cuenta de que ese ha sido el beso más intenso y sexy que me han dado en toda mi vida.
—No sé porque dije eso, en realidad debería disculparme —dice un poco avergonzado.
—No tienes por qué disculparte, fue solo un beso —le digo pretendiendo indiferencia, sé que no es cierto, fue mucho más que un beso.
—Claro, por supuesto, creo que es hora de irme —dice poniéndose de pie.
—Sí, tal vez sea lo mejor —le digo acomodándome la bata mientras en mi subconsciente se queda el "no, quédate, no te vayas".
—Que duermas bien —dice abriendo la puerta que separa nuestras habitaciones—. Si necesitas algo solo dime. —Luego de decir eso adentra en su cuarto cerrando la puerta.
Me desplomo sobre la cama con un profundo suspiro, mis piernas están temblando y mi cuerpo está ardiendo de la excitación; así es, por primera vez en mi vida estoy excitada ¿y cómo no estarlo? Lo besuqueos con Jason bajo el árbol de manzana o con Timothy en el patio trasero a escondidas de papá no pueden compararse con ese beso.
«Sé que debo controlarme o Taylor se dará cuenta de lo que siento por él, pero nadie dijo que no puedo soñar con ese beso una y otra vez.»
(********)
—Katherine Mary Anne Manson, ¿cómo pudiste hacer una algo así? Dejaste a tu hermano inconsciente y volaste un avión sin autorización —grita mi padre por el teléfono.
—Lo sé papá, ya te dije que lo siento.
—Un lo siento no es suficiente, no supimos nada de ti en todo este tiempo, creímos lo peor.
—Pero estoy bien.
—Y el señor Evans, pudiste haberlo matado por tu imprudencia, ¿y si nos demanda?
—No se preocupe señor Manson, no tengo ninguna intención de hacer tal cosa —dice Taylor, quien está parado junto a mí escuchando toda la conversación.
—Papá recuerda que estás en el altavoz —le digo exasperada.
—Y tú recuerda que estás en serios problemas —me dice enojado.
—Lo sé, mira ya te di las coordenadas de la isla, pero aún estamos en alerta roja por el huracán así que tendrás que esperar unos días para venir a buscarme. Te quiero, adiós. —Cuelgo antes de que pueda decir una palabra más.
Sabía que papá estaría furioso, pero tenía que aprovechar el hecho de que habíamos sido salvados y llamar a casa. No podía permitir que siguieran sin saber nada de mí; así que esta mañana, después de despertar de mi erótico sueño con Taylor, me vestí y busqué a Rhonda para pedirle que me dejara usar su teléfono; ella por supuesto no tuvo inconveniente, siempre y cuando primero me terminara el enorme desayuno que había preparado para mí.
—Tu padre sonaba realmente molesto en el teléfono —dice Taylor a mis espalda, haciendo que me sobresalte, aunque trato de disimularlo.
—Ya se le pasará —le digo encogiéndome de hombros.
—Sí, oye, los Smith quieren organizar una cena especial esta noche para honrarnos o algo así.
—Vaya, eso es muy lindo de su parte —digo sincera.
Durante el almuerzo Rhonda me advierte que pasará por mi cuarto más tarde para ayudarme a prepararme para la cena; con lo que odio el maquillaje y todas esas idioteces; disimulo mi fastidio y asiento con la sonrisa más falsa que pude encontrar.
(********)
Después de unas horas, mientras estoy en mi cuarto escucho a alguien tocar a la puerta, me sobresalto un poco al pensar que es Taylor pero al asomarme por el ojo de cristal descubro que es Rhonda cumpliendo su promesa. Abro la puerta con desgana y la invito a pasar.
—Lista para una tarde de chicas —dice emocionada.
—Siii —exclamó fingiendo entusiasmo.
—Oye ¿Qué te pasa? —me pregunta al notar mi falta de interés.
—Nada, es que tú eres muy dulce, pero yo no soy una chica muy "femenina" —le digo derrumbándome en la cama.
—Pues yo tampoco lo soy —me dice sentándose junto a mí—. Tú eres una chica maravillosa y no necesitas maquillaje ni nada de eso porque eres hermosa. —Alza mi barbilla con su dedo para que la mire a los ojos mientras pone su mano en mi hombro—. Pero un retoque de vez en cuando no le hace daño a nadie y más cuando quieres impresionar a alguien especial. —Trago en seco al escuchar eso último.
—¿Quién, Taylor? Noooooooooo, él no me interesa en lo absoluto —niego, volteando la mirada.
—¿Te gusta mucho, cierto? —me dice sin inmutarse.
—¿Tanto se me nota? —Ella solo asiente con la cabeza—. Pero eso no importa porque él no está interesado en mí. —«Ni siquiera le importó nuestro beso de anoche.»
—¿Y cómo lo sabes?
—Porque no soy su tipo; no soy sofisticada, ni culta, ni femenina, ni sexy. —«La lista podría seguir y seguir.»