Las olas claman justicia

Capítulo 3

Ashley estaba sentada en el borde de la cama, con una pierna flexionada contra el pecho y la mirada fija en la de Chad. Le clavaba los ojos duros a la foto del detective pegada con cinta adhesiva en la pared de su habitación. Era un morocho bronceado de cautivantes ojos negros, y el cabello castaño despeinado hacia arriba como si recién hubiera salido de un baño en la playa. Usaba la media barba, tenía una sonrisa fresca, bonita y desafiante. A simple vista parecía un típico seductor interesado, superficial, o esa fue la primera impresión que dió... y las primeras impresiones hacen un cincuenta del trabajo, determinan en gran medida la imagen que tendremos de las personas. 
Pero éste hombre también parecía engañoso... Si lo mirabas en lo profundo de sus ojos podías sentir que era mucho más que eso,escondía calidez, sensibilidad, y hasta tal vez vulnerabilidad, aunque se lea irónico si hablamos de un detective de la policía federal. En fin.

Parecía esconder oscuros secretos que lo inquietaban, o que podrían exponerlo. Y si eso fuera así y la perceptiva Ashley estaba en lo cierto, la mirada poderosa de Chad que reflejaba tener todo bajo control de repente se veía en peligro de extinción.

Cuanta información puede percibirse si captamos detalladamente las primeras impresiones.

Llegadas las seis de la tarde tomó su tabla y bajó a la playa.

-¡Siempre es bueno encontrar viejos amigos!- exclamó con una sonrisa.

-Y más si se trata de Ashley Rogers.- respondió en el mismo tono.

-¡Cuanto tiempo Luck!- y lo abrazó cariñosamente.

Luck era un buen amigo de toda la secundaria, fiel a ella y muy atento. Era rubio, flaco y alto, de destacados ojos verdes.

Solían juntarse a surfear en la playa de vez en cuando, pero ahora no se veían hacía dos veranos.

-Intuyo que necesitas un favor.- dijo él, actuando una expresión pensativa.

Ashley rió y se dirigió al agua.

-Digamos que necesito de tu profesión secreta.

-¿Mi profesión secreta?- Se puso serio pero estaba sorprendido. Ashley siempre le había parecido una chica moralmente correcta, respetuosa y legal. Y quien buscaba un detective privado casi nunca era alguien legal, o casi nunca era para un fin legalmente correcto, la mayoría de las veces se trataba de gente peligrosa que quería saber de alguien con el fin de acabar con él, de hacer algún robo, descubrir engaños, o algo del estilo. Así que al pensarlo se preocupó un poco por ella... tal vez estaba metida en problemas y quería intentar protegerse del sujeto adelantándose a sus pasos, o vengarse del sujeto, pero no, Luck sabía que Ashley no era ese tipo de gente.

-Chad McCarthey, detective y agente del FBI.- y solo al terminar de decirlo, Luck soltó una carcajada seca.

-¿Un agente del FBI? ¿En que problema te has metido pequeña Ash?- le preguntó, esperando escuchar lo contrario a lo que los ojos de Ashley decían.

-Necesito saberlo todo. Dónde vive, con quién, que lugares frecuenta, su familia, sus amigos, algún amorío, que hace en su tiempo libre... todo lo que puedas. Presiento que esconde algo y necesito saber de que se trata. Y quiero pruebas sólidas de lo que encuentres.

¡Miren a ésta!- exclamó divertido. ¿Desde cuando has dejado de ser la pecesita tierna de siempre?- añadió.

Ashley le lanzó una mirada foribunda, y bajó la vista enseguida.

-Lo siento.- exclamó sin mirarla, mordiéndose la lengua.

-¿Has visto las noticias? La maldita asesina ha vuelto a hacer de las suyas, para ser sutil. - le contó con tristeza y bronca en los ojos.

-Sí, lo he visto.

-Bien, pensé que eras más profesional Luck.- levantó una ceja y cruzó los brazos, volviendo al tema inicial.

Luck cerró los ojos y llevó la cabeza hacia atrás por un momento, rendido.

-Está bien, te ayudaré. Pero luego debes decirme para qué necesitas saber sus secretos... y que relación tienes con él.

Ashley sonrió de oreja a oreja y le señaló el agua moviendo la cabeza.

Había días que le costaba entrar al mar, las olas le revolvían la memoria y los sentimientos, aunque ella sabía que no tenían la culpa. Su padre siempre le había enseñado a tratarlo, si ella respetaba al mar, él la respetaría también.

Pero lo de Ashley con las olas era diferente, ellas guardaban historias y sabían más de su madre que su propia hija. Las olas tenían recuerdos de Kayla que a Ashley le hubiera encantado y merecido tener. Pero Andrew siempre hablaba de que Kayla y el mar eran mejores amigos, iban siempre juntos, y que si ellos querían justicia por la muerte de la nombrada surfista, entonces las olas también la querrían. Por eso no podría odiarlas, aunque se lea contradictorio, ellas solo buscan lo mismo que Ashley, están juntas en ésto.

Al llegar a su casa lo primero que hizo fue ir directo a la heladera a por algo de comer. Sorprendente y fastidiosamente se encontró con un montón de tuppers de comida con etiquetas. Y casi todas decían "Lía", lo que significaba que la hermana de Andrew había llegado de visitas seguramente a quedarse un par de días, como solía hacer llegados todos los veranos. El problema es que Ashley nunca tuvo demasiada paciencia con el particular carácter de su tía. Eran de esas personas con las que convivir mas de dos días ya se vuelve sobrevivir.



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En el texto hay: homicidios, amor, justicia por cuenta propia

Editado: 21.02.2019

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