Las olas del mar siempre vuelven

Malteada de banano y fresa

Capitulo 1

 Reproducción, el origen de la humanidad. La reproducción es literalmente el inicio del ciclo de la vida, por lo tanto es muy importante. Si todas las personas por alguna razón dejan de reproducirse seria prácticamente el comienzo del fin de la humanidad, pues, considerando que no nacerían mas seres humanos y los que ya existen tarde o temprano morirían, si, seria el fin de la humanidad. En fin, no hace falta que les siga explicando porque la reproducción es importante, eso ya todo mundo lo sabe, ¿no? Cada vez que una mujer da a luz, pues, la humanidad esta mas lejos de desaparecer, claro que por mi parte yo no puedo contribuir con la humanidad, yo no puedo procrear, si, soy infertil, no puedo tener hijos. Me entere de esto a los doce años, fue un golpe muy duro para mi, claro, para cualquier mujer lo seria,pero desde pequeña yo siempre soñé con tener hijos y tener una bonita familia, la mayoría de las personas sueñan con tener una gran casa o tener mucho dinero, pero yo no, yo siempre soñé con tener hijos, claro, aun me queda la opción de adoptar, pero pues..... me hubiera gustado dar a luz a mis hijos, que tuvieran mi sangre.

Era un día normal como todos. Kennedy se encontraba caminando en la orilla de la playa con su cámara colgando del cuello observando el atardecer, cosa que era muy normal en ella, sentía cierta atracción hacia observar y tomar fotografías del atardecer, no se lo perdía ni un solo día, a veces lo veía desde su jardín y a veces iba a caminar a la playa a observarlo. Esa tarde la brisa estaba bastante fría, los rayos del sol que poco a poco iban desapareciendo se abrían paso entre las escasas nubes presentes en el cielo. 

Kennedy ya llevaba media hora caminando en la playa, ya era hora de regresar a casa. Se disponía a regresar a casa pero primero necesitaba utilizar el baño, así que se dirigió hacia el baño de una refresqueria que había en esa playa. El baño se encontraba justo debajo del balcón de la refresqueria. 

(...)

Kennedy salio del baño y se lavo las manos. Empezó a caminar y al mirar hacia el suelo se percato de que sus cordones estaban sueltos. Estaba parada justo debajo del balcón y se agacho a atar sus cordones. Ato sus cordones y cuando se estaba levantando sintió un liquido frió caer sobre su cabeza y su espalda. Sorprendida miro hacia arriba y vio a un chico con rostro apenado mirando hacia abajo.

    — Lo lamento— dijo el chico desde arriba del balcón— espérame ahí, ya bajo—dijo al mismo     tiempo que reclamaba a sus amigos para que dejaran de reírse.

Rápidamente bajo las escaleras y llego a donde se encontraba Kennedy aun empapada de lo que parecía ser malteada de banano  y fresa. Por suerte la cámara no resulto afectada.

    — ¿Que te sucede?— pregunto Kennedy con algo de molestia en su voz una vez que tuvo al chico frente a ella— ¿Porque razón me tiraste tu malteada encima? Agradece que no le cayo a mi cámara, te hubiera ido mal. — replico Kennedy amenazante mientas se limpiaba con una servilleta.

    — No lo hice a propósito, mi intención era que mi malteada terminara en mi estomago no en tu cabeza — dijo el chico encogiéndose de hombros—Lo siento.

    —Ya que— exclamo Kennedy dándose la vuelta para irse.

Kennedy comenzó a caminar apresurada dejando atrás a el chico.

   —Espera— grito el chico corriendo tras Kennedy, pues, ni siquiera sabia su nombre.

   —¿Que quieres?— pregunta Kennedy girándose bruscamente.

   — ¿ Adonde vas?

   — A mi casa— exclama Kennedy haciendo que suene muy obvio. 

   — Claro, emm...—exclamo el chico entre dientes—¿Te puedo acompañar?

  — Eh... ah... mm—balbuceo Kennedy algo confundida,  quien se ofrece a acompañar a alguien que no conoce a su casa?— Como quieras—contesta Kennedy, se gira y comienza a caminar.

El chico comienza a caminar a su lado. Fueron avanzando por la orilla del mar. 

  —Emm...—balbucea el chico— No te he preguntado tu nombre, ¿Como te llamas?

  —Kennedy—responde ella— Kennedy Winter Linn.

  — Lindo nombre—exclama el chico sonriente.

  — Gracias —responde Kennedy con poco interés —Y tu, ¿Como te llamas? —realmente lo pregunto solo por cortesía porque no estaba de humor para preguntarle su nombre al chico que la empapo con malteada, ademas de que ya se sabia su nombre.

  —Donovan Walker para servirte —dijo el chico extendiendo su mano con una sonrisa muy alegre en su rostro, al contrario de Kennedy el parecía estar  muy feliz. Kennedy apretó su mano y mostró una sonrisa fingida, a leguas se notaba que no estaba nada bien.

Parece algo extraño que estando en el mismo colegio y compartiendo algunas clases no supieran sus nombres.

Donovan noto que estaba algo deprimida, se debatió entre preguntarle si estaba bien,( aunque claramente no lo estaba) o no hacerlo. Decidió no hacerlo puesto que es la primera vez que hablan, se habían cruzado un par de veces en la escuela, pero nunca habían hablado.

  —Entonces..... ¿Te gusta la fotografía? — pregunto Donovan.

  — No, solo llevo la cámara de collar — pensó Kennedy, mas no lo dijo, podía estar de muy de  mal humor pero tenia educación — Si, me gusta mucho. —respondió finalmente.

  — A mi también, me apasiona la fotografía — exclama Donovan.

  —Enserio?, nunca te he visto con una cámara. —cuestiona Kennedy.

  — Pues, no la llevo a la escuela. ¿Tu si?

 — No realmente, me parece algo peligroso —dijo Kennedy, realmente comenzaba a notarse un poco mas animada— la escuela esta repleta de gente que corre por todas partes, no arriesgaría mi cámara de esa manera.

  — Claro — confirma Donovan —aunque la playa también me parece  un lugar algo peligroso para llevar cámara, ¿no crees?

   — Tal vez, pero no me importa correr ese riesgo con tal de poder fotografiar el atardecer — explica Kennedy de una manera ¿apasionada? — Es algo que realmente me llena de paz, podría decir que tengo una obsesión con los atardeceres —ambos sueltan una pequeña risita — me ayuda a olvidarme de todos mis problemas y sufrimiento.




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