Las piezas del destino

Capítulo V: Iniciación

V

 

Dante llegó a su departamento ubicado en el último piso de un edificio de 15 niveles.Era un departamento de dos pisos y con acceso a la totalidad de la terraza, el cual, ya que vivía solo, contaba con habitaciones sin utilizar. 

Si bien jamás se consideraba una persona con buena suerte, solía comprar regularmente la lotería, hasta que ganó el premio mayor, el cual en lugar de invertirlo decidió utilizarlo en comprar su hogar. Prefería llevar una vida tranquila en lugar de tomar riesgos, algo que estaba próximo a cambiar, contra su voluntad.

Una vez dentro fue directamente hacia su estudio, pese a no haber más personas, lo que estaba por hacer lo llevaba a buscar un lugar más privado dentro de ese espacio personal. Cerró la puerta de la habitación y colocó el grimorio sobre su escritorio. Poco a poco, como respondiendo al deseo de su propietario, el libro fue retomando su tamaño original.

Aunque ya había experimentado varios hechos sobrenaturales durante el día, no pudo evitar sorprenderse al ver cómo aquel libro negro crecía, pese a que sabía que eso habría de pasar. Llegó a pensar por un momento que incluso había crecido hasta superar el tamaño con el que lo recibió. Era tan grande y ancho como una gran enciclopedia, lleno de páginas que más que blancas parecían emitir un extraño tenue brillo.

Luego de estar unos minutos observando de pie el libro cerrado sobre el escritorio, decidió al fin sentarse para poder abrirlo y revisarlo a detalle. ¿Qué era exactamente el libro del defensor? se preguntaba. Tenía tanta curiosidad como miedo al momento de abrir el libro. Página a página fue revisándolo superficialmente ya luego se tomaría el tiempo para estudiarlo a fondo. Si bien la mayor parte del contenido era texto, también había páginas completas de gráficos, símbolos y mapas de lugares que no reconocía.  

Las primeras páginas eran una breve descripción del lío en el que estaba participando. Terminó de entender lo que eran los pilares y por qué debía apresurarse a buscarlo, aunque no tenía de cómo encontrarlo, por lo que esperó encontrar las respuestas en las páginas siguientes. Lo que aún no comprendía era el motivo por el cual solo dos de los siete guardianes se dedicaban a la protección directa del pilar, le resultaba más práctico tener a los siete juntos y enfrentar como equipo a lo que se presente; al fin y al cabo, ninguno de ellos estaba familiarizado con el uso de los grimorios ni con la magia en general.

Siguió revisando las páginas siguientes, era una serie de hechizos. Al parecer no tendría que recitarlos cada vez que necesite utilizarlos, solo entenderlos y el libro se encargaría de que se activen. El problema era el cómo entenderlos. Si bien el libro era grueso, no significa que estuviera lleno de hechizos. El número era bajo, pero las explicaciones sobre el funcionamiento, los conocimientos básicos y el hechizo en sí constituían gran parte del texto, por lo que debería leer pacientemente y a consciencia cada parte del libro para poder utilizarlos. 

Antes de intentar aprender alguno de los hechizos, decidió ver inicialmente qué hacía cada uno de ellos. No sabía cuándo sería el próximo lapso vacío por lo que necesitaba saber con qué herramientas contaba. Tal como sospechó, no tuvo suerte en las habilidades que recibió. Prácticamente su papel al ser una especie de guardaespaldas del pilar era dedicarse exclusivamente a la defensa, por lo que solo podía servir de escudo o encontrar formas de interferir con los ataques del enemigo; sin embargo, no había algo le permita atacar directamente al oponente. Al parecer su papel era solo proteger al pilar mientras se dedicaban a huir.

Sea cual fuese el caso, mientras el otro guardián protector tuviese alguna habilidad que facilitase el escape todo estaría bien. De todas formas, estaba obligado a cumplir con el rol que se le había encomendado, el libro terminó de explicar aquellos puntos que las voces habían omitido en su explicación, quizás de forma deliberada, dejando que el grimorio les evitase el incómodo momento. Si bien el elemento principal del equipo es el pilar principal, los guardianes también éramos también objetivos de caza, lo cual nos perjudicaba si no nos encontrábamos cerca del pilar, ya que no podíamos hacer uso de nuestras habilidades en su máximo esplendor.

Aún no tenía la menor idea de qué es lo que enfrentaría, por lo que eligió aprender la forma más simple de crear un escudo. Al fin y al cabo, su deber era ser un defensor, y hasta encontrar al pilar debía ante todo proteger su propia vida. Leyó y releyó las páginas correspondientes al tipo de protección más simple. Había llegado a su hogar a las 8:00pm y siendo ya las 5:00 am, había al fin terminado de entender en su totalidad no solo la versión básica del hechizo protector, sino también los conocimientos base con los que podría intentar hacer variaciones de este poder.

Quedando un par de horas antes de que tenga que ir a trabajar, cogió el libro y se dirigió a la terraza. No quería accidentalmente dañar los pocos muebles que tenía. No había gastado ni la tercera parte del dinero, ya que lo tenía guardado en bancos, generando pocos intereses por el bajo riesgo que estaba dispuesto a asumir; por consiguiente, adicional a la propiedad, sus gastos se habían mantenido en niveles normales, dependiendo principalmente de su trabajo en oficina.

Estando ya en la cima del edificio, se dispuso a poner a prueba el libro. Sus ojos cambiaron a un tono dorado, ya sin el brillo intenso que tuvo durante su despertar. Su cabello se tornó gris, mientras se disponía a realizar la activación con el libro entre sus manos. El grimorio, respondiendo al deseo de su propietario, ejecutó de forma inmediata el hechizo, sin necesidad de hacer uso de las palabras necesarias para realizarlo. Una semiesfera translúcida de tonalidad azul de tres metros de radio se formó alrededor de él.




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