Las piezas del destino

Capitulo VI: Poniendo a prueba lo aprendido

VI

 

Leti, en los pocos días que tuvo el libro del defensor, llegó a entender y aprender cada una de las habilidades disponibles. Pensó que el libro del defensor debería llamarse el libro del escapista, ya que sus habilidades se centraban en crear rutas de escape e inhabilitar al enemigo en el transcurso. El libro tenía la totalidad de su tiempo, iniciaría a trabajar todavía en un par de semanas, por lo que aprovechó el tiempo que aún le quedaba.

De los siete guardianes que protegían al pilar, ella era una de las personas con mayor vocación de servicio, aunque en ocasiones podría pesar de ingenuidad. Estaba pensando cómo hacer uso de sus habilidades en el mundo real, de tal forma que pueda mejorar la vida de los demás. Su grimorio, dentro de la función de favorecer el escape del pilar, le permitía garantizar que su escape sea satisfactorio, por lo que Leti contaba con una serie de habilidades para despistar y confundir al enemigo. Adicionalmente era la única guardián que tenía la habilidad de sanar cualquier tipo de mal, ya sea físico o mágico. A partir de ahí surgió en ella la idea de poder sanar a todas las personas y animales que se encontraban a su alcance.

Su padre continuaba viajando por su trabajo, su madre había fallecido hacía un par de años atrás, por lo que Leti vivía sola en una casa de su padre, la cual había sido adquirida antes de que Leti naciera y dados los constantes viajes de su familia, la casa había pasado el mayor tiempo estado desocupada o siendo alquilada. Por un instante Leti pensó en abrir en la casa un negocio de medicina natural; sin embargo, si la medicina era utilizada por terceros, no podría utilizar su habilidad directamente. Adicional a ello, no estaba interesada en lucrar con la salud de los demás y no contaba con el dinero para hacerlo de forma gratuita, considerando que tendría que gastar en la medicina que tendría que entregar, pese a que en el fondo el único efecto real sería el de sus poderes, canalizados por el grimorio.

No es que esperase con ansias la llegada de un lapso vacío, pero sabiendo lo que podría llegar a pasar, quería ser útil y ayudar a los demás. Si bien no fuese necesaria su ayuda para escapar, podría hacer uso de sus habilidades para curar sus heridas y hacer su misión más llevadera. Había en su afán, casi memorizado varios de los hechizos, por lo que quizás, con el debido tiempo, podría conjurarlos y hacer uso de ellos sin necesidad de que sean sintetizados por el grimorio.

Estaba a punto de iniciar su almuerzo, cuando sintió que ya había llegado el momento. Vio en el reflejo de la cuchara el color y brillo que sus ojos habían adoptado, por lo que entendió lo que había sucedido. La música de la radio se detuvo al igual que el ruido del tráfico proveniente de las calles cercanas a su casa. Abrió la puerta de su casa y decidió salir esperando encontrar una pista de cómo llegar hacia el pilar.

A lo lejos, oyó unos fuertes aullidos, ¿sería posible que un perro haya entrado al lapso vacío? se preguntó Leti. Volvió a su casa y subió hasta el techo para tratar de encontrar al perro. Por el volumen de los ladridos debería de encontrarse muy cerca, pensó ella, hasta que vio dos cuadras atrás de su casa una enorme bestia de dos pisos de altura. Pese a lo familiar que eran sus ladridos, fácilmente confundibles con los de un perro, esta bestia no se asemejaba en mucho a uno.

 Era una bestia de color principalmente verde, a excepción de las verduzcas escamas que deforma asimétrica y aleatoria se veía alrededor de su cuerpo y le daban una apariencia enferma. Tenía el hocico extremadamente largo, el cual de no ser por sus largas patas posiblemente arrastraría por el piso. Estaban a una distancia de dos cuadras, pero el gran tamaño de la criatura le permitía ver a detalle a la bestia. 

Dudó por unos segundos si debería o no atacar a la bestia. No contaba con habilidades que le pudiesen ocasionar un daño directo, pero la podría al menos aturdir o alejar de aquel lugar. Optó por ser ella quien huya, luego de acabado cualquiera fuese el hechizo que aplicase a la bestia, tarde o temprano nuevamente acortaría la distancia entre ellas. Alzó su brazo izquierdo, el cual empezó a emitir rodearse por una parpadeante, lo agitó fuertemente hacia abajo, separando de sí el brillo que emitía, el cual se quedó suspendido en el aire y se fue expandiendo ligeramente como si devorase el vacío a su alrededor, hasta alcanzar un espacio donde solamente ella pudiese cruzar. Pasó a través de él, antes que la bestia la alcance, e inmediatamente después, ya del otro lado, repitió el proceso, esta vez atrayendo de vuelta el brillo y cerrando la brecha generada.

Leti había llegado en cuestión de segundos a aquel edificio donde inconscientemente había hecho uso de sus poderes. Se encontraba en la cima del edificio donde tuvo su entrevista laboral y su primera experiencia en el lapso vacío. Eligió el lugar porque era un edificio considerablemente alto, por lo que tendría una buena vista del panorama de la ciudad. Su casa no se encontraba dentro de su rango de visión, por lo que esperó que aquella bestia se hubiera quedado cerca de su hogar. 

Continuó viendo y vio ciertos edificios con daños a su infraestructura, los cuales estaba convencida de que no se presentaban previamente, por lo que dicho daño debió de haberse generado dentro de lapso vacío, la pregunta era ¿cuándo? El daño en la dimensión previo en la dimensión espejo se mantenía incluso para los lapsos vacío siguientes, por lo que no podría saber a certeza si había en ese momento alguien más cerca de ella enfrentando a algún oponente, ya que solo después de unos años la dimensión espejo se restauraba automáticamente para adaptarse a los cambios en la realidad.




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