Las piezas del destino

Capítulo VII: Más allá de lo esperado

VII

Leti apareció dentro de lo que parecía ser el patio de una escuela. No recordaba haber visualizado una escuela antes de cruzar; sin embargo, las imágenes habían pasado tan rápido por su mente que no podía estar segura si efectivamente había visto o no a la escuela en alguna de ellas. Se dispuso a encontrar la salida para poder encontrar al pilar lo antes posible, mientras esperaba que al menos algún otro guardián haya podido llegar al campo junto con ella.

Llegada a la puerta de la escuela, la calle estaba completamente silenciosa, sin señal aparente de daño ¿había llegado al lugar incorrecto? ¿dónde se encontraban aquellas criaturas que emitieron aquellos chillidos? Continuó caminando con suma precaución por las calles aledañas por cerca de una hora. Aunque ya estaba algo cansada, usó su propia habilidad para recuperarse y seguir con su camino.

Decidió nuevamente abrir una brecha en el espacio y trasladarse a uno de los últimos pisos de un edificio de gran altura que vislumbraba a lo lejos. Eligió esta vez solo uno de los últimos pisos y no el techo, por temor de que algo la pudiera atacar directamente en un espacio abierto desde lo alto.

Oía ciertos choques que provenían a la misma altura donde se encontraba; sin embargo, no alcanzaba a ver de qué se trataba. Corrió a lo largo de las oficinas, para tratar de seguir a la fuente del sonido a través de las distintas ventanas que había, hasta que dio con su objetivo. Eran un par de largas serpientes grises con alas de murciélago y un cuerpo tan vomitivo como el de aquella bestia que vio cerca a su casa. Parecía que estas serpientes se encontraban intentando golpear a algo, pero aquello se movía tan rápido que no podía visualizarlo. Tenía ante sus ojos una mancha blanca que quizás tenía el tamaño un poco más alto que el de una persona promedio. 

Una de las serpientes retrocedió y se enroscó hasta morder su propia cola. Empezó a morderse como intentando devorarse a sí misma. La serpiente restante, emitiendo un chillido similar a los que ya había oído antes, abrió un portal que lucía idéntico a los que Leti podía crear, lo cual la dejó perpleja, ¿cómo podría escapar si aquellos seres podían seguirle utilizando habilidades similares? La mancha que estuvo luchando a ambas serpientes se detuvo para apreciar a la serpiente que continuaba devorándose, tragando su propia cola. 

Era una joven a simple vista menor que Leti, tenía como ella los ojos dorados y el cabello de un tono gris claro. Era alta, superando quizás el metro ochenta, y con un par de alas de un color celeste tenue que la hacía lucir como un ángel, de no ser por su expresión de repulsión al ver a aquella serpiente que, pese a que ya había tragado gran parte de su cuerpo continuaba haciéndolo en medio de alaridos de dolor.

  • Hey tú - gritó Leti - ¿llegas a oírme? Puedo curarte si lo necesitas, pero necesito que vengas, ya que no tengo cómo llegar hacia ti.

Diana se sorprendió al oír a alguien llamándola, hasta ese día no se había cruzado con otro de sus guardianes en el lapso vacío. Se dirigió volando hacia ella, no sin antes voltear a ver por última vez a la serpiente, quien lentamente continuaba devorándose. Leti estaba a punto de abrir unas ventanas, pero Diana venía con prisa, por lo que entró girando con las alas cubriéndose completamente y protegiéndose de todo daño. Solo de cerca Leti pudo apreciar que la tonalidad celeste de las alas se debía a que no estaban compuestas por plumas como la de las aves, sino que eran totalmente metálicas, no llegando a nacer desde la espalda de Diana, ya que a pocos centímetros de su espalda se encontraban un par de círculos mágicos, los cuales eran los cuales eran los encargados de conjurar el par de alas.

  •  Dime por favor que eres el pilar - dijo emocionada Leti mientras restablecía la estamina de Diana
  • ¿Eres una de mis guardianes? - respondió seria Diana, pese a ser 5 años menor que Leti, transmitía un aire de mayor madurez - Por tus habilidades veo que eres una de los guardianes dedicados a mi protección, ¿vienes con alguien más?¿Has contactado con alguno de los otros guardianes?
  • No, solo yo….
  • Debemos marcharnos rápido - interrumpió Diana - Antes que esa cosa se termine de engullir.
  • Puedo abrir una brecha a un lugar lejos de aquí, aunque no creo que aquella cosa nos cause problemas- respondió Leti
  • Créeme, lo hará, lo he visto en mi libro, sácanos de aquí

Leti se limitó a obedecer, alzó el brazo cuando recordó que no podía de momento ir a su hogar ya que aquella cosa seguía cerca a su casa y solo tendría esperar que culmine el lapso vacío para que aquel ser sea nuevamente forzado a volver a su mundo. Por tal motivo decidió abrir una brecha hacia una de las tantas ciudades en las que había vivido anteriormente con sus padres. 

  • ¿Podrías explicarme ahora de qué escapamos exactamente? - preguntó Leti
  • Bueno, antes que nada, mi nombre es Diana. Solo lo he leído en mi grimorio; sin embargo, sé que cuando esa cosa esté cerca de su límite puede generar un vórtice hacia uno de los mundos oscuros, pudiendo pasar solo un ser de fuerza mayor aquella bestia, con tal disparidad de fuerza que la otra serpiente optó por huir sabiendo lo que se avecina - respondió Diana mientras sus alas se desvanecían retornando a los círculos mágicos, los cuales llenos de mayor luminosidad se unieron formando su libro.




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