Una mañana fría y triste donde solo puedo sentir el aire que golpea levemente mi cabello desde la ventana.
Cuando me levanto a cerrarla diviso a lo lejos una camioneta negra con una calavera de decoración estacionarse en la casa de al lado, esa casa a estado abandonada por 2 años ya que los antiguos dueños murieron y hasta entonces ha estado a la venta.
- ¡Blair haz el desayuno! ¡¿Qué esperas para bajar?!.
- Un segundo voy a cambiarme.
Cuando estoy lista me dirijo a cerrar la ventana, alcanzo la cortina y cuando estoy a punto de cerrarla por completo veo a un hombre parado en la ventana de una habitación viéndome fijamente para luego sonreírme e irse, quedándome un poco confundida bajo a toda velocidad dirigiéndome a la cocina.
-Ya era hora de que bajaras, me estoy muriendo de hambre.
- Lo siento, me desperté un poco tarde.
- ¡No me importan tus excusas, y que esperas para hacerme el desayuno!.
- Tía hoy en la mañana cuando me levante vi a unas personas llegar en una camioneta a la casa de al lado – digo encendiendo la estufa-.
- ¿La que ha estado en venta por dos años?.
- Si, supongo que serán los nuevos vecinos.
- Entonces habrá que recibirlos como se merecen, no suelen llegar mucha gente a este pueblo.
- ¿Quieres que vayamos luego de desayunar?.
- ¿Vayamos? Vas a ir tu, les harás un pastel y dirás que de parte de Lorelei les da la bienvenida.
- ¿Y tú que vas a hacer? -pregunto sirviendo el desayuno-.
- No te importa lo que yo hare, no es de tu incumbencia, ahora come para que vayas.
Comemos en silencio, mi tía siempre ha sido muy seca y de carácter fuerte, hace 5 años que vivo con ella, siempre ha sido a si no tiene hijos, ni novio y toda nuestra familia vive muy lejos de aquí, así que solo le quedo yo.
Cuando termino de hacer el pastel me dirijo a tomar un abrigo y salir de la casa para ir con los nuevos vecinos.
Toco el timbre y espero unos segundos nadie responde, toco una segunda vez pasa 1 minuto y cuando estoy decidida a irme dando media vuelta se escucha como giran la perrilla.
- ¿Diga? - dice una gruesa voz atrás de mi.
- He si bueno los vi llegar esta mañana y queríamos darle la bienvenida- Me doy la vuelta y me doy cuenta de que es el mismo hombre que me estaba viendo desde la ventana.
Tiene el cabello negro azabache, ojos oscuros y la piel un poco bronceada, es muy alto al lado de mí.
- ¿Queríamos? Yo no veo a nadie mas.
- Mi tía no pudo venir, pero les horneamos un pastel – Digo extendiéndolo para que lo vea-.
- Pasa – se hace a un lado para darme espacio-.
- Gracias -Entro lentamente viendo el interior muy bien decorado-.
- ¿Hace cuánto vives aquí? - Pregunta cerrando la puerta-.
- Toda mi vida, es un lugar bastante tranquilo -okey, yo se que lo tranquilo no le queda del todo-.
- No me he presentado, Marco -Dice extendiendo la mano-.
- Blair Huntsman -digo recibiendo su saludo- ¿No eres de por aquí verdad?.
- No, soy de Italia me vine a vivir aquí con mi familia.
- ¿Y dónde están?.
- Se fueron a comprar comida, solo estoy yo -dice haciendo una pequeña sonrisa-.
- Bueno je, creo que ya debería irme -camino hacia la puerta-.
- Blair muy bonito nombre, por cierto- dice deteniéndome-.
- Gracias, pero en verdad me tengo que - me interrumpe -.
- ¿Solo vives con tu tía?.
- Si.
- ¿Por qué?.
- Motivos personales y no me gusta hablar de ello así que no preguntes más – dio saliendo lo más rápido posible hacia mi casa-.
Abro la puerta encontrándome a mi tía recostada en un sillón viendo una película.
- ¿Cómo te fue?.
- Bien, solo estaba una persona en la casa, me dijo que vienen de Italia.
- italianos, vaya han de tener una buena cantidad de dinero -dice susurrándose a sí misma- ¿Cómo se llaman?.
- A quien conocí se llama Marco.
- Se escucha un nombre de alta clas... -es interrumpida por el timbre de la casa- ¿Qué esperas? ve a abrir.
-Un segundo- Digo abriendo la puerta-.
- Hola soy Marcella Moretti mucho gusto -Dice una mujer con un vestido rojo al igual que su cabello-.
- Hola, que inesperada llegada, soy Lorelei Huntsman -dice levantándose rápidamente del sillón- y ella es Blair -dice mirándome con desprecio-.
- Un gusto, adelante -digo haciéndome a un lado pasando 3 personas más detrás de ella-
- Ellos son Massimo, Marco y Matteo, sus nuevos vecinos, gracias por el pastel Marco nos lo entrego.
- Espero que les allá gustado porque lo horneé yo misma -responde mi tía con una enorme sonrisa-.
- Bueno pues espero llevarnos bien, después de todo nos veremos casi a diario.
- A todo esto, ya que estamos aquí nos podrían platicar un poco de este maravilloso lugar -dice el señor Massimo-.
- ¡Claro que sí! Estaría más que encantada, adelante pónganse cómodos-dice mientras se sienta en el sillón- perdón por el desorden tener a alguien como Blair en la casa no es algo fácil.
- Bueno a mí me parece que es alguien que no le gusta el desorden -Dice Matteo, él es un poco más bajo que Marco, con ojos marrones, cabello ondulado y piel ligeramente bronceada tiene más parecido a su papá-.
- Pues créetelo porque es una buena para nada -Dice mi tía con cierta molestia-.
- Si fuera una buena para nada ella no hubiera traído el pastel hasta nuestra casa, no se levantaría tan temprano y no hubiera horneado todo -A Matteo se le dibuja un pequeña sonrisa-.
- ¿Y tu como sabes todo eso? -Dice entrecerrando los ojos-.
- Digamos que soy muy observador -Dice sin quitar la sonrisa-.
- Perdone a mi hijo a veces no contrala sus palabras- se disculpa Marcella-.
- No se preocupe -pone una sonrisa fingida- bueno y ¿Qué quieren saber de Nerina?.