Las princesas no lloran

2. La mejor

Salgo del vestidor, pero en el umbral de la puerta mi hombro roza con el de Alice, a propósito obvio, me dan ganas de pararla, pero no tengo ánimos de discutir. Camino hasta el estadio cuando entro todo esta en silencio excepto por unos chicos que entrenan, ¿guapos?, eso les queda corto son como tener a todos los de tus dulces fantasías presentes, adonis completos no es cliché es la verdad.

-Hola Kyra

-Hola Entrenadora ¿Cómo esta?

-Bien gracias sabes que estamos a puertas de los intercolegiales, tu eres nuestra estrella Kyra, eres la mejor rematadora

-Gracias

-No es un alago es la verdad

-¿Qué vamos hacer hoy?

-Duplas, te necesito concentrada en cada movimiento

-Por supuesto-

-¡Ya era hora!-grita al ver a las demás- ¡a trotar 5 vueltas la cancha!-grita nuevamente y me guiña el ojo. Paulet es mi entrenadora desde que inicie la prepa tiene un cuerpo de infarto, cabellera negra, ojos verdes. Latina si, pero un amor de persona y pocas de las que ha estado conmigo.

Damos las cinco vueltas, y gracias a los duros entrenamientos no estamos tan mal en físico. 

-Ahora a calentar…mientras tanto presten atención a las indicaciones- todas empezamos a hacer claentamiento y estiramiento, una lesión a estos momentos es tu deriva, tu fin-hoy vamos hacer duplas las integrantes son: Kyra y Mel contra Alice y Ann; en el segundo grupo Vale y Sofia contra Jess y Tefy; el tercer grupo…-y asi termina de dar las indicaciones. Nos saludamos en un partido amistoso y tomamos nuestros lugares.

 

-Hola Mel

-Hola Kyra

-¿Lista? 

-Lista

Aclaración si piensan que todo el mundo me odia pues no soy compañera de muchos, a todos les sonrío, los saludo, converso me rio, esta bien, eres un ser biopsicosocial no puedes vivir en una cueva.

Pero no dejo que entren a mi vida. Personas permitidas: Aron, mis papas bueno un poco, mi hermano y ya.

-Lista—grita la entrenadora, choco mis palmas con Mel y tomamos la posición cuando escuchamos el silbido, soy rematadora y Mel lo sabe así que recepta la pelota en un perfecto movimiento y me alza en un toque en el que puedo chocar con toda la fuerza de mi mano la pelota, dando un remate impecable, haciendo que la bola impacte en el suelo marcando un punto a mi dupla.

Después de ajustar la partida de quince, nos sentamos en las bancas para continuar viendo a las duplas siguientes. Me acerco a mi bolso para tomar mi botella y agua y mi toalla. Jugar cansa y mucho. Regreso, pero un pie hace que me tropiece y vaya de bruces al suelo. Esta me la paga.

-Lo siento—murmura con voz de mosca muerta. Me la pagas Alice López.




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