Las Promesas Que Te Hice

EL JOVEN PRÍNCIPE DE LOS VINOS

Con los dos lanzamientos de Petite Sirah, el audaz chico ingresaría de manera estrepitosa a la línea selectiva de los vinos más reconocidos de toda la región, y luego a un amplio y muy exigente mercado a nivel nacional.

Los catadores de vinos, ávidos por probar aquella nueva variedad lanzada por el joven Willemberg, cuando finalmente lo hicieron, las críticas no se hicieron esperar. ¡Todas ellas o en su mayoría, bastante favorables!

— ¡Creo que a todos les gustó, abuelo! —dijo el joven muy entusiasmado observando a su alrededor—

— ¿Dudabas acaso qué les gustaría, querido nieto? Tú eres un gran catador y te encargaste personalmente de que los sabores de tu producción estuviesen bien equilibrados —le dijo mientras el chico sonreía— ¡Estoy tan orgulloso de ti Siegfried! —recalcó entre efusivos abrazos llenos de felicidad—

— Mmm… a mí nunca me dijo unas palabras como esas —le susurró Peter Willemberg a su esposa—

— ¡Peter, por favor! ¡Qué cosa tan horrible!

— Solo expreso la verdad.

— Nunca te lo dijo porque tú nunca te interesaste en sus viñedos.

— ¿Qué dices, Esther? ¿Acaso debía interesarme en sus viñedos para que me dijera que estaba orgulloso de mí?

— ¿Y acaso tú estás celoso de nuestro hijo, Peter? ¡En verdad qué cosa tan horrible!

— ¡Por supuesto que no estoy celoso de nuestro hijo!

— Pues así parece.

— No es así… ¡Es más! Puedo jurarte que me siento muy feliz de que mi padre tenga a Jan Siegfried. A final de cuentas hicimos muy bien en darle un nieto a mi padre.

— ¡Así es, amor! ¿Pero sabes qué? Tú no hagas lo mismo que tu padre hizo contigo. Sí también estás orgulloso de nuestro hijo, díselo Peter. Es un buen momento para que lo hagas.

Los padres de Siegfried, en verdad muy orgullosos del chico, se acercaron al mismo para expresarle sus felicitaciones. Leroy, el amigo del joven, también se acercó a él luego del final de la presentación.

— ¡Hijo, muchas felicidades por este gran logro! —expresó finalmente Peter Willemberg besando su frente— ¡Mírame y escúchame bien! Yo en verdad estoy muy orgulloso de ti. Pese a que aún te encuentras en edad de causarme muchos dolores de cabeza, estás aquí comportándote como todo un adulto responsable hecho y derecho. Con este logro tú ya acabas de otorgarme mucha paz y tranquilidad, hijo mío.

— ¡Gracias, padre! —le dijo el chico abrazando a su papá— Sé que lo dices en serio.

— ¿Y por qué no te lo diría en serio?

— Porque casi siempre estás molesto conmigo y me dices cosas muy adversas a estas. ¿O no es así, madre?

— ¡Es así mi niño!

— ¡Bueno! Es la primera vez que me das una alegría como esta y mereces que te elogie como corresponde.

— ¡Felicidades, mi pequeño! ¡Mi niño hermoso! —prosiguió también la madre con los ojos humedecidos, abrazándolo—

— ¡Gracias madre!

— También debo felicitarlo a usted señor Klaus. Por su lanzamiento, pero más que nada por haber hecho de su nieto lo que siempre soñó.

— Mhm… ¿Ahora me tratas de usted, Peter? Escucha... Yo solo me dediqué a enseñarle todo lo indispensable a mi nieto. Jan Siegfried siempre fue un chico muy inteligente y todos sus logros son únicamente de él. ¡De igual manera, gracias por tus felicitaciones!

— ¿Amigo, te das cuenta de que te has vuelto famoso?

— No soy famoso y tampoco me interesa serlo. Mis vinos y El Valle De Las Nubes sí lo serán y es lo único que me importa.

— Puedes decir lo que quieras al respecto, pero desde mañana estarás en todos los periódicos y en incontables revistas por lo tanto serás bastante famoso. ¡Y justo a tiempo!

— ¿A tiempo para qué?

— Para aprovechar este momento y conquistar a todas las chicas en la fiesta a la cual fuimos invitados.

— No sé de qué hablas, pero te advierto desde ya Leroy que no quiero ir a ninguna fiesta.

— ¿Por qué no? Debemos celebrar este momento, además Lekler nos invitó a la fiesta que hará en su casa.

— ¿A ti te parece que en mi noche perfecta me darían ganas de toparme con chicas dementes igual que Leyla? ¡O peor aún! —exclamó— ¿Acostarme con alguna obsesiva como la que se mató un día en tu coche? ¡Olvídalo!

— ¿Entonces qué haremos?

— ¡Nada! Yo iré a mi casa.

— Siegfried, estamos en vacaciones de verano y no permitiré que te comportes como un aguafiestas esta vez. Tu cumpleaños número 20 está cerca y debemos celebrarlo por todo lo alto, tirando la casa por la ventana. ¿Qué te parece usar la casa de mis padres en Montecarlo para celebrar tu cumpleaños? —le preguntó mientras en el joven Siegfried comenzaba a hacerse notorio su fastidio—

— ¡No pongas esa cara!

— Pues entonces deja de hablar sobre fiestas de cumpleaños.

— Dime al menos que lo pensarás y que no te tardarás demasiado en hacerlo para darme tu decisión.



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En el texto hay: fantasia, angeles, promesas

Editado: 10.02.2022

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