Las Promesas Que Te Hice

DOS PRIMAVERAS DISTINTAS, UN MISMO DOLOR

 

En la vendimia del 2016, La Vallée de L'aube dans les Nauges (el valle del Amanecer en Las Nubes) se había inaugurado oficialmente para todo el público, y sin duda alguna fue el acontecimiento más esperado de toda la región, y más allá de la misma.

Sí bien en los valles vitícolas era muy habitual encontrar un Château, y quiénes conocían los viñedos de los alrededores, sabían de decenas de ellos, definitivamente ninguno se asemejaba al castillo del valle del Amanecer en Las Nubes.

Castillos como ese solo podían observarse en antiguos valles con arraigos de épocas medievales con cientos de años de tradición, por lo que sin duda alguna los visitantes se veían realmente inmersos en la fascinación y el encanto visual qué provocaba el imponente castillo del Valle del Amanecer en Las Nubes.

Para que las personas pudieran participar de la vendimia, las reglas seguían siendo las mismas de siempre, no obstante para acceder a los predios del Château y sus alrededores, fue necesario conformar pequeños grupos acompañados por un par de guías, por lo cual el joven Siegfried había asignado a dos personas para dicha labor. Guías que conocían la vieja hacienda desde hacía años al igual que toda la historia de la misma. Los distintos procesos posteriores a la vendimia. Desde la selección de las uvas hasta los embotellados y empaquetados para la distribución de los vinos de cómo categoría exclusiva.

Desde luego, ciertos accesos al castillo estarían restringidos para las personas como el jardín y la fuente de agua al igual que los espacios particulares de la familia Willemberg.

Los accesos habilitados para todos los visitantes correspondían al museo que conectaba de los viñedos que conectaba con el pasillo a las bodegas. También las escaleras en forma de espiral de ambas torres qué conducían al acceso paralelo a las mismas y a las terrazas del Castillo desde dónde se podían observar no solo el extenso Valle del Amanecer y de Las Nubes, y el hermoso y tan mencionado jardín con fuente de agua rodeado de verde qué emulaba un frondoso bosquecillo de álamos, sino también los lejanos panoramas de otros viñedos que parecían encontrarse con el cielo infinito.

— Mira, abuelo. Observa a toda la gente entusiasmada y feliz por participar de la vendimia y dar un recorrido por el Château. Todos nuestros proyectos han sido muy exitosos en verdad. Hemos tenido grandiosas vendimias, pero ninguna cómo está —dijo el joven Siegfried colocando ambas manos sobre los hombros de su abuelo—

El señor Klaus Willemberg yacía sentado sobre una reposera en el espacioso balcón de su habitación.

— Lo estoy viendo, nieto querido. Finalmente puedo ser testigo de este gran sueño que se te ha hecho realidad.

— Pues todo esto fue gracias a ti, abuelo. Si tú no me hubieses apoyado, probablemente no habría logrado nada de esto.

— Tú has enaltecido nuestros viñedos, mi querido Jan Siegfried. Los has convertido en los más importantes de toda la región. ¡De toda Francia! Me atrevo a decir.

— Muy probablemente, abuelo nuestros viñedos ya forman parte de los más importantes de toda Francia, sin embargo de no ser así aún, no me quedan dudas de que lo serán, y cuando eso suceda a este lugar ya solo le hará falta la reina de todas las flores del hermoso jardín de Las Nubes. Te la he enseñado en fotos y videos, abuelo, pero ya verás que en persona mi ángel es aún mucho más maravilloso.

El abuelo Klaus no emitió más palabras. En el corto trayecto que le quedaba de vida, había intentado de mil maneras hacerle entender a su nieto de qué no estaría a su lado para siempre. Incluso había luchado contra las pocas fuerzas que albergaba únicamente para consentirlo por última vez llegando a la vendimia y a la inauguración del Château del Valle del Amanecer en Las Nubes, pero su camino no trascendería a más de eso. Él ya no estaría en todos esos momentos en los que su nieto Siegfried pretendía tenerlo aun a su lado.

Desde luego ya no tenía pensado decírselo, y todo lo que hizo fue tomar una mano de su nieto y sentir la inmensa felicidad del mismo y a la vez ese orgullo de haber hecho de su muchacho un hombre trabajador, hecho y derecho qué continuaría dando lo mejor de él para mantener los prósperos viñedos. Quizás dejaría el mundo sin ser testigo de la felicidad absoluta de su nieto junto a aquella maravillosa criatura de la que tanto habló siempre, sin embargo los vería desde el cielo y abogaría por una vida plena de dicha para ambos.

Los meses transcurrieron y todo parecía haberse acomodado lentamente en su sitio, casi sin siquiera notarlo. Peter Willemberg pudo tener finalmente aquella largamente postergada conversación con su hijo Gustav Dreymon.

Con aquel acercamiento pudo conocer a la esposa y a los hijos del mismo, y pese a que todo aquello se sintió muy raro para el señor Peter, encarar aquella realidad le había hecho mucho bien a su corazón y le había otorgado mucha paz en todos los aspectos y entornos de su vida.

Para su fortuna y tranquilidad, no hubo inconvenientes con su adorada esposa Esther. Si bien en un principio la mujer se había sentido reacia en aceptar aquel pasado de su esposo, acabó comprendiendo que no había razón alguna para oponerse a cosas, y que nada ni nadie jamás podría corromper la familia que ella y su esposo habían creado junto con su adorado hijo Jan Siegfried.

Gracias a la conciliación de Peter Willemberg con Gustav Dreymon, el abuelo Klaus Willemberg tuvo la plena libertad de conocer a sus bisnietos, y verlos corretear por todos los Valles del Amanecer en Las Nubes.

En cuanto al joven Siegfried, no expresó siquiera la mínima objeción sobre dicho buenos relacionamientos. Dios le había otorgado en aquella vida mucho más de lo que merecía, por lo que no se sentía con derecho alguno de desaprobar la manera en la que fue acomodando sus designios.

Para él aún quedaba un largo trecho, sin embargo el camino se avizoraba ligeramente despejado para poder llegar a su destino.



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En el texto hay: fantasia, angeles, promesas

Editado: 10.02.2022

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