El sol en esta época del año era algo realmente preocupante y no me malinterpreten. Era una persona que de verdad amaba el verano y lo que este representaba.
Calor, piscina, chicas en bikini, largas noches junto amigos y excursiones a los mejores parques acuáticos que podían existir.
Sin embargo desde la fiesta de graduación mí vida había perdido todo tipo de significado desde que ella se había ido y no me había dejado más que una carta.
Una insípida y estúpida carta en la que ella declaraba con mucho pesar sus sentimientos hacia mí.
Y eso no era lo peor. Desde ese días las cosas con Raven no hicieron más que en ir en picada cuando le dije que no iría de vacaciones junto a ella, porque preferiría quedarme aquí.
Obviamente no le di la razón por la que hacía eso ya que de haberlo hecho posiblemente habría terminado con su mano estampada en mí rostro.
La verdad es que me había quedado aquí porque albergaba la esperanza de que Hanna regresase y pudiésemos enmendar todos nuestros errores.
Aunque no creía que eso fuese posible así que me dedicaba gran parte de mis días previos a la universidad, vegetando en mí sofá, esperando que algo bueno sucediera.
Lamentablemente los días pasaban sin pena y sin gloria o eso pensaba yo, hasta ese día en que el timbre sonó despertándome de la cuarta siesta que estaba tomando.
-Ya voy- dije medio dormido aún pateando las cosas que me encontraba en el camino.
Recorrí el resto del camino de la misma manera, manteniendo el mismo entusiasmo por la vida que en la última semana.
Abrí la puerta y ahí frente a mí había una caja de cartón con un mensaje escrito en una letra que reconocía de memoria.
Mí corazón comenzó a latir con fuerza cuando me di cuenta de lo que ese pequeño paquete podía llegar a significar.
Repase con mis dedos palabra por palabra intentando comprender que es lo que podría llegar a encontrar dentro de eso.
"Todas las razones por las cuales decidí dejarte"
Eso es lo que decía aquel pedazo de papel.
Y de repente sentí la necesidad de volver a mí sofá, abrir esa caja y comenzar a leer aquello, carta por carta, aunque eso me rompiese el corazón.