Novela biográfica
Por: Pepe el aprendiz
Cuéntame de mí, para verme desde tus ojos
Abrazar la dualidad del amor y aceptar tanto su belleza como su complejidad, incluso en los momentos más oscuros, hay una chispa de esperanza y renacimiento.
Índice:
Introducción:
Hola, mi nombre lo descubrirás en el transitar por esta lectura. Nací en el seno de una familia humilde, donde el trabajo duro y la tierra fértil eran el sustento de nuestra existencia. Soy negro, amo mis raíces africanas, mido 175 mts de estatura. Desde siempre me ha fascinado el arte y la tecnología, y cómo pueden transformar nuestras vidas. Soy un apasionado por la belleza femenil, en mi tiempo libre, disfruto bailar y compartir saberes. También soy un ávido lector, con un interés particular en la literatura erótica, la historia y el romance.
Desde muy niño mis ojos, chispeantes de curiosidad, presagiaban un destino que se elevaría por encima de las montañas que me cobijaban. Mi madre, pilar de fortaleza, me inculcó que la verdadera riqueza no se contabiliza en monedas, sino en los momentos vividos y la salud que nos acompaña. Por cosas del destino mi vida cambio de la paz del campo, al bullicio de la ciudad, con sus altos edificios y calles llenas de gente, fue como llegar a un mundo completamente nuevo para mí.
Desde muy temprana edad tuve que asumir responsabilidades de adulto. Mientras mis amigos disfrutaban de su juventud, tuve que trabajaba arduamente para sostener una familia que conforme muy temprano, y que atesore con toda mi alma. A lo largo de los años, conocí varios amores, cada uno dejando una huella en mi corazón, como flores que florecen y se marchitan en un jardín.
A pesar de las experiencias y los momentos compartidos, me encontré solo al final de cada día, acompañado únicamente por mi soledad. Esta soledad, sin embargo, no era un vacío, sino un espacio de reflexión y crecimiento personal. Decidí que era momento de retomar mi vida, de redescubrirme y de cultivar mi propio jardín interior. Como inicio de ese surgir quise escribir esta historia sobre mí, como evidencia de mi caminar por estas tierras.
En el año 2011, mis pasos se adentraron en un sendero inexplorado, un camino que prometía nuevos horizontes y desafíos. Había superado etapas, dejando atrás los escombros de una relación que alguna vez creí eterna. El amor, ese misterio insondable, me había llevado al abismo y, sin embargo, también me ofrecía la posibilidad de renacer.
La soledad, como una fiel compañera, se mantuvo junto a mí durante casi dos años. Las noches se volvieron cómplices de mis pensamientos, y las estrellas, testigos silenciosos de mis anhelos. ¿Cómo olvidar aquel amor que creí perduraría toda una vida? Las promesas, los sueños compartidos, los momentos de complicidad… Todo se desvaneció como un castillo de naipes, y yo quedé solo, enfrentando la oscuridad.
Pero la vida, en su inescrutable sabiduría, me tendió la mano. Me mostró que los finales también son comienzos, que las heridas pueden cicatrizar y dar paso a nuevas historias. Y así, en medio de la incertidumbre, conocí a mujeres que desafiaron mi corazón y avivaron mi espíritu aventurero a surgir de nuevo como el fénix.
Sinopsis.
En un tiempo de mi vida donde viví el amor en diferentes formas, con hermosas mujeres que florecieron como rosas en el jardín de mi vida, pero con el tiempo se marchitaron. Hoy a lo largo de los años me gusta pasar las tardes en mi jardín, rodeado de las rosas que he plantado, ya que cada una de ellas tiene un significado especial para mí, porque me recuerda a una musa que amé y que me dejó una huella indeleble en el corazón. Historias que quiero contarles antes del ocaso de mi existencia, antes de que mi corazón se marchite como las rosas al desprenderlas de su tallo, quiero inmortalizar estos recuerdos más allá de mi pensamiento.
Una de ellas tenía ojos hermosos, como dos luceros que iluminaban mi mundo. Su sonrisa coquetona era un enigma que me invitaba a descifrarlo todo. La enigmática enfermera, que alboroto mi corazón. La morena que llego de la nada y casi borra mi mala fortuna con las mujeres de color. Otra, de cabellos crespos y labios generosos, poseía en su mirada intensa que atravesaba mi alma. Y luego estaba ella, la pecosa hermosa, cuyas pecas parecían constelaciones en su piel. Su sola presencia transformaba mi caos en calma, y mi calma en un torbellino de emociones.