LAS ROSAS EN MI JARDIN

Las rosas en mi jardín

Amor, desamor y deseo. 

Cuéntame de mi, para verme desde tu ojos   

Introducion:

En el año 2011, mis pasos se adentraron en un sendero inexplorado, un camino que prometía nuevos horizontes y desafíos. Había superado etapas, dejando atrás los escombros de una relación que alguna vez creí eterna. El amor, ese misterio insondable, me había llevado al abismo y, sin embargo, también me ofrecía la posibilidad de renacer.

La soledad, como una fiel compañera, me acompañó durante casi dos años. Las noches se volvieron cómplices de mis pensamientos, y las estrellas, testigos silenciosos de mis anhelos. ¿Cómo olvidar aquel amor que creí perduraría toda una vida? Las promesas, los sueños compartidos, los momentos de complicidad… Todo se desvaneció como un castillo de naipes, y yo quedé solo, enfrentando la oscuridad.

Pero la vida, en su inescrutable sabiduría, me tendió la mano. Me mostró que los finales también son comienzos, que las heridas pueden cicatrizar y dar paso a nuevas historias. Y así, en medio de la incertidumbre, conocí a mujeres que desafiaron mi corazón y avivaron mi espíritu.

Una de ellas tenía ojos hermosos, como dos luceros que iluminaban mi mundo. Su sonrisa coquetona era un enigma que me invitaba a descifrarlo. La otra, de cabellos crespos y labios generosos, poseía una mirada intensa que atravesaba mi alma. Y luego estaba ella, la pecosa hermosa, cuyas pecas parecían constelaciones en su piel. Su sola presencia transformaba mi caos en calma, y mi calma en un torbellino de emociones.

Así, entre encuentros y desencuentros, entre risas y suspiros, mi corazón se debatía entre la razón y la pasión. ¿Quién sería la musa de mi próximo capítulo? ¿Cuál de ellas escribiría su nombre en las páginas de mi destino? Solo el tiempo lo diría, mientras yo seguía navegando por las aguas inciertas del amor.

Y así, querido lector, comienza nuestra historia. Una historia de segundas oportunidades, de corazones que sanan y vuelven a latir. Una historia de encuentros y despedidas, de besos robados y promesas susurradas al viento. Porque en el año 2011, yo aprendí que el amor es un viaje sin mapas ni coordenadas, pero siempre vale la pena emprenderlo.

Bienvenido a este libro de emociones, donde las palabras se entrelazan como hilos invisibles, tejiendo una trama que nos llevará a lugares insospechados. ¿Estás listo para sumergirte en esta aventura? Entonces, sigue leyendo y descubre lo que el destino tiene reservado para nosotros. 📖❤️

Sinopsis.

En un tiempo de mi vida donde viví el amor en diferentes formas con 6 hermosas mujeres que fueron como rosas que florecieron en el jardín de mi vida pero con el tiempo se marchitaron. Hoy a lo largo de los años me gusta pasar las tardes en mi jardín, rodeado de las rosas que he plantado ya que cada una de ellas tiene un significado especial para mí, porque me recuerda a una mujer que amé y que me dejó una huella ideleble en el corazón. Seis rosas, seis amores, seis historias que quiero contarles antes de que se marchiten como las                     flores

Esta es mi novela, la novela de mi vida.

Rosa roja: Hanna, La pasión y el amor de mi juventud

La conocí en las calles de mi barrio, cuando teníamos quince años. Era la chica más bonita y popular del sector, y yo era el chico más tímido, torpe y poco agraciado. Solía admirarla al pasar y comentaba a mis amigos sobre su belleza, encanto y como soñaba un día poder llevarla de la mano por estas calles y que todos me vieran caminar junto a esa hermosa mujer. Mis amigos burlaban de mi por pretener un amujer que parecia inalcansable para mi, me aconsejaban que ella para mi solo podría ser un sueño, que mejor mirara hacia otro lado y buscara algo mas de mi alcance. Un día, por casualidad, se sento junto ami en el andén afuera de la tienda del barrio y de la nada empezamos a hablar. Me sorprendió lo simpática y divertida que era, y lo mucho que teníamos en común. Me hizo reír con sus ocurrencias, y me miró con sus ojos cafés que me hipnotizaron. Desde ese momento, me enamoré perdidamente de ella.

Al principio, pensé que no tenía ninguna oportunidad con ella, que era demasiado buena para mí. Pero ella me demostró lo contrario. Me invitó a que me juntara con ella y sus amigos en la esquina de la cuadra donde cada día se reunían para charlar y practicar algunos pasos de baile pensado en las minitecas de fin de semana. En estos tiempos de 1998 y 2001 aún no llegaba la tecnología del celular y tener una computadora era muy difícil. Éramos fans de las cartas a mano con los mejores dobles y quemadas al borde, se regalaba esquelas y los amigos se convierten en mensajeros cupido, para enviar cumplidos e invitaciones a esa chica que te gustaba.  Salí con ella y sus amigos. Me los presentó a todos y me contaron sus actividades en estas reuniones. Desde ahí no dejé de frecuentar este parche, varias veces  a la semana podía verle bailar mientras sonreía, me convertí en un romántico soñador, le dedicaba canciones, le enviaba cartas y no faltaba una buena esquelas con un poema bien bonito sobre lo mucho que la soñaba despierto y anhelaba ser su novio, su amor su compañero.   Le regale una rosa roja por San Valentín, y después de que me rechazó tantas veces, que mis amigos me aconsejaban olvidarla y renunciar a ese amor que sentía, nos sentamos en un banco, bajo la luz de la luna, al lado de la puerta de doña Maria, y nos miramos a los ojos. Sentí su mano tomar la mía, y su sonrisa me derritió el corazón. se acercó lentamente, y yo hice lo mismo, hasta que nuestros labios se rozaron suavemente. Fue un beso tierno y dulce, lleno de emoción y ternura. Sentí una chispa recorrer todo mi cuerpo, y supe que estaba enamorado de ella. Mis amigos no podían entender cómo estaba haciendo realidad ese sueño de amor.  Fue un beso tierno y dulce, lleno de emoción y ternura. Sentí una chispa recorrer todo mi cuerpo, y supe que estaba enamorado de ella. Nos separamos un poco, y nos sonreímos con complicidad. Nos abrazamos, y sentí su calor y su aroma. Le dije que la quería, y ella me dijo lo mismo. Nos besamos de nuevo, esta vez con más pasión y deseo. Fue el inicio de una hermosa historia de amor.