Las rosas saben a sangre.

Primer pétalo.

Fue alrededor de la media noche. Con el aire frio y la oscuridad del cielo. Deslumbradas con el baño de la luna aquellas bellas rosas que Catalina había traído parecían resplandecer cual rubíes. Su dulce aroma se había apoderado del pequeño espacio en que se encontraban y, siempre que pasaba a su lado la brisa de la ventana frente a ellas me llevaba su aroma como si de un hechizo se tratase; era refrescante, vigorizante, un respiro lleno de amor y pasión, igual que su intenso color rojo.

Aún recuerdo que, el día en que Catalina las trajo dijo que su color le recordaba a la sangre, igual de roja y deslumbrante, como una herida recién abierta.

Pero lo único que pensé es que la sangre era mucho más bella que el color de las rosas.



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En el texto hay: rosas

Editado: 25.07.2018

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