Las Ruinas de Cassandrea

Cap. 02 Jason & Lyra

 

El primer año de matrimonio de esta explosiva parejita casi termina en desastre. Después de la inesperada noticia del embarazo de Lyra, todo era felicidad y en cuanto ella regresó de la escuela la familia se desvivía por atenderla y consentirla, Jason no podía estar más feliz y tanto Annie como Miles vieron finalizada la maldición de los Campbell en el sentido de que ninguno podía ser feliz y sus vidas terminaban trágicamente.

Jason había aceptado de nuevo un cargo fijo en el Hospital para gran alegría de Silver y de Abi y gran consternación de los estudiantes que ingresaban ese año, ya que, si bien estaban al tanto de que aquel individuo era una eminencia, también lo estaban en el de que era uno de los sujetos más peligrosos del mundo, y siendo que había retornado con el cargo de jefe de los pasantes, en opinión de los mismos estaba plenamente justificado su terror.

Jason dividía su tiempo entre su trabajo en el Hospital, las eventuales reuniones en el Departamento de Aurores cuando surgía algún asunto relacionado con Jensy y compañía, y los estudios que Lyra seguía en casa.

Lyra por su parte, aunque se aplicaba mucho con los deberes que Jason le dejaba mientras él estaba fuera, también le quedaba tiempo para visitar a sus padres y como éstos casi siempre estaban en el ministerio, se hizo una asidua visitante del mismo. Los jóvenes Aurores fueron debidamente advertidos que no debían ni siquiera acercarse a la jovencísima señora Prewet, porque ello les supondría poner en serio peligro sus respectivas cabezas, y en cualquier caso, en cuanto el embarazo de Lyra había comenzado a notarse, eso disuadió a los más osados al menos de momento.

Sin embargo, la primera visita que Lyra había hecho al ministerio, casi terminó en tragedia, porque se encontró con Andrew Bradley. Aunque el chico ya sabía que Lyra se había casado con Jason, porque era algo del dominio público, no pudo controlar los violentos latidos de su corazón al verla. El pobre individuo pensaba que estaba mucho más linda que antes y que Jason Prewet era un desgraciado con excesiva suerte.

No obstante, Andrew se portó con la mayor corrección, pero no había manera de disimular la admiración de su mirada y fue justamente eso lo que vio Jason cuando llegó a buscar a Lyra.

  • ¡Bradley!

La exclamación sonó como un latigazo en la sala, y más que un nombre parecía un insulto. Todas las cabezas se volvieron y al ver avanzar a aquel hombre cuya actitud gritaba que haría pedazos al pobre Andrew, un Auror que estaba en el departamento llevando unos pergaminos, tuvo el suficiente sentido común como para enviar un urgente mensaje a sus jefes, lo que sin duda evitó que aquel fuese el último día de vida de Andrew.

  • ¡Aléjate de mi mujer, ahora!  --  le gritó Jason antes de llegar hasta ellos

Y aunque Andrew recordaba perfectamente lo sucedido en una ocasión anterior, no reaccionó con la suficiente velocidad y cuando Jason llegó, lo asió por la chaqueta y lo lanzó sin ningún miramiento sobre uno de los escritorios.

  • ¡Jey!  --  exclamó Lyra, pero fue olímpicamente ignorada
  • Te dije una vez…
  • ¡Jason!

Bill venía corriendo por el pasillo junto con Joseph y sujetaron a Jason. Dos chicas del departamento ayudaron a Andrew que se excusó apresuradamente con Lyra, aunque él no había hecho nada mal y se marchó. Aquella noche y como era de esperarse, Lyra estaba furiosa con Jason y no lo dejó entrar a la habitación. Él no habría tenido mayores problemas para entrar de igual modo, pero en consideración al embarazo de Lyra prefirió no alterarla. Pasó una pésima noche y la mañana no había comenzado mejor, porque Annie le había dicho que había encontrado a Lyra llorando.

A pesar de que ya era normal que Lyra tuviese violentos cambios de humor que parecían haberse agravado durante el embarazo, y que él se tomaba con la mayor de las paciencias, en esta ocasión sabía que era el directamente responsable, por lo que se sintió miserable y se dedicó a pedir disculpas en todos los tonos y de todas las formas imaginables.

Pero tal y como había dicho Albus en una ocasión, la vida de aquella parejita sería lo más parecido a estar sentados sobre un barril de pólvora y jugando neciamente con unos cerillos, porque cuando no era el uno, era la otra.

En una oportunidad que Lyra fue por Jason al hospital, tuvo un desagradable encontronazo con una estúpida mujer que había tenido la pésima idea de poner sus ojos sobre el guapísimo sanador. Desde que Jason había contraído matrimonio, había recuperado de forma sorprendente su espectacular sonrisa, algo que unido al atractivo que nunca había perdido, causaba estragos en la población femenina ya fuesen compañeras de trabajo, estudiantes o pacientes. Y fue precisamente una de las últimas la que ocasionó el problema.

El día que Lyra había decidido darle la sorpresa a Jason y fue a buscarlo, se encontró con que él despedía a la susodicha, y aunque era evidente que hacía lo posible por desembarazarse de la mujer, ésta parecía decidida a no dejarlo, porque sujetaba su brazo como si quisiera llevárselo a casa, aunque con toda seguridad no solo el brazo, sino todo el conjunto. La lobita nunca se había caracterizado por su paciencia, de modo que solucionó el asunto de forma rápida y expedita apuntando a la mujer y lanzándola varios metros más allá de su sorprendido marido, y de los aun más sorprendidos pacientes que esperaban paras ser atendidos.




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